Festival D'A

'La Furia', un retrato incómodo y oscuro de la violación: “Faltan narrativas que hablen de la rabia de las mujeres"

La directora catalana Gemma Blasco inaugura el Festival D'A con una historia sobre una agresión sexual desde una perspectiva violenta, pero respetuosa con las víctimas

El D'A cumple 15 años con un energético aluvión de películas: aquí, una selección de 10

Gemma Blasco, directora y guionista de cine, fotografiada en el CCCB de Barcelona antes de estrenar 'La Furia'

Gemma Blasco, directora y guionista de cine, fotografiada en el CCCB de Barcelona antes de estrenar 'La Furia' / Victòria Rovira / EPC

Alba Giraldo

Alba Giraldo

Barcelona
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El sonido del cinturón al chocar la hebilla al desabrocharse, el roce de los pantalones al bajarse, la respiración entrecortada, el forcejeo, los sollozos de la víctima y el contacto físico propio de una relación sexual. Durante el minuto que dura la escena de la violación en la película ‘La Furia’, la pantalla del cine se funde totalmente a negro y los espectadores solamente escuchan el desarrollo de una agresión sexual. “El sonido es muy poderoso y es casi peor que te lo imagines tú en tu cabeza. Tiene ese punto terrorífico. Conseguimos que fuera una secuencia muy incómoda y a la vez respetuosa”, explica Gemma Blasco (Barcelona, 1993), directora de la película que inaugura este jueves el festival D’A de Barcelona. “No quería hacer una elipsis, quería que la secuencia estuviera, pero quería ser lo más respetuosa posible con las víctimas que pudieran ver la película y con la actriz y el actor que iban a participar en la escena”, añade la cineasta.

La película, protagonizada por Ángela Cervantes, que interpreta a Alex, una actriz de teatro que es víctima de una violación, ha triunfado tras su paso por el Festival de Málaga, donde se alzó con los premios a mejor actriz (Cervantes), actor secundario (Àlex Monner) y montaje. La cinta, el primer largometraje de ficción de Blasco, está inspirada en una agresión sexual que vivió la propia directora catalana, pero no es autobiográfica ni relata su propia historia. “Aunque el relato sea diferente, las emociones son muy parecidas”, asegura. “Quería hacer una historia narrativa en la que poder contar emocionalmente lo mismo que yo sentí, que era toda esa oscuridad del proceso traumático. Ese tipo de cine que a mí me costó mucho encontrar cuando me pasó”, explica la barcelonesa.

La explosión del MeToo

En el momento en el que nació la idea de la película, el movimiento MeToo todavía no había explotado en el cine y Blasco pensó que sería complicado encontrar apoyo económico. “Nos dijeron que no nos la iba a financiar nadie”, asegura la también guionista. Sin embargo, con la explosión de denuncias de agresión sexual en el cine, llegó “un abanico de propuestas narrativas de la misma temática, algunas bien enfocadas, muchas no”. Para la directora, muchas de las producciones “han revictimizado, han usado la palabra víctima en un sentido relacionado con la debilidad, la fragilidad y el quedarte apocada, y han usado las violaciones como detonante” para explicar una historia de superación. “Para nosotros evidentemente también es el detonante, pero estás todo el rato acompañándola, no la abandonas”, matiza.

Gemma Blasco, directora y guionista de cine, fotografiada en el CCCB de Barcelona antes de estrenar 'La Furia'

Gemma Blasco, directora y guionista de cine, fotografiada en el CCCB de Barcelona antes de estrenar 'La Furia' / Victòria Rovira / EPC

Por un momento, Blasco pensó que era demasiado tarde y que ya se había tratado este tema demasiado en el cine. Pero ahora se ha dado cuenta de que todavía es necesario “aprender a acompañar a las víctimas” y de que "faltan narrativas que hablen de la rabia de las mujeres, de la furia que llevamos, y de que tenemos derecho a vivir nuestro dolor como queramos”, manifiesta. Es por eso que ‘La Furia’ busca ser una película incómoda, oscura y violenta, pero que a su vez sea respetuosa con las víctimas y no caiga en el espectáculo.

Una víctima imperfecta

En la película, la protagonista, Alex, canaliza todo su dolor tras sufrir la violación a través del teatro y, en concreto, la tragedia de Medea, de Eurípides. En el relato del poeta griego, Medea se adueña de su dolor y su sentimiento de culpa cuando, para vengarse de Jasón, su marido, mata a su nueva esposa y a sus propios hijos. “Medea es una víctima imperfecta”, explica la directora. “Esto es indefendible en la vida real, pero, a nivel de ficción, es el personaje de la bruja, la hechicera y la loca que tiene momentos de catarsis emocional espectaculares y ha sido muy traicionada por los hombres”, asegura.

Igual que Medea, la protagonista se apropia de su ira. “Queríamos una víctima imperfecta, que saliera de fiesta y no denunciara, que respondiera a las críticas a nivel social sobre cómo gestionan el proceso las mujeres”, explica la directora. “Me han llegado a preguntar por qué la protagonista no denuncia en la película”, asegura. “Esos cuestionamientos me siguen justificando el porqué de la película”, reflexiona Blasco, ya que no son solamente preguntas que se hace la gente cada vez que sale a la luz un caso mediático, sino que también siguen existiendo “en el proceso institucional, judicial y policial”.