Entrevista

Suzie Miller ('Prima facie'): "Ahora si una víctima no recuerda un detalle concreto, ello no invalida su testimonio. Es brutal que una obra de teatro lo haya conseguido"

La escritora australiana, que pasó de abogada a dramaturga, acaba de lanzar la novela basada en la obra teatral 'Prima facie', un éxito que pronto se convertirá en película con Cynthia Erivo como protagonista

Victoria Luengo: "Quiero que la gente salga del teatro sintiendo lo que es una agresión sexual"

La dramaturga y escritora Suzie Miller.

La dramaturga y escritora Suzie Miller. / Sarah Hadley

Marta Cervera

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Barcelona
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La obra teatral se ha convertido en novela y pronto será película, ¿imaginaba que llegaría tan lejos cuando la escribió?

Para nada. Pensé en el tema durante mucho tiempo y la escribí en un fin de semana. Sabía qué quería decir y cómo explicar la historia. Escribí con frenesí. Pero para para mis adentros pensaba que ningún teatro se interesaría por una obra así, con una sola mujer en escena hablando sobre violación y con mucho humor también. Pero empezó a tener éxito en Australia y ganó un premio