Negocios independientes
Una decena de librerías ha abierto en los últimos 5 años en Barcelona: las historias de Sendak, La Insólita y Fahrenheit 451
De la idea romantizada del librero a la realidad hay un largo camino lleno de problemas económicos, horas de trabajo y números que no acaban de cuadrar
Un brindis (o dos) por las librerías históricas y centenarias de Barcelona
Cientos de personas acuden a la Librería Sant Jordi tras su mensaje de cierre: “Está siendo como un cuento de Navidad”

La Librería Fahreneit 451 se trasladó al Born en el 2023. / ELISENDA PONS
Dos amigas quedan para tomar café. Se ponen al día, quejándose de lo saturadas que están de sus trabajos, de la poca perspectiva de futuro que tienen, de la última bronca de sus jefes. Ambas, además, llevan un libro en el bolso, y lo sacan para comentar su última lectura. De repente, a una de las dos se le ocurre una gran - y “original” - idea: “¿Y si abrimos nuestra propia librería?”.
La conversación se repite entre amigos, hermanos, conocidos, en diferentes lugares y momentos vitales, pero con algo en común: una pasión por la cultura y la lectura. En realidad, de la idea romantizada del librero a la realidad hay un largo camino lleno de problemas económicos, horas de trabajo y números que no acaban de cuadrar. Sin embargo, no es una idea imposible. En los últimos cinco años han abierto una decena de librerías solo en Barcelona.
De la idealización a la realidad
“Tener una librería es un trabajo muy agradable, una profesión muy bonita, pero no hay que romantizarlo”, explica Aitor Martos, uno de los fundadores de la Librería Sendak, bautizada así en homenaje a Maurice Sendak, el autor de 'Donde viven los monstruos'. “Hay mucho trabajo de gestión detrás, muchas horas de trabajo, es una profesión dura física y mentalmente”. Tras realizar un postgrado de Librería en la Universidad de Barcelona, Martos conoció a Núria Cárcamo, alumna del mismo curso, y juntos fundaron esta librería especializada en literatura infantil en el Eixample Dret, a la que después se incorporó Eva Carrió. “Desde pequeños eramos muy lectores. Además, la idea de montar una librería coincidió con que los dos habíamos sido padres desde hace poco, y eso te hace reconectar con la literatura infantil”.
Tras un año dando forma al proyecto con ayuda del programa de emprendimiento de Barcelona Activa y un préstamo del banco, inauguraron la Librería Sendak en la calle Còrsega. Para Martos, lo más difícil del proyecto es la cantidad de horas que se tienen que invertir. “El horario de apertura al público hace difícil que lo puedas compaginar con la vida familiar, hay días que te quedas haciendo facturas hasta la madrugada”. Destaca, también, las dificultades de gestionar un negocio muy estacional, que depende de las ventas de Navidad y Sant Jordi. “Hace que tengas muchos altibajos, pasas de tener mucho dinero a tener la cuenta en números rojos”.
Al principio, sobretodo, es mucha inversión de tiempo y de dinero
“¿Lo más difícil? Gestionar el dinero”, apunta Carlota Gelonch, librera y dueña de la Librería Insólita. Hace tres años, Gelonch apostó por cambiar de vida y abrir una pequeña librería especializada en géneros fantásticos, sobre todo escritos por autoras, en Poblenou. Cursaba un máster de Literatura Comparada, y siempre había querido abrir su propia librería. Como los dueños de Sendak, Gelonch también se benefició de la orientación de Barcelona Activa. “Ellos me ayudaron a saber llevar un negocio, toda la parte financiera. Y los libreros me enseñaron el oficio”. Antes de abrir La Insólita, acudió a sus librerías favoritas y mantuvo largas charlas con los libreros sobre todo lo que conllevaba el negocio.

La Libreria Insòlita se especializa en fantasia y ciencia ficción escrita por mujeres. / ELISENDA PONS
“Al principio, sobre todo, es mucha inversión de tiempo y dinero”, explica Sergio Lledó, librero de Fahrenheit 451. Si algo tienen en común todos los libreros es la gran cantidad de dinero que tienen que invertir al principio, y las interminables jornadas solo para mantener a flote el negocio. "Si tienes experiencia en el sector y contactos es más fácil, por ejemplo, encontrando depósitos para no tener que comprar todo el fondo”. Para empezar desde 0, calcula que se necesita una inversión de entre 80.000 y 100.000 euros. A la pregunta '¿recomendarías abrir una librería?', Lledó responde: “Depende de si tienes un proyecto sólido, de como quieres hacerlo, de tus ganas, de si tienes un soporte económico para aguantar unos años”. Los libreros apuntan que hay que esperar una media de tres años antes de tener beneficios.
Una librería diferente
De cada libro nuevo que venden, las librerías se quedan alrededor del 30% del precio. “Y sobre ese tercio, se tienen que cargar todos los gastos”, explica Víctor M. Sánchez, uno de los dueños de la Librería Byron. “Ese margen estrecho es lo que hace que con pequeñas fluctuaciones de alquiler, luz… tu negocio este siempre en peligro”. Conscientes de esa realidad, Sánchez y su socia Mariana Sarrias ya idearon la librería como un centro cultural. “No es solo una librería, lo combinamos con actividades que tienen otros márgenes diferentes como la música, el teatro, el alquiler de salas, la cafetería…”. También Lledó optó por este modelo en Fahrenheit. Ambas salas combinan la librería con una cafetería y espacio para otros actos culturales.

En el interior de la Librería Fahrenheit, hay un café para leer y conversar con amigos. / ELISENDA PONS
Otro de los factores que las nuevas librerías tienen en común es la especialización. "Me dio más visibilidad al principio. Más prensa, más bombo, aunque también me llevé 'haters' por decir que era “feminista””, comenta la librera de la Insòlita. “Nosotros tenemos un fondo de libros de editoriales independientes, aunque con el tiempo hemos aprendido que hay que tener un poco de todo”, añade Lledó.
Para alguien que ama los libros, estar envuelto de ellos todos los días, es una pasada
A pesar de las dificultades que comparten los libreros, están satisfechos con su decisión. “Estoy muy contento de haber llegado hasta aquí”, comenta el librero de Fahrenheit 451. “Lo que tenemos ahora era nuestro sueño”. “Vale la pena, yo acabo casi todos los días, con mi mujer y una copa de vino, escuchando un concierto”, explica Sánchez, refiriéndose a los Byron Concerts. “Para alguien que ama los libros, estar envuelto de ellos todos los días, recibir novedades y abrir cajas con libros nuevos es una pasada”, destaca Martos. “Es un trabajo muy gratificante, el cliente que viene y se va con un libro siempre se va alegre”.
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