Novedad en el Cómic Barcelona
Del No-Do a la puerta de la perrera de Franco, un viaje en cómic 'noir' por la España de la dictadura
Teresa Valero presenta el segundo título de la trilogía 'Contrapaso', un fresco monumental de la sociedad franquista que indaga en la censura, el cine, la prensa y las corruptelas de los que se lucraban bajo el paraguas del régimen
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Teresa Valero, en Barcelona, presentando 'Contrapaso 2'. / Macarena Pérez


Anna Abella
Anna AbellaPeriodista cultural
En esta casa desde 1990. Periodista cultural. Buceando en el mundo de los libros desde 2005.
Teresa Valero escuchó a su suegro, el padre del también dibujante y guionista Juan Díaz Canales (‘Blacksad’, el nuevo Corto Maltés…), recordar cómo de niño malvivió con su familia en unas cuevas en las afueras del Madrid de los años 50. Tuvieron ‘suerte’: tenían una bonita puerta destinada a las perreras de Franco que no llegó a utilizarse. "Es una imagen brutal: una puerta que no se consideró digna para los animales del dictador significaba para unos emigrantes pobres la privacidad de su cueva. Una cueva que se hundió con unas lluvias y por suerte no les pilló dentro", relata la autora. "Se la dieron al padre de mi suegro en el almacén de materiales de construcción donde le empleó el empresario José Banús, que construyó las carreteras de acceso al Valle de los Caídos con el trabajo forzado de presos de la Guerra Civil. Le había conocido en la guerra y le escribió pidiéndole una portería, que entonces implicaba casa y trabajo para toda la vida (no se la dio)".
Esa simbólica puerta de perrera, las casas-cueva, los emigrantes llegados del campo a las ciudades en busca de una vida mejor, los que se enriquecieron bajo el paraguas del régimen, como Banús, protagonista de pelotazos urbanísticos, o Pilar Franco, "la hermanísima del dictador, que logró un impresionante poderío inmobiliario", son solo una parte de la España franquista de los 50 que retrata al detalle Valero (Madrid, 1969) en el que se revela como uno de los cómics del año, ‘Contrapaso 2. Mayores, con reparos’ (Norma).

Viñetas de 'Contrapaso 2'. / Teresa Valero
Omnipresente censura
Es la segunda entrega de su trilogía, donde el trasfondo ‘noir’ de un asesino en serie está al servicio de un monumental fresco de la sociedad en dictadura, "con los temas tan duros que afectaron a nuestros padres y abuelos, cuyas heridas aún siguen abiertas", recalca. Repleto de guiños y niveles de lectura, su documentado y privilegiado pincel ilumina las oscuridades del No-Do, el estraperlo, la pederastia o la temida brigada político-social y pone el foco sobre la omnipresente censura. Censura en la prensa, que controló a "épicos" periodistas como César Lucas y a la vez alimentó su "ingenio, imaginación e ironía" para burlarla. "Me contó cuánto podían acercarse al caudillo o que tenían un compromiso moral de combatir la censura con los medios que tenían".

Viñetas de 'Contrapaso 2'. / Teresa Valero
Muchos cineastas durante el franquismo coinciden en lo absurda, arbitraria, y muy cutre, que era la censura
Y la censura en el cine, con los esfuerzos de genios del celuloide como Buñuel o Berlanga. "Intentaban hacer un cine que hiciera pensar, comprometido pero esquivando la censura". Aunque no siempre se conseguía. Léanse casos como el famoso de ‘Mogambo’, que Valero recuerda en la trama. "Para no mostrar una infidelidad la convirtieron en incesto -ríe-. Todos con los que hablé, como [Fernando] Méndez-Leite o Adolfo Marsillach, coinciden en lo absurda, arbitraria, y muy cutre, que era la censura. Por eso los cineastas reivindicaban unas reglas claras, para saber a qué atenerse y no depender del censor de turno. A ‘El inquilino’, de José Antonio Nieves Conde, sobre una familia a la que desahucian, le cambiaron el final porque, dijeron, era demasiado triste".
"El cine era a la vez un arma enorme de propaganda y de resistencia social. El cine, como las canciones, las revistas, el toreo, el fútbol… eran el entretenimiento que hacía soñar a la gente con tener un futuro mejor y salir de la pobreza -explica-. A la vez que lavaba la cara del régimen, el No-Do le decía a la gente cómo debía pensar. Las niñas soñaban con ser actrices y los niños, toreros o futbolistas".
Los hombres tenían la sensación de que si las mujeres se quedaban en casa tenían la vida regalada, no se daban cuenta de que les cortaban todas las aspiraciones desde niñas

