Estrena 'Los aitas'

Borja Cobeaga: "Desde que soy padre, entiendo mejor a quienes deciden no serlo"

El cineasta Borja Cobeaga aterriza en la cartelera con su nuevo largometraje, la comedia ‘Los Aitas’, que se presenta con el lema 'Padre ochentero, implicación cero'.

El cineasta Borja Cobeaga en una imagen de archivo.

El cineasta Borja Cobeaga en una imagen de archivo. / JAVIER BELVER / EFE

Nando Salvà

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Tan solo un par de semanas después de estrenar la serie ‘Mi majestad’ en la que contempla con humor y compasión a una Familia Real española ficticia que presenta alguna que otra similitud con la real, aterriza en la cartelera con su nuevo largometraje, la comedia ‘Los Aitas’. Situada a finales de los 80, retrata a un cuarteto de cuarentones en paro que se ven forzados a realizar un largo viaje por carretera con sus crías para recordar el modelo de paternidad y masculinidad imperante en la época, y preguntarse cuánto queda de él.

Ha dedicado ‘Los aitas’ a su padre. ¿La concibió con el fin de honrar su memoria?

Mi padre murió cuando el guion ya estaba escrito, tan solo unos meses antes de que empezáramos a rodar. La idea original de la película no es mía pero, al situar la historia en Bilbao a finales de los 80, es cierto que la llevé a un terreno que me resulta muy personal. Acepté el encargo porque sentí que me daba la oportunidad de escribir sobre la paternidad por primera vez después de ser padre. Ahora bien, creo que ha resultado ser más una película sobre mi experiencia como hijo.

¿Diría que hacerla le ha servido para reflexionar sobre la relación que tenía con su padre?

Para él y para muchos hombres de su quinta, la crisis derivada de la reconversión industrial fue traumática. Mi padre vio como las expectativas que había creado respecto al resto de su vida se venían abajo, y eso lo sumió en una especia de parálisis en el trato con su familia que a mí de niño me resultaba muy difícil de entender. La película me ha permitido reafirmar algo que fui entendiendo poco a poco con el paso de los años, y es que los hombres de esa generación eran producto de su tiempo, habían sido educados para tener la mentalidad que tenían y carecían de las herramientas necesarias para cambiar. En ese sentido, hacerla ha tenido mucho de terapia.

Una escena de 'Los aitas', protagonizada por Quim Gutiérrez, Juan Diego Botto, Ramón Barea, Sofía Otero, Irati Goitia, Irati García, Vera López, Mara Garcés y Aitor Sanz.

Una escena de 'Los aitas', protagonizada por Quim Gutiérrez, Juan Diego Botto, Ramón Barea, Sofía Otero, Irati Goitia, Irati García, Vera López, Mara Garcés y Aitor Sanz. / EPC

¿Cómo cree que la mentalidad de los padres de entonces ha influido en la de los de ahora?

Todavía nos falta mucho que corregir porque, por ejemplo, quienes renuncian a media jornada laboral para el cuidado de los niños siguen siendo sobre todo las madres. Dicho esto, es indudable que hemos hecho bastantes progresos. Yo me quedo estupefacto al comparar cómo soy yo con mi hijo y cómo era mi padre conmigo. Ojo, no lo hago desde la superioridad moral, porque creo que él era mejor de lo que yo soy en algunos aspectos. Yo soy el típico padre que está tenso todo el rato, mi hijo me dice que soy demasiado protector. Aunque también me recuerda que consejos vendo y para mí no tengo: sí, he hecho una película sobre la paternidad, pero me perdí el festival de fin de curso del colegio.

¿Hemos pasado de la paternidad irresponsable a la paternidad hiperresponsable?

Yo creo que sí, la estamos sobredimensionando, y a veces eso nos lleva a proteger y defender a nuestros hijos a toda costa aunque se comporten como patanes, aunque está claro que ahora los niños reciben más amor y cariño que hace 30 años, y eso es bueno. Lo peor del asunto es que actualmente hay quienes se sienten héroes por el mero hecho de ser padres, y van por ahí dando lecciones de no se sabe muy bien qué. En ese sentido, nos falta aprender de las mujeres, que han logrado armonizar y desmitificar la maternidad. Pero, claro, antes tenemos que alcanzar la igualdad por lo que respecta a la responsabilidad parental.

Situada a finales de los 80, 'Los aitas' retrata a un cuarteto de cuarentones en paro que se ven forzados a realizar un largo viaje por carretera con sus hijas.

Situada a finales de los 80, 'Los aitas' retrata a un cuarteto de cuarentones en paro que se ven forzados a realizar un largo viaje por carretera con sus hijas. / EPC

Otro reto de los padres actuales, tras romper con el tipo de paternidad que recibieron de niños, es evitar que sus hijos compren el discurso sexista y reaccionario que vende la extrema derecha, y que está calando entre la gente joven...

Claro, ahora nuestros hijos están cabreados porque se acuerdan de que el abuelo mandaba en casa y se preguntan: ¿Y dónde están mis privilegios? Es complicado. Yo tengo un proyecto entre ceja y ceja, que es una película sobre un padre que descubre que su hijo es la reecarnación de Hitler; se titularía ‘Mi luchita’. ¿Qué pasa si, con el tiempo, resulta que tu hijo te cae mal? No sé, yo me pasé la pandemia intentando que el mío no viese la tele las 24 horas del día, cortándole fruta y entreteniéndole, y entonces vi que los niños pueden ser muy fascistas. Yo, desde que soy padre, entiendo mejor a quienes deciden no serlo. No tener hijos me parece lo más lógico, porque lo contrario es un follón. Es lo mejor y lo peor del mundo al mismo tiempo.

Se ha definido como un padre sobreprotector, pero ‘Los aitas’ se atreve a tocar asuntos que la mayoría de comedias familiares rehúyen...

He intentado no insultar la inteligencia de los espectadores, ni la de los mayores ni la de los pequeños, hacer una película que sea a la vez personal y comercial, y que intente aportar algo propio. Las pasadas navidades hubo cuatro comedias familiares españolas en la cartelera, y las cuatro eran ‘remakes’; eso me parece tristísimo y me pone de mal humor. La historia del cine español moderno está llena de buenas comedias, como las que hicieron Almodóvar, Colomo, Trueba y Gómez Pereira. Y recuerdo que más tarde se habló de la Nueva Comedia Española cuando, después de que yo estrenara ‘Pagafantas’ (2009), Daniel Sánchez Arévalo estrenó ‘Primos’ (2011) y Javier Ruiz Caldera dirigió ‘Promoción fantasma’ (2012). ¿En qué ha quedado aquello? Yo entono el ‘mea culpa’ porque creo que, en parte, nos lo cargamos Diego San José y yo cuando escribimos ‘Ocho apellidos vascos’ (2014), que no era un remake pero sí estaba muy inspirada en un éxito del cine francés, y que triunfó en taquilla. Ahora, hacer comedias basadas en meras fórmulas se ha convertido en la norma. Ahora, dudo de que nadie que quiera convertirse en guionista aspire a escribir el remake de la comedia francesa del año.

El cineasta Borja Cobeaga posa a su llegada al estreno de la nueva serie original de Prime Video, ‘Su Majestad’ en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

El cineasta Borja Cobeaga posa a su llegada al estreno de la nueva serie original de Prime Video, ‘Su Majestad’ en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. / JUANJO MARTIN / EFE

Usted y Diego San José han colaborado una vez más en ‘Su Majestad’. Dado el asunto que la serie trata, es pertinente preguntarle si se moderaron a la hora de escribirla para no herir susceptibilidades.

Para nada. En realidad, nunca pretendimos crear una sátira salvaje ni nada por el estilo. Nuestra intención fue ahondar en el personaje protagonista y entenderlo. Diego y yo tenemos cierta fama de transgresores desde que creamos ‘Vaya semanita’, simplemente porque hablamos de asuntos como ETA o ahora la monarquía, pero la transgresión ‘per se’ no es nuestro objetivo.

En cualquier caso, vivimos en una época en la que un humorista transgresor corre el riesgo de acabar en la cárcel. ¿Qué le parece?

Me parece perfecto que la gente proteste cuando un chiste no le gusta, tienen todo el derecho a quejarse igual que el cómico tiene derecho a contarlo en público. Un problema al respecto es la mentalidad de turba y el sentimiento de superioridad moral que las redes sociales estimulan. Muchos se ponen a criticar en redes por puro narcisismo, porque les hace sentirse ciudadanos ejemplares. En todo caso me parece una vergüenza, por ejemplo, que intenten censurarse películas incluso antes de que nadie haya tenido ocasión de verlas. Y, sobre todo, me parece de locos que esas protestas acaben en los juzgados. Afortunadamente, a veces las denuncias topan con un juez sensato. Yo me acuerdo de la polémica que se generó cuando estrené ‘Fe de etarras’ (2017) simplemente a causa de su cartel promocional; los argumentos que la Fiscalía esgrimió para no admitir a trámite la denuncia que se nos había interpuesto fueron impecables.

¿Cuándo deja un chiste deja de ser aceptable?

Yo sostengo que se debería poder hacer chistes con todo y que, si haces el chiste, debes tener estómago para aguantar que te pongan a parir. Pretender dictaminar qué asuntos admiten chiste y cuáles no es sugerir que el público no sabe distinguir lo que le parece moralmente apropiado y lo que no. En otras palabras, es tratarlo de imbécil.