Entrevista |

Albert Serra: "Sin la muerte, la violencia y la sangre, los toros serían como el Cirque du Soleil"

El director de Banyoles estrena este viernes su primer documental, 'Tardes de soledad', una insólita aproximación al mundo de la tauromaquia

Crítica de 'Tardes de soledad': en la intimidad del matador, fuera de toda polémica

Albert Serra, durante la promoción de 'Tardes de soledad'

Albert Serra, durante la promoción de 'Tardes de soledad' / Alba Vigaray

Rafael Tapounet

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Barcelona
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El director de Banyoles estrena 'Tardes de soledad', Concha de Oro en el último Festival de San Sebastián, un documental que refleja, sin hacer concesiones y con un inédito nivel de proximidad, la experiencia física de la tauromaquia a través de la figura del matador peruano Andrés Roca Rey.

Que la película se titule 'Tardes de soledad', ¿es una manera de subrayar que el torero es, en esencia, un hombre solo?

El título lo pensamos al principio, porque teníamos esa idea. Después, en el montaje, nos pareció que no había mucha soledad, y nos planteamos cambiar el título y ponerle 'La vida no vale nada' o '¡Ese es el precio!', que son frases que salen en la película. Poco a poco fueron apareciendo esas imágenes un poco melancólicas del torero aislado, del toro mirando a la cámara de una forma casi premonitaria, porque es el único que no sabe que morirá, de la cuadrilla que está como en una burbuja, al margen de todo, y nos pareció que lo de la soledad podía valer y ya lo dejamos. Pero no se trataba de definir nada. No me gusta definir nada de ninguna manera.

Andrés Roca Rey habla casi más con el toro que con la gente que lo rodea. Fuera del ruedo es como una esfinge.

Sí. Nos fijamos también en algún otro torero y es bastante igual, pero es verdad que Andrés tiene una especie de misterio superior: por la expresión de su cara, por la fotogenia que tiene, por la introspección que refleja… A veces parece muy transparente y otras es completamente opaco. A veces dirías que hay una gran densidad detrás y otras, que no hay nada. Y cuando acaba la película estás en el mismo punto que al principio y no sabes casi nada de su personalidad.

¿Qué relación tenía usted con los toros antes de empezar con este proyecto?

Cuando era pequeño había ido algunas veces con mi padre, que era un poco aficionado. Habíamos ido a ver toros a Girona, a Sant Feliu de Guixols, a Lloret, creo que incluso a Olot. Y alguna vez también a Barcelona, porque a él le gustaban los rejoneadores, ya ves. Cuando surgió lo de la película yo estaba recuperando un poco el interés, porque había estado 30 años sin ver una corrida. Eso sí, había seguido leyendo literatura taurina, sobre todo las crónicas de Joaquín Vidal, o sea que nunca lo había dejado del todo.

A la hora de promocionar 'Tardes de soledad', ¿se encuentra a menudo en la posición de tener que defender la tauromaquia más que la propia película?

Tanto la tauromaquia como la película se defienden solas. En cualquier caso, la película es un documento que toca el nudo de lo que es la tauromaquia y ofrece una visión inédita, un tipo de proximidad que no se había visto nunca. Si tienes interés en entender lo que es la esencia de la tauromaquia, creo que la película te lo da, aunque, por descontado, la gente puede disfrutarla como una obra estética autónoma, que eso siempre es lo primero. De hecho, en el extranjero nadie sabe lo que es la tauromaquia ni les interesa especialmente y van a ver la película porque es mía. Aquí, evidentemente, es un tema controvertido, que está envuelto en polémicas, con los partidos políticos posicionándose y todo eso. Pero cuando estás delante de una película como esta, puedes tener la curiosidad de ver lo que pasa en la pantalla independientemente de las opiniones que tengas. Es más, olvídate por un momento de tus ideas, que al final se trata de eso, de hacer un ejercicio de experimentar, incluso físicamente, lo que ves en la pantalla. Ahora bien, si ya tienes tantas ideas, mejor no vengas, yo qué sé.

"En el extranjero, a nadie le interesa especialmente la tauromaquia y van a ver la película porque es mía"

Ha hecho una película en la que tanto los taurinos como los antitaurinos creen ver reafirmadas sus opiniones sobre el asunto.

Podría ser, sí. Tendría que hablar más con los antitaurinos sobre eso, que no he hablado mucho. Pero es verdad que la película ofrece información nueva, inédita para mucha gente, porque lo que hemos captado nosotros aquí de imagen y de sonido no lo había hecho nunca nadie antes. Y a partir de ahí, cualquier espectador puede sacar un provecho, porque ese conocimiento nuevo le servirá para reafirmarse en lo que pensaba o para pensar un poco más.

La clave es mostrar la experiencia física del toreo despojada de cualquier discurso pretendidamente intelectual, ¿no?

Es que el discurso intelectual tiene que estar dentro de la experiencia física, no puede ser una cosa separada de la realidad. A ver, esto es un ritual sacrificial, eso es algo que está claro para todo el mundo. Y ello implica ciertas cosas: la muerte del toro, el riesgo de muerte del torero y momentos de violencia y sangre, y todo eso es lo que da gravedad, sentido y trascendencia a lo que sucede, desde el punto de vista de la tradición. Sin todo eso, los toros serían como el Cirque de Soleil, que es algo que puede estar muy bien, no lo sé, pero que no tiene nada que ver.

