ESCENA

Réplika Teatro, la sala independiente que desafía y cuestiona un sistema teatral entregado a la inercia y la certidumbre

El proyecto creado por Socorro Anadón y Jaroslaw Bielski cumple 36 años convertido en un Centro Internacional de Creación abierto a la innovación y la búsqueda

Este domingo reponen 'Autorretrato', una pieza que firman los fundadores del espacio

Preparativos para un montaje en Réplika Teatro.

Preparativos para un montaje en Réplika Teatro. / ALBA VIGARAY

Marta García Miranda

Madrid
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Es un suelo antiguo de baldosa hidráulica, un suelo que parece estar hecho de retales de suelos, de suelos distintos con distintos dibujos geométricos unidos entre sí por unas baldosas de color gris, mucho más modernas, que ocupan ese lugar en el que antes se levantaban unos tabiques que ya no existen. Junto a ese espacio, otros que antes fueron dormitorios, una cocina o un salón y que ahora son aulas, despachos o almacenes. En el piso de abajo, ya en la calle, una nave industrial convertida en una sala de teatro con 87 butacas. Un espacio diáfano y de color blanco, un blanco impoluto y radiante que parece anunciar que todo es posible y está por imaginar, que dialoga y convive con ese otro lugar de colores ya desvaídos, pero aún hermosos, en el que empezó todo y desde el que cambiarlo todo. De eso va esta historia, un viaje de la tradición a la innovación, la historia de un proyecto que nació como compañía independiente y que hoy es un Centro Internacional de Creación, un caballo de Troya llamado Réplika Teatro que desafía y evidencia las inercias y carencias de un sistema teatral, el madrileño, que lleva mucho tiempo renunciando a la ambición, el riesgo y la búsqueda.

La historia comienza en los años 80, cuando Socorro Anadón y Jaroslaw Bielski se conocen en el Laboratorio Jerzi Grotowski de Polonia y ya de vuelta a España, en 1989, deciden fundar Réplika Teatro, que inicialmente se llamará Compañía de Teatro Nuevo. Ese mismo año estrenan su primera pieza, Hacia las sombras verdes, de Finn Methling. Después vendrán Éxtasis, con textos de Pablo Neruda, León Felipe y Miguel Hernández, Cuarteto para cuatro actores de Bouguslaw Schaeffer o La mujer de la arena, adaptación de la novela de Kobo Abe. En 1997, Bielski y Anadón abrirán una escuela para formar a futuros compañeros de viaje. Él, director de escena, actor y profesor de interpretación y dirección escénica. Ella, actriz, productora y profesora de interpretación y movimiento. En 2003 suben la apuesta y abren una sala de teatro en el número ocho de la calle Justo Dorado, en Cuatro Caminos, un centro de creación de inspiración centroeuropea en el que estrenarán obras de repertorio y producciones propias. Ni reciben ayudas ni tienen los medios suficientes para mantener una compañía estable, pero les irá razonablemente bien. Producen, estrenan y se van de gira. Hasta que llega la crisis económica de 2008 y todo cambia.

Las redes municipales y autonómicas de teatro se van al garete y se quiebra el sistema de giras que había dado trabajo a tantas compañías durante años. Aparecen entonces nuevas salas y escuelas en Madrid, espacios de exhibición y formación diseñados en gran parte como mecanismos de supervivencia y autoempleo. El paisaje teatral muta y Réplika Teatro se replantea su lugar en ese ecosistema. En ese momento de crisis se incorpora al proyecto Mikolaj Bielski, hijo de Jarek y Socorro, con el objetivo de reflotar la escuela y ayudar en labores de producción, pero empezará a dirigir algunos montajes de la compañía y la sala se abrirá a otras disciplinas y sensibilidades escénicas. En 2015, Manuela Carmena es la alcaldesa de Madrid y Getsemaní de San Marcos, que había dirigido la Sala Pradillo junto a Fernando Renjifo y Carlos Marquerie, su directora general de Programas y Actividades Culturales. Mateo Feijóo dirige las Naves de Matadero desde 2016 y, un año más tarde, Álex Rigola está al frente de los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid. Algo se mueve en la escena madrileña (con la resistencia y contestación de una parte del sector que se sentirá despojado de sus privilegios) y la creación contemporánea empieza a ser relevante en la oferta teatral de estructuras de titularidad pública. Sin embargo, el espejismo durará poco: Rigola dimitirá de su cargo en octubre de 2017 y Feijóo será sustituido en 2019 por Natalia Menéndez tras la llegada del PP a la alcaldía de Madrid.

Antes de eso, en 2018 llega el último punto de giro en la historia de Réplika. El propietario del local de la calle Justo Dorado les echa. Se plantean entonces finiquitar el proyecto o seguir peleando. Siguen. Alquilan un nuevo espacio a 50 metros, en la calle Explanada 14, un edificio con azotea, vivienda y nave. Lo reforman. Mantienen las baldosas hidráulicas del piso de arriba y, abajo, crean esa sala icónica de color blanco. Piden las ayudas a salas del Ayuntamiento y se las conceden. Respiran. Redefinen el proyecto, ya con Mikolaj Bielski al frente de la dirección artística, y apuestan por un modelo de gestión en el que los artistas cobran caché y no taquilla y a los que ofrecen tiempos generosos a nivel técnico y de infraestructuras. Mantienen y consolidan la escuela y abren la programación de la sala a todos esos creadores y creadoras “que están repensando e imaginando nuevas maneras de generar y habitar la escena desde un diálogo con el presente”.

