EXPOSICIÓN EN MADRID
Lorca, Muñoz Seca, María Lejárraga, Miguel de Molina... La SGAE homenajea con una exposición a sus autores represaliados
La muestra en su sede madrileña complementa a un libro-investigación que comenzó hace cuatro años cuyo objetivo era mostrar qué fue de los socios de la SGAE asesinados, encarcelados o exiliados en aquella España agitada de los años entre la República y la posguerra

Fotografía de sala de la exposición ‘Ángeles y demonios’. / EFE
En 1986, Antonio Mingote publicaba una viñeta en la que Federico García Lorca y Pedro Muñoz Seca aparecen sentados sobre una nube y bajo un texto que dice: “Todavía nos llaman rojo maricón a uno y fascista astracanesco al otro. Pero lo hacen sin rencor, sólo para justificarse por habernos asesinado”. Los dos fueron fusilados al inicio de la Guerra Civil, aunque cada uno a manos de un bando diferente. El paralelismo es funesto, pero fue el desencadenante de un trabajo de investigación que se emprendió hace cuatro años en la SGAE por iniciativa de su presidente, Antonio Onetti, y cuyo resultado se muestra desde ya y hasta el 22 de abril en el Palacio Longoria.
Como García Lorca y Muñoz Seca hubo muchos: “Mujeres y hombres dedicados a la cultura que sufrieron en sus carnes la cárcel, el asesinato, el exilio y otras formas de persecución. Muchos de ellos son totalmente desconocidos en la actualidad, tras ser borrados de la historia. Merecen que su memoria sea recuperada, contada y honrada”, apuntaba Onetti en la presentación celebrada este martes en la sede madrileña de la SGAE. El objetivo es reivindicar el trabajo de autores que fueron asesinados o tuvieron que exiliarse: "Una pérdida enorme para la cultura española y que nosotros queremos reivindicar".
La investigación, que abarca desde 1932 hasta 1945, se ha fijado en un libro escrito por María Luz González, Fernando Jiménez y Juan Ríos y una exposición comisariada también por González, directora del Centro de Documentación y Archivo (Cedoa) y Maribel Sausor, responsable del Departamento de Actividades Complementarias de SGAE. Llevan el mismo nombre: Ángeles y demonios. II República, Guerra Civil y posguerra en la SGAE.
Todo el proyecto se ha desarrollado alrededor de dos ejes, como explicaba González. Hay dos citas que aparecen en la muestra y que resumen la línea de la investigación, una de ellas de Manuel Azaña: “Gane quien gane, pierde España”. Y otra de Melchor Rodríguez, el Ángel Rojo: “Se puede morir por las ideas, pero no matar por ellas”. De ahí que las primeras palabras escritas en libro sean “nos duele igual García Lorca que Muñoz Seca”. El director de la SGAE añadía que desde la institución no caen “en esta polarización por la que parece que ahora estamos todos condenados a estar constantemente a favor o en contra de todo. Nosotros estamos con la democracia, con los derechos humanos y con nuestros autores”.
Humanizar a los autores
En la exposición aparecen las historias de 25 autores. Dividida en las mismas partes que el libro, República, Guerra Civil y Posguerra y Exilio, la intención es ilustrar un libro que supone una investigación académica dirigida a un público especializado. En la muestra se encuentran expuestos algunos de los documentos utilizados en la investigación: cartas -como una de las tantas que Lorca le envió a Machado-, recortes de prensa y fotografías originales. Mientras que el libro pone el foco en los autores menos conocidos, aquellos cuyos nombres casi se borraron de la historia cultural de España, la exhibición pretende dar a conocer una parte más personal de las figuras más conocidas.
Muchos podrán cantar una estrofa del chotis del Pichi, pero pocos saben que el maestro Alonso llevaba un bastón a todos sus estrenos porque le daban buena suerte: “Esto no le hacía mejor compositor, pero sí le hacía más humano”, comentaba Sausor. Uno de los bastones está en el Palacio Longoria junto a otros objetos como la máquina de escribir que María Lejárra llevaba a todas partes -“¡con lo que pesa!”, bromeaba la comisaria- o las camisas que Miguel de Molina se cosía para sus actuaciones. Todas las pertenencias han sido cedidas a la SGAE por las familias de los autores y por instituciones como el Centro García Lorca, Museo Nacional de Artes Escénicas de Almagro o Fundación Miguel de Molina, entre otros.
La visita al Palacio Longoria no ocupará al público más de una hora. Eso sí, hay que tener los ojos abiertos: las vitrinas de cristal y los armarios de madera esconden una gran cantidad de archivos y notas diminutas que pueden pasar desapercibidas ante la magnitud de vestuarios como el de Katiuska, zarzuela que supuso la primera incursión de Pablo Sorozábal en el género chico. Si uno se fija bien, puede llegar a ver los abrecartas que algunos autores se llevaron con ellos al exilio. El acceso es gratuito y se puede visitar todas las tardes de 16:00 a 21:00 en la sede madrileña de la SGAE.
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