Cine
'Juanita', un cortometraje de producción catalana en la Berlinale: las zozobras de la primera adolescencia

Juanita, cortometraje catalán a concurso en la Berlinale 2025 / EPC


Nando Salvà
Nando Salvà“Ojalá yo hubiera visto una película como esta cuando era una niña”, cuenta Uliane Tatit que una espectadora les ha dicho hoy a ella y a su amiga Karen Joaquín tras la proyección en la Berlinale de ‘Juanita’, el cortometraje de producción catalana que han dirigido a medias. Ambas emigraron a Barcelona en 2018 -Joaquín es dominicana, y Tatit es brasileña-, y se conocieron en la escuela de cine. “Es una película muy personal, inspirada en experiencias que ambas vivimos tanto al llegar a España, por nuestra condición de inmigrantes, como sobre todo al principio de nuestra adolescencia”, explican completándose mutuamente las frases. “Muchas de las inseguridades que especialmente las mujeres sufrimos cuando llegamos a esa etapa de nuestras vidas nos persiguen a medida que la vamos abandonando”.
El personaje titular de ‘Juanita’ es una niña dominicana de 12 años residente en una pequeña ciudad cerca de Barcelona, que no se siente lo suficientemente bella para ser aceptada por sus amigas y resultar atractiva al chico que le gusta y que, tras ser invitada a una fiesta, decide desafiar las órdenes de su madre depilándose el vello de las piernas. “Podríamos haber decidido que Juanita se sintiera acomplejada por su altura, o por la forma de su cuerpo o su peso, pero nos pareció más interesante hablar del vello corporal porque, pese a ser algo que puede parecer meramente anecdótico, también puede condicionar la opinión que una mujer tiene de sí misma al entrar en la adultez”, aclara Joaquín, que confiesa haber sentido en su día cierta sorpresa que, en ese sentido, las cosas en Europa y en Latinoamérica no son tan distintas .“Mientras crecíamos, la mujer europea era nuestro ejemplo de libertad, pero llegar a España nos hizo descubrir que, incluso en las ciudades modernas, los estereotipos de belleza siguen siendo una realidad con la que niñas y mujeres tenemos que seguir lidiando”.
Un cortometraje dirigido en pareja son duda es algo infrecuente, pero Joaquín y Tatit solo le encontraron ventajas al trabajo en equipo. “Lo normal es que dos cineastas dirigen una película en pareja se repartan funciones, pero nosotras lo hicimos todo juntas, desde la escritura de guion a la posproducción pasando por el rodaje”, afirma la una. “Y, a medida que el proceso avanzaba, nunca nos hacía falta más que intercambiarnos una mirada para ponernos de acuerdo en la toma de las decisiones”, añade la otra, completando la frase.
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