'Balorda Nostalgia'

El fenómeno juvenil Olly gana el Festival de Sanremo con su canto nostálgico y deja en el aire su participación en Eurovisión

El músico genovés, de 23 años, se ha redimido con este triunfo de la posición 24 que obtuvo al debutar en el certamen hace solo dos años

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Olly posa con el trofeo que lo acredita como ganador de Festival Sanremo.

Olly posa con el trofeo que lo acredita como ganador de Festival Sanremo. / ZUMA vía Europa Press

EFE
Guillem Ortu
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El joven cantante italiano Olly se hizo esta noche con la victoria de la edición 75 del Festival de Sanremo con su canción 'Balorda Nostalgia', con la que podrá representar a su país en la próxima edición de Eurovisión.

El músico genovés, de 23 años, ha triunfado en este certamen con su canto 'in crescendo' a la nostalgia, redimiéndose así de la posición 24 que obtuvo al debutar en él hace solo dos años.

El segundo fue otro de los grandes protagonistas de este Sanremo, el cantautor Lucio Corsi, con su canción 'Volevo essere un duro'. El músico, de aires 'glam' a lo Bowie, se había ganado al público con su candidez, que demostró en la tercera noche cantando en dúo con el muñeco 'Topo Gigio' el clásico 'Nel blu, dipinto di blu'.

En tercer lugar quedó el cantautor Brunori Sas, con 'L'albero delle noci', y en cuarto el rapero Fedez con 'Battito', en el que desahoga sus pesares más íntimos y que se analizó con atención por su reciente divorcio de la 'influencer' Chiara Ferragni.

Simone Cristicchi y Giorgia, los grandes olvidados

Por otro lado, esta noche reservó una decepción para otro de los grandes favoritos, Simone Cristicchi, quien quedó quinto a pesar que desde el primer día emocionó al público hasta la lágrima con 'Quando sarai piccola', dedicada a una madre enferma de alzhéimer. Su tema había dividido a quienes reconocían el valor de cantar sobre una cuestión tan delicada, entre estos los movimientos 'provida', y los que le acusaban de utilizarla (en 2007 ganó el festival con una canción sobre enfermedades psiquiátricas).

El público reaccionó con abucheos a la exclusión del podio de la cantante Giorgia, que en estos días había entusiasmado con su balada 'La cura per me', que quedó sexta pese a su virtuosismo vocal, y del camaleónico Achille Lauro, séptimo con 'Incoscienti giovani'.

Éxito rotundo y sin (apenas) controversias

El mítico concurso de la canción italiana, fundado en 1951 y del que salieron estrellas mundiales como Laura Pausini, este año tenía como reto principal mantener las altas cuotas de audiencia obtenidas en el último quinquenio por su anterior director artístico, Amadeus. Tras la marcha de este, esa misión recayó en un viejo conocido del certamen, Carlo Conti, quien ha conseguido de nuevo atrapar al público: la audiencia media en los tres primeros días rondó el 64 % pero en la cuarta moche, dedicada a los duetos, estalló al 70,4 %. Según la RAI, televisión pública italiana, "es el mejor resultado de share desde 1987 y la mejor edición desde el 2000 hasta hoy".

No obstante, Sanremo ha transcurrido sin las controversias de las ediciones de Amadeus, más desenfadadas. Conti ha acelerado las galas y la política o las reivindicaciones han sido prácticamente inexistentes, apostando por una vuelta al clasicismo televisivo. "He intentado hacer un festival como los otros. Gracias a Dios no he recibido presiones. Solo he intentado hacer el festival de la canción", confesó en una rueda de prensa, consciente del debate.

Pero, sin embargo, al Teatro Ariston acabaron llegando los ecos de la vida pública italiana, como el caso del propio Fedez, que ha apartado su clásica dureza para emocionarse ante todo el país, conocedor de sus líos sentimentales con Ferragni y otras damas. Hace apenas unas semanas, el fotógrafo italiano Fabrizio Corona, amigo íntimo del cantante de Milán, desveló la doble vida que Fedez había mantenido durante años, y que estuvo a punto de culminar con un 'plantón' a Ferragni a pocos minutos de darse el 'sí, quiero', en 2018.

Esta "normalidad" ha llegado incluso a artistas que prometían dar guerra, como el rapero Tony Effe (25), cuyas letras hicieron que Roma le vetara en su concierto de la pasada Nochevieja. No obstante, optó sorprendentemente por una canción clásica y el primer día apareció con los tatuajes de su cara cubiertos por maquillaje. Eso sí, el exintegrante del grupo 'Dark Polo Gang', pionero en el trap italiano, tuvo sus más y sus menos con la organización cuando le impidieron subir al palco con un collar de la marca Tiffany valorado en alrededor de 70.000 euros, supuestamente por motivos publicitarios.

A la espera de aceptar el reto eurovisivo

Con todo, Olly, con el triunfo en la mano, ha optado por prolongar la intriga en torno a su participación en Eurovisión: "Todavía no lo he pensado. Necesito procesar lo ocurrido. Es un honor increíble tener esta oportunidad y, si existe la posibilidad de tomarme un tiempo para pensarlo, lo pido", ha declarado en la rueda de prensa de este domingo. Así, pese a que tal como marcan las reglas de Sanremo, el ganador del certamen tiene reservado este cupo para representar al país, habrá que esperar al joven italiano, quien tendrá la última palabra en esta decisión.

De aceptar el reto, su próximo objetivo sería continuar la racha italiana en el 'euroconcurso', donde en los últimos años ha conseguido honrosas posiciones, desde la recordada victoria del grupo Maneskin en 2021, hasta la segunda posición de Mahmood en 2016, la cuarta de Marco Mengoni en 2023 o la séptima de Angelina Mango el año pasado.

Sanremo zanja una semana en la que en Italia no se ha hablado de otra cosa, mientras algunas de sus canciones ya empiezan a arrasar en las calles, como el pegadizo 'Cuoricini' del dúo Coma Cose (10) o 'Dimenticarsi alle 7' de la diva Elodie (12).