Gira antológica
Rosario transforma un viejo dolor en celebración en el Auditori del Fòrum
La cantante se llevó por delante la sala fundiendo sus acentos ‘gypsy-funky’ y rumberos, y evocando a sus padres y a su hermano Antonio, en el concierto de la gira ‘Universo de ley’, acogido por el festival Guitar BCN

Concierto de Rosario en Barcelona para presentar en directo su nuevo disco, Universo de Ley / FERRAN NADEU

El paso de los años no ha jugado en contra de Rosario: las fusiones sonoras enraizadas en el sur mandan y ella puede alzarse como la gran heredera de una estirpe que sigue muy viva en el imaginario colectivo, la que une los apellidos González y Flores. Esta gira antológica, ‘Universo de ley’, invoca un álbum importante, aquel ‘De ley’ (1992), que trazó el camino de su método ‘gypsy-funky’, poniendo una pizca de soul al arte gitano.
De ese disco partió ella, este viernes en el Auditori del Fòrum (festival Guitar BCN), en un concierto rico en relieves, porque lo suyo no es lineal y funde sensualidad y mística, poesía y algarabía. Destacaron, de entrada, aquellas canciones que un día le brindó su hermano Antonio, de ‘Mi gato’, con su recital de onomatopeyas, a la tenue ‘Sabor, sabor’. Y la crucial ‘De ley’, esta con la firma de Manolo Tena.
Rosario, vestida de corto, piernas en danza, sin parar de ir de una parte a otra del escenario, dominando el cuadro. Voz en estado de revista, con su tesitura carnosa. Cantaba en casa, podríamos decir. “Mi tierra bonita, la tierra de mi padre”, celebró en atención a don Antonio González, El Pescaílla. “Están mis primos por aquí”, advirtió mirando a la platea. Al “rey de la rumba” lo invocó en ‘Al son del tambor’, con sus citas a Gràcia y el ventilador.
Pero ella, con 33 años de carrera a cuestas, no depende de un único álbum y ahí estuvieron ‘Siento’, con la arrebatada entrada vocal de Chonchi Heredia (a quien pudimos ver en la última gira de Estopa), y ‘Cómo quieres que te quiera’ (a dúo enlatado con Sebastián Yatra). Electricidad rockera en ‘Mucho por vivir’ y acentos ‘funky’ en ‘Estoy aquí’. Y esa composición propia, ‘¡Qué bonito!’, escrita en un momento de desgarro. “Cuando mi hermano se fue”.
Amplia tropa la que arropó a Rosario, 12 adjuntos, incluyendo sendos bailaores. Y, bueno, sí, mucho funk y bastante guitarra eléctrica, pero para incendiar la sala, rumba a discreción, claro que sí, con ‘Escucha primo’, ‘La casa en el aire’ y ‘Muchas flores’ (la pieza de Ramonet también conocida como ‘Marcha, marcha’), en el camino del bis. La raigambre familiar marcó territorio también al final, cuando, tras invocar a Nino Bravo (‘Te quiero, te quiero’), volvió al añorado Antonio en un ‘No dudaría’ en que el viejo dolor se transformó en sentida celebración. Ella sabe de eso.
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