Página de 'Contrapaso 2'. / Teresa Valero
Retoma Valero a los protagonistas de ‘Contrapaso 1’: Sanz, veterano periodista de sucesos y desencantado falangista, a su joven colega León Lenoir, hijo de comunista muerto en la guerra criado por su tío, estricto militar franquista, y la hija mayor de este, Paloma, rebelde dibujante e ilustradora en el machista mundo de la época. Y a una secundaria increíble pero real, la hija de un forense, que con 13 años iba con su padre a levantar cadáveres, y que aún hoy ejerce. Mujeres independientes que no se conforman con el rol de esposas y madres que les marcaba el franquismo, como Joana Biarnés, fotoperiodista de deportes, que hace un cameo. "A ella y a la forense, las apoyaron sus padres, de quienes aprendieron la profesión. Biarnés tuvo que oír cosas de sus colegas como ‘vete a casa a fregar’. ‘nos quieres quitar el trabajo’… Los hombres tenían la sensación de que si las mujeres se quedaban en casa tenían la vida regalada, no se daban cuenta de que les cortaban todas las aspiraciones desde niñas".

Página de 'Contrapaso 2'. / Teresa Valero
Como inmortalizó Berlanga en ‘Bienvenido, Mister Marshall’, aparece el desembarco de cineastas y estrellas de Hollywood y de soldados y hombres de negocios estadounidenses en viñetas memorables como las de la glamurosa fiesta del Hotel Castellana Hilton, donde Valero identifica a todos los estratos de la sociedad franquista, en un baile de contrastes que habita todo el cómic, entre el glamur de los poderoros y ricos y el hambre, miseria y supervivencia del resto. "El mundo sigue igual de mal repartido. Las familias del franquismo siguen teniendo poder. Estamos en un periodo de regresión de los derechos sociales y lo solidario. No entiendo el discurso que se impone de ‘por qué tengo yo que pagar con mis impuestos la sanidad o la educación, que cada uno se pague lo suyo’. ¿No piensan que un día el cáncer les puede tocar a ellos? Falta empatía. Hay que cambiar ese pensamiento ultraliberal en los jóvenes", apela.
La guionista de ‘Gentlemind’ y ‘Curiosity Shop’ (reunida ahora en un integral) también lamenta la fobia al inmigrante. "Gente que votó a Trump está ahora desesperada porque deportan a su familia o amigos y ven que no es justo. Gente que dice que los inmigrantes son sucios y malos. Todos son gente desesperada y hambrienta que busca prosperar. Tú no eliges en qué lugar del mundo naces".
El mundo sigue igual de mal repartido. Hoy estamos en un periodo de regresión de los derechos sociales y lo solidario
Para el tercer volumen de ‘Contrapaso’ quedará "conocer al asesino y porqué lleva 17 años matando, y ver a los personajes entrar en democracia y cómo la vida les ha pasado por encima".
Vivir en dictadura
Ante recientes encuestas entre los jóvenes, que revelan que a más de la mitad de los británicos y a una cuarta parte de los españoles no les importaría vivir en una dictadura, Valero les avisa de "lo fácil que es perder cosas que tanto ha costado conseguir" y cree que "deberían preguntarse cómo se imaginan que serían sus vidas en dictadura y saber realmente cómo se vive en una". "Hoy se vive según las emociones y cuando llega un iluminado le creen. ¿Cómo pueden pensar que viene un ángel maravilloso o un mesías a gobernarte y que te resolverá todos los problemas?".

'Contrapaso 2. Mayores, con reparos'
Teresa Valero
Norma Editorial
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