MÚSICA

La radio madrileña en la que reinan Chavela Vargas, Celia Cruz o Yma Sumac: el aquelarre cultural de Gladys Palmera

Casa de América dedica su última exposición a Alejandra Fierro Eleta, la mecenas que ha colocado en el lugar que merecen a numerosas artistas latinas

Yolanda Montes 'Tongolele', en portada de 'Vea' (1947).

Yolanda Montes 'Tongolele', en portada de 'Vea' (1947). / COLECCIÓN GLADYS PALMERA

Madrid
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Sin Lupe Vélez, Rita Montaner, Angela Bofill, Violeta Parra, Mercedes Sosa y Chavela Vargas, el mundo hubiera sido bien distinto. Cambiaron las reglas del juego, dando a la mujer latina un lugar hasta entonces arrebatado. Tenían un rol, un mensaje. Se plantaron y, pese a todo, que no fue poco, resistieron. Un terremoto cultural que no hubiera sido posible sin Gladys Palmera: Alejandra Fierro Eleta les dio un altavoz, la oportunidad que nunca tuvieron. A través de su emisora online, esta comunicadora española-panameña se encargó de difundir su folclore. Y, paso a paso, incansable, las colocó en el disparadero. Casa de América le rinde homenaje a través de Latina, una exposición que reúne 500 piezas de su colección particular. Aunque, bueno, lo importante es lo que simbolizan.

“Es un tributo a las mujeres que marcaron la música y el espectáculo, muchas de ellas injustamente olvidadas. Es un espacio donde los carteles no sólo decoran, cuentan historias; donde los vinilos no son objetos, sino viajes en el tiempo. Cada disco lleva consigo una vida, una emoción, un momento eterno”, explica Fierro. Se muestran fotografías, álbumes y vestuarios que revelan cómo su trabajo ha sido clave para la preservación y visibilización de la música popular latina, posicionándola como una figura de referencia mundial.

En la muestra, que estará abierta al público hasta el 5 de julio, puede verse desde una falda de Josephine Baker hasta un vestido de Celia Cruz, pasando por un puñado de imágenes que ponen en valor el papel de estas artistas. “En una época donde las identidades están en el centro de los debates culturales, este proyecto nos permite celebrar la diversidad desde la fusión de estilos, que no deja de ser el resultado de los innumerables procesos migratorios que han tenido lugar a lo largo del tiempo. Los ritmos tropicales de hoy son el resultado de un intenso proceso de intercambio entre personas de diversos orígenes”, relata Andrea Pacheco, una de las comisarias junto a Tommy Meini. Asimismo, está previsto un ciclo con talleres y actividades.

“Poner a las mujeres en el centro de esta industria, dominada por hombres durante el siglo XX, nos permite comprender que en la historia cultural contemporánea han ocupado un rol fundamental que se expresa a través del arte. Es cierto que se construyeron estereotipos sobre ellas, pero hay una fuerza cultural femenina que prevalece e impregna el presente de forma fascinante”, añade Meini. Durante el recorrido, se profundizará en su imagen pública, planteando discusiones sobre el liderazgo y el empoderamiento que protagonizaron.

Romper barreras

¿Cómo lo lograron? Pacheco da en la tecla: “Como en otros ámbitos. Desgraciadamente, este sector no ha sido una excepción en términos de dominación masculina. Y ellas abrieron caminos, inspiraron carreras. No sólo las más célebres, hay artistas anónimas para el gran público cuyo trabajo ha contribuido a romper barreras”. Su legado sigue vigente. Tanto es así que, en la exposición, es posible identificar referencias de gran actualidad. No sólo en lo estético, también en lo literario. El discurso que pronunciaron décadas atrás hoy ha cimentado la revolución que las nuevas generaciones están disputando. “Si no hubiesen existido, habrían emergido otras. Los fenómenos culturales son imparables”, sostiene Meini.

Y ahí Gladys Palmera ha jugado un papel esencial. Primero, como mujer de radio. Y, segundo, en materia de conversación. “Siempre ha defendido la música independiente. Por su emisora han pasado cientos de mujeres reconocidas que no lo eran en aquella época”, concluyen los comisarios. Antes un último matiz: “Su archivo es parte del patrimonio documental de lo latino, lo afro y lo caribeño. Tenerlo y enseñarlo, compartirlo y no sólo observarlo, es un deber para abrir debates sobre nuestra sociedad, mirar errores del pasado e intentar no repetirlos”.