Premio Nacional de Tauromaquia 2024, aunque regala siempre las distinciones que obtiene, porque no es de guardar trofeos ni medallas, el cineasta Albert Serra desconoce cómo recibirá el público su nueva propuesta, el documental taurino 'Tardes de soledad', que se estrena en salas españolas este viernes.

Albert Serra / Marta Pérez / EFE

Siempre ha defendido la importancia de introducir un poco de caos en los rodajes para reforzar el elemento lúdico de sus películas. ¿Le ha frustrado no tener aquí margen para hacerlo?

Pero es que lo que pasa ya es bastante caótico e imprevisible, ¿eh? Era imposible prever lo que iba a pasar, sobre todo en las grandes plazas, donde había mucha presión, los toros eran más peligrosos, el torero se enfrentaba con una parte del público que le tenía manía... No hacía falta introducir más caos para que, en ese sentido, aquello se pareciera bastante a los rodajes de las películas anteriores.

¿Ha sido muy diferente trabajar con Roca Rey que con los actores, profesionales o no, de sus otras películas?

Bueno, para empezar a él no le podía hablar. Al principio tuve un encuentro muy breve con él para convencerlo y, como luego en muchas corridas no se quería poner el micrófono inalámbrico, por superstición o por lo que fuera, pues tuve una conversación a mitad de rodaje para pedirle por favor que se lo pusiera más a menudo. Y aquí se acaba toda la interacción. Nosotros íbamos a su habitación, el mozo de espadas abría la puerta, nos hacía una señal y nos metíamos allí y rodábamos sin poder tocar la luz ni el mobiliario ni nada. Y cuando el asistente veía que el torero ya estaba un poco así, nos decía "fuera". Y en la furgoneta lo que había era una cámara fija, aunque prepárabamos la luz para que quedara un poco más artificial, como una nave espacial [risas].

"El arte no es algo científico y eso genera inseguridades. Por eso la necesidad de verse ratificado de un modo u otro siempre está ahí"

¿Diría que los artistas, como el torero, necesitan estar rodeados de gente que les digan continuamente lo buenos que son? ¿Se identifica con eso?

Es una idea interesante. El torero, como artista que trabaja en este arte tan particular que tiene riesgo de muerte, quizá lo necesita un poco más que los otros. El arte no es algo científico y eso genera inseguridades. Algunos grandes artistas han muerto ignorados o despreciados y luego la historia los ha hecho eternos. Pero esa necesidad de verse ratificado de un modo u otro siempre está ahí. El artista duda entre trabajar para algo quizá más fácil pero que sabe que funcionará mejor en ese momento o trabajar más para el futuro en algo que en su tiempo no se acabará de entender. Y a Roca Rey le pasa un poco eso, es su gran drama como torero, porque tiene mucho éxito y no sabe si hacer cosas que ya sabe que funcionarán con el público o intentar ir más allá y hacer cosas más... dudosas. Esa presión es difícil de soportar, y más cuando te juegas la vida, claro. A él en la película se le ven más esas dudas que las flaquezas de valor.

El repertorio de elogios que manejan los banderilleros es sensacional. "Cumbre, Andrés", "tapando bocas", "verdad plena"...

"¡Ole tus cojones!" [risas] Lo de los cojones se repite mucho. Esas frases las escuchamos en el montaje y fueron un descubrimiento fantástico. Son como poesía popular y le dan a la película un punto de humor que está muy bien.

MADRID, 03/03/2025.- El director de cine Albert Serra (c) recibe el Premio Nacional de Tauromaquia 2024 de manos del presidente del Senado, Pedro Rollán (i) y el ganadero Victorino Martín García (d), este lunes, en el Senado en Madrid. El Premio Nacional de Tauromaquia 2024, ha sido concedido ex aequo al director de cine Albert Serra y a la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia. EFE/ Mariscal

Albert Serra, recibiendo el pasado lunes en el Senado el Premio Nacional de Tauromaquia / Mariscal / EFE

¿'Tardes de soledad' es su película más española?

Hombre, el tema es una tradición española muy profunda…

Por primera vez en su carrera, se presentó en un festival español.

Pero no porque no me la pidieran de fuera, ¿eh? De hecho fui yo, que siempre pensé, equivocadamente, que sería demasiado controvertida para el público anglosajón, el que le dijo a Thierry Frémaux [director del festival de Cannes] que esta la veía más para San Sebastián. No sé, pensé que allí estaría más acompañada y que en Cannes igual resaltaría más el elemento controvertido y se entendería peor. Quizá me equivoqué. Si hacemos otra película de ficción buena, ya intentaremos ofrecerla a Cannes, a ver si les gusta.

Que usted haya recibido antes el Premio Nacional de Tauromaquia que el de Cinematografía, ¿nos dice alguna cosa sobre las instituciones culturales de este país?

[Ríe] ¿Qué quieres que te diga? Sinceramente, no les doy importancia a los premios. Bienvenidos sean, vengan de donde vengan, porque significa que hay una gente a la que le hace ilusión que yo tenga ese premio. Y si a otros no les hace ilusión, pues yo no tengo ninguna ilusión de tener una cosa de una gente a la que no le hace ilusión que yo la tenga, no sé si me explico. Es como si quieres imponerle a alguien que sea tu pareja, eso no puede ser. Aunque la verdad es que me merezco el premio de Cinematografía, que son muchos años ya.