MÚSICA

Loreen, la gran diva de Europa que se enfrentó a Putin por su ley antigay: de icono musical a activista incansable

La artista sueca tocará en La Riviera de Madrid este domingo tras ganar dos veces Eurovisión: lo hizo en 2012 y 2023 con dos canciones que la colocaron en el olimpo

Loreen ganó Eurovisión 2023 con 'Tattoo'.

Loreen ganó Eurovisión 2023 con 'Tattoo'. / EBU

Madrid
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“Esto es surrealista, estoy sobrepasada”. Con estas palabras, entre el asombro y la emoción, Loreen (Estocolmo, 1983) celebró su segunda victoria en Eurovisión. Era la favoritísima, lo tenía todo calculado: canción, imagen, discurso… Ningún otro país partía con tanta ventaja. El delirio que desató Tattoo fue casi premonitorio: como ocurrió con Euphoria, todo parecía indicar que levantaría el Micrófono de Cristal 11 años después. Con una diferencia: en 2023, la gran diva de Europa era ella. Una corona que, desde su primer triunfo, con 372 puntos, nadie ha logrado arrebatarle. Este domingo, su Life Tour pisará Madrid: lo hará en La Riviera, en uno de los pocos conciertos que suele dar. Se lo puede permitir: ha llegado a un punto en el que sólo canta cuando quiere.

Su éxito no es casual. Desde 2004, cuando participó en el programa Idol, el Factor X sueco, la intérprete no ha dejado subir peldaños. Era la favorita del jurado, pero el público la descalificó. No obstante, fue su trampolín a una audiencia que no le ha vuelto a dar la espalda. Tal era su popularidad que, a los meses, tras debutar junto a la banda Rob’n’Raz con The Snake, presentó, produjo y dirigió distintos programas. Se convirtió en un icono de la televisión, lo que la apartó de la música hasta 2011. El año que arrancó su reconquista.

Hija de padres marroquíes, hizo de sus raíces una lanza. Las mezclaba al gusto, alumbrando un pop mestizo tan propio de la Europa actual. Su regreso tuvo lugar en el Melodifestivalen, la preselección nacional para escoger al representante de Suecia en Eurovisión. Se presentó con My Heart Is Refusing Me, compuesta junto a los consagrados Moh Denebi y Björn Djupström. Aunque no se clasificó a la final, el tema reventó las listas. Un hito que la impulsó a competir de nuevo: de la mano de los titánicos Thomas G:son y Peter Boström, arrasó con Euphoria. Tal fue el terremoto que provocó que, un día antes de la final, donde captó 670.000 votos, se convirtió en la tercera canción más escuchada en Spotify a nivel mundial.

Número 1 en España

Las casas de apuestas dictaron sentencia a las horas: se llevaría el concurso de calle. Y así lo hizo: no tuvo competencia, sacándole 113 puntos de ventaja al segundo clasificado. “Quiero dar las gracias a mi público por permitirme llevar esta actuación tan particular”, dijo en la rueda de prensa que dio tras proclamarse vencedora. Enamoró a un Viejo Continente que, a partir de ahí, con razón, la elevó al Olimpo. Incluida España, donde alcanzó el número 1 de Los 40 Principales, siendo la primera canción ganadora del festival en liderar la lista desde el Waterloo de ABBA en 1974.

Era la artista del año, del siglo. No había periódico ni televisión que no se estuviese haciendo eco de aquel fenómeno. Movía a miles de personas a diario. Ciudad visitaba, ciudad que paralizaba. Cinco meses después editó Heal, su primer álbum: la crítica aplaudió los cortes dance, mientras que defenestró las baladas. Quería más Euphoria, más Euphoria, más Euphoria… Y, aunque tuvo una reedición, con We Got The Power como avanzadilla, el resultado fue tibio. Pese a ello, Loreen seguía atrayendo todas las miradas con una gira mundial que la llevó a Asia y África. “Si bien quiero experimentar con la producción, no tengo margen. Estoy siempre ocupada”, explicó en una entrevista con Warner Music Sweden.

Debut como actriz

Su segundo elepé estaba previsto para 2014, pero llegó en 2017. Se tomó el tiempo necesario para reconectar, previo cambio de discográfica. Bajo el paraguas de BMG Scandinavia, lanzó Body. Un anticipo que ya marcó distancias con su trabajo anterior y que, cuando desveló la totalidad de Ride, compuesto por 10 temas, confirmó su giro alternativo. Los estuvo presentando durante semanas, a la par que explotaba otra faceta: la interpretación. De hecho formó parte de la película The Story Of Fire Saga y la serie JJ+E.

No tenía pensado regresar al Melodifestivalen hasta que, en 2022, tras acabar Tattoo, su equipo le animó a hacerlo. Era su oportunidad de lanzar otro mensaje a Europa. Con el aval del televoto y el jurado, ganó el certamen. El efecto que generó fue el mismo que 11 años atrás: rápidamente, se volvió la favorita para ganar Eurovisión. La predicción no falló: Loreen dio la séptima victoria a Suecia, convirtiéndolo en el país que más triunfos acumula junto a Irlanda. La suya fue la candidatura que mejor equilibró el directo con el espectáculo. Sabía lo que quería transmitir y, por supuesto, cómo hacerlo. Un videoclip viviente en el que ella, sin alcanzar la perfección vocal, brilló con más intensidad que el resto.

Activista incansable

Junto a Johnny Logan, en 1980 y 1987, bajo la bandera irlandesa, es la única cantante que se ha llevado el Micrófono de Cristal en dos ocasiones. “Sólo hay una clave muy sencilla: tu verdad, ser real”, comentó a El País en una de las pocas entrevistas que rara vez concede. Otra vez, encumbrada, con todos los focos sobre ella, se erigió como la artista de Eurovisión más escuchada hasta entonces con 4,27 millones de reproducciones en un día. Las cifras hoy se han multiplicado: Tattoo ostenta 750 millones de escuchas.

Loreen ha aprovechado su posición para apoyar diferentes causas sociales. En 2012, por ejemplo, se reunió con activistas de Bakú que denunciaban su situación en Azerbaiyán: “Los derechos humanos se violan aquí a diario”. Ese año, en Bielorrusia, se entrevistó con los presos políticos del régimen de Alexander Lukashenko a riesgo de ser detenida por ello. En Afganistán, tras recaudar 100.000 dólares, ayudó a familias sin recursos para darles un futuro a sus hijos. Lo que le valió el The World’s Children’s Prize que recibió en Nueva York en 2013. También se ha posicionado en contra de la ley antigay de Rusia y se ha opuesto a las opiniones de Vladímir Putin, participando habitualmente en los Orgullos de Madrid y Barcelona.