Intérprete carismática
Muere Paquita la del Barrio, la voz despechada de ‘Rata de dos patas’
La cantante fallece a los 77 años dejando un legado de interpretaciones temperamentales en las que dio la vuelta al tradicional machismo de la canción mexicana y que la convirtieron en referente feminista

Paquita la del Barrio, en una imagen de archivo. / EFE


Jordi Bianciotto
Jordi BianciottoPeriodista
Sus melodiosas retahílas de improperios hacia el género masculino (“rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho…”, recitaba impertérrita en ‘Rata de dos patas’, pieza de Manuel Eduardo Toscano) acompañarán para siempre su figura, aunque ella aseguraba que incluso en los versos más despreciativos no pretendía ofender al hombre, sino más bien hacerle recapacitar. Canciones, en fin, de rompe y rasga, de desagravio y rabia justiciera, con las que Paquita la del Barrio quiso darle la vuelta a un imaginario, el de la canción mexicana, donde el hombre solía ser aquella víctima de las malas artes femeninas que ahogaba sus penas en el alcohol.
La cantante de Veracruz, de nombre real Francisca Viveros Barradas (2 de abril de 1947), fallecida este lunes, tuvo abundante material vivencial en el que inspirarse, empezando por un primer matrimonio con un sujeto que, como descubrió más tarde, ya estaba casado y había formado una familia. Aunque destacó como cantante en los festivales escolares, esa vocación tardó en despegar.
Formó primero equipo, en los 70, con su hermana Viola en el dúo Las Golondrinas, independizándose luego y espoleando el boca-oreja en las actuaciones que ofrecía en su restaurante, ‘Casa Paquita’, en la Ciudad de México. Ya en los 80, las primeras grabaciones (‘El barrio de los faroles’), y en los 90, telenovelas como ‘María Mercedes’. El álbum ‘Desquítate conmigo’ (1992) marcó el inicio de su popularización, también en España, donde tuvo impacto el doble recopilatorio ‘¡Me estás oyendo, inútil!’, título que aludía a una frase-gag de sus recitales.
Voz con autoridad, pero a la vez dulce y sin excesos, sabía ser creíble en el modo de decir cada estrofa. No fue compositora, pero dio vida propia a su repertorio, rancheras y boleros (‘Tres veces te engañé’, ‘Cheque en blanco’, ‘Arrástrate’) que despertaron adhesiones en una audiencia intelectual y la convirtieron en un símbolo del feminismo. Su peripecia vital alimentó, en 2017, una serie (o serial: 74 episodios), con su nombre en Netflix.
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