A partir de entonces, por Réplika pasarán artistas como Oscar Mulero, Elena Córdoba, María Salgado y Fran MM Cabeza de Vaca, Olivier Arson, Aimar Pérez Galí, Voadora, María Velasco, Matarile, Los Voluble, Marina Otero, Jesús Rubio Gamo, Candela Capitán, Macarena Bielski, Societat Doctor Alonso o Romeo Castellucci, que el año pasado eligió este Centro de Creación para el estreno en Madrid de su pieza Il Terzo Reich. Este fin de semana, Réplika acogerá la reposición de Autorretrato, de Socorro Anadón y Jaroslaw Bielski, una pieza estrenada en 2018 que vuelve a escena como parte de la programación del Festival Ellas Crean, con la colaboración del Instituto Polaco de Cultura. Y, tras el estreno hace unos días de THREESOMEE, del coreógrafo y bailarín polaco Wojciech Grudzinski, la sala acogerá en las próximas semanas espectáculos de las bailarinas y coreógrafas Paz Rojo (Hipersueño) y Despina Sanida Crezia (Down to Under), incluidas en la programación del Festival Domingo de La Casa Encendida. Además, grandes nombres de la escena española y europea como Alex Baczynski-Jenkins (Unending love, or love dies, on repeat like it’s endless) o Maja Kleczewska (Salvadas), El Conde de Torrefiel (Cuerpos celestes) y Mónica Valenciano (El lugar de los pasos perdidos).

Réplika Teatro llega a este 2025 convertida en un centro de formación, producción, exhibición, residencias e investigación teatral. Y lo teatral entendido como un territorio interdisciplinar que también acoge la danza y la creación sonora, en un contexto de orfandad en el que apenas existen espacios dedicados a la investigación y el acompañamiento de procesos. Llega también convertida en un espacio humilde pero audaz de contestación y confrontación con el teatro público, un espacio “a pesar y aun ahora que estamos en derrota, nunca en doma” como escribió el poeta Claudio Rodríguez.

Fuga en las poéticas y necesidad de alianzas

Explica Mikolaj Bielski que la programación de Réplika tiene como objetivo “generar una fuga en las poéticas y en las maneras de hacer, generar un estímulo para que todos esos creadores que están en fase de desarrollo de su sensibilidad puedan tener otro tipo de referentes. Los centros públicos, los grandes generadores de criterio, no están apostando por artistas que tengan la innovación como eje de sus propuestas, no están abonando ese deseo de los jóvenes que vienen detrás de generar una práctica escénica desde otros marcos formales, poético o estéticos. Esos jóvenes están viendo que no hay artistas en los centros públicos que planteen las cosas de otro modo”. Cree el director artístico que en España “no existe diversidad porque las líneas de programación de los centros son básicamente intercambiables y hegemónicas en un sentido de marco estético, pero si no existe diversidad a nivel interno, por lo menos que puedan venir artistas de fuera que renueven y oxigenen la escena”.

Con una plantilla de nueve personas, un presupuesto anual cercano a los trescientos mil euros y una financiación que proviene de los ingresos de taquilla, la escuela y, fundamentalmente, de las subvenciones bianuales de la administración local y autonómica, Réplika no encaja exactamente en el perfil de proyecto outsider. Está dentro del sistema y sobrevive, en parte, gracias a los recursos que el sistema pone a su disposición. Sin embargo, Mikolaj Bielski reconoce que desde el centro “articulamos un proyecto desde un lugar de responsabilidad pública. ¿Eso rompe con ciertas lógicas? Sí. Hay lógicas que nosotros no queremos reproducir y ciertas líneas rojas que no queremos cruzar. Y, sí, hay una voluntad de tensionar el circuito en dos niveles: en uno interno, respecto a otras salas privadas de pequeño y mediano formato, cuando proponemos que otro modelo de gestión es posible y no tienes por qué caer, y en un segundo nivel, ya externo, de confrontación con lo público, desde el punto de vista de la programación”.

Sin embargo, a pesar de todas sus carencias e inercias, Bielski reconoce que el actual sistema teatral funciona: “Hay público, la gente va al teatro, va a ver danza, las cosas funcionan, el Centro Dramático Nacional funciona, el Teatro Español funciona. El problema es la falta de miras, la falta de altura en la responsabilidad pública. Ese es el gran problema. Estamos hablando de falta de valentía, desde luego, pero también de mucha falta de curiosidad, y eso es lo más grave. Ni siquiera miramos qué está sucediendo a nuestro lado. ¿Qué está pasando en Francia, en Alemania, en Polonia, en Países Bajos, en Bélgica? ¿Qué lugar estamos ocupando nosotros en esos países? ¿Qué creadores vienen y qué creadores salen fuera? Cuando tienes la posibilidad de estar en ciertos contextos teatrales o escénicos en Europa, te das cuenta de que tenemos un problemón de hermetismo y estamos en un lugar muy autorreferencial. Así las cosas, ¿hasta qué punto podemos tener la esperanza de que las estructuras van a ponerse en crisis de forma voluntaria? Es difícil”.

Sobre el futuro de Réplika, Bielski asume la incertidumbre de un proyecto cuya continuidad depende en gran medida de las ayudas públicas, de seguir habitando un espacio que no es propio, sino de alquiler, y de nuevos vínculos que ensanchen el horizonte: “Estamos en un buen momento, pero necesitamos generar alianzas que permitan seguir profundizando en el proyecto”. ¿De qué tipo y con quién? “Creo que hay grandes estructuras que deberían estar apostando o promoviendo proyectos que puedan generar ese tipo de diversidad de cara a las generaciones presentes y futuras. Esas alianzas pasan, sobre todo, por espacios públicos que puedan propiciar un intercambio y, de alguna manera, solventar nuestras carencias de músculo. Podría ser, por ejemplo, que los recursos que el Centro Dramático Nacional destina a residencias sean aquí, o que podamos acoger sus apuestas por algunos creadores que necesiten espacios diferentes para realizar su práctica artística”.