Historia superventas
El cocktail secreto de la resistencia francesa: el barman (judío) del Ritz
Detrás de la barra del ‘Petit Bar’ del hotel más lujoso de París, Frank Meier pasó de preparar copas a Coco Chanel o Hemingway a crear un cocktail de conspiración para derrocar a los nazis.

A pesar de ser judío y extranjero, Frank Meier mantuvo su trabajo como barman en el Ritz. / EPC


Leticia Fuentes
Leticia FuentesCorresponsal en París
París, junio de 1940. Los nazis llegan a la Plaza Vendome. Hay toque de queda en la ciudad, excepto en el Hotel Ritz. Ahí está todo preparado; cítricos, hojas de menta, frutos rojos y azúcar moreno para el Royal. “Los vencedores tendrán mucho que celebrar”. El ‘Petit Bar’ del hotel más lujoso de la capital francesa se convierte desde ese momento en el lugar de celebración de comandantes y generales alemanes. Todos quieren probar los famosos cocktails del alquimista Frank Meier.
Desde hace años, Meier sirve las mejores copas a intelectuales, diseñadores, pintores y burguesía francesa. Desde el otro lado de la barra conoce los secretos más ocultos de París, pero también los del oficio de Barman: “el cuidado del detalle, el arte del servicio, la palabra adecuada para cada quien, y la disponibilidad para todos”. Sin embargo, todos ignoran el secreto que guarda este camarero austriaco y veterano de 1914; es judío.
Así empieza la novela ‘El Barman del Ritz’ del productor francés, Philippe Collin, que ha arrasado en Francia vendiendo 300.000 libros en tan solo ocho meses, y que ahora llega a las librerías de España. Gran conocedor de la época, Collin recibe a EL PERIÓDICO en el lugar donde todo ocurrió: en el Bar del Ritz.

Ernest Hemingway en el Ritz de París. / EPC
Tras la barra ya no está Frank Meier, pero su legado sigue intacto en la carta. Su cocktail, con el alcohol original que él mismo creó, cuesta hoy en día 3.000 euros la copa. “Él había creado en el bar del hotel un mundo extraordinario de elegancia, refinamiento y civilización. Un lugar cosmopolita, donde se reunían diplomáticos, actrices, escritores...”, explica el autor del libro que, no solo se ha traducido a una treintena de lenguas, también saltará a la gran pantalla.
Un cocktail contra los nazis
Entre 1940 y 1944, el Ritz fue escenario de espionaje, pero también de pequeñas grandes revoluciones. Su ‘Petit Bar’ fue de los pocos que estuvieron abiertos durante la ocupación, y fue pionero en “aquella época al permitir a las mujeres beber alcohol en público en contra de Madame Ritz”, explica Philippe. Un pequeño espacio, en el que se mezclaba el vanguardismo de personajes de la talla de Coco Chanel, Sacha Guitry, Jean Cocteau y Barbara Hutton con el conservadurismo militar de Otto von Stülpnagel, Ernst Jünger y Hermann Göring.

Desfile nazi en el París ocupado. / EPC
Y entre ellos, detrás de la barra y de forma silenciosa, Meier preparaba un cocktail de conspiración para derrocar a los nazis. Durante aquellos años, el bar de este hotel se convierte en un pequeño teatro que aísla de la batalla que se libra en el exterior. Según el autor, “una burbuja de lujo que ciega”: “El lujo te convierte en ciego. A la vez, estás aquí, la vida continúa, hay jefes alemanes, aduladores, artistas, una vida mundana. Está el mundo del interior, el Ritz, muy protegido, y el mundo exterior que se está desmoronando. Hay la guerra, las redadas a los judíos... El Ritz es un lugar muy extraño bajo la ocupación, pero que a su vez es un pequeño teatro donde se encuentran todos los actores de la guerra. Y es interesante entrar en este teatro y escuchar, mirar, observar, comprender las relaciones humanas”.
Philippe Collin reconoce que en el personaje de Meier, hay una parte de él, porque a pesar de haber estado veinte años tras la pista del barman del Ritz, aún le quedan dudas por resolver: ¿De qué murió? ¿Era realmente judío? ¿Por qué desheredo a su hijo un par de años antes?

Una estampa del Ritz en París en tiempos de la ocupación nazi. / EPC
“Hace un par de semanas recibí un correo electrónico de su familia para que les ayudara a responder algunas preguntas sobre Frank. Preguntas que yo tampoco puedo responder, a pesar de contar con decenas de archivos y documentos suyos. Me enviaron 24 fotografías de él, cuando hasta ahora solo tenía un par. Fue increíble para mí”, reconoce Collin mientras degusta uno de los cocktails de la casa.
De ‘Petit Bar’ al ‘Bar de Hemingway’
Durante la ocupación, los pasillos del Ritz no solo se convirtieron en una burbuja aislante de la guerra, también un espacio, donde el sexo y los negocios turbios estaban a la orden del día. “No solo el personaje de Meier esconde secretos a día de hoy. El propio hotel Ritz también”.
El 25 de agosto de 1944, París fue liberado de los nazis, y se dice que Ernest Hemingway fue el primero en volver al bar del Ritz. En su honor, cincuenta años después el ‘Petit Bar’ se rebautizó como ‘Bar Hemingway’, y a día de hoy su icónica frase resuena por los rincones de este histórico hotel; “Cuando sueño con la vida después de la muerte en el cielo, la acción siempre tiene lugar en el Ritz de París”, decía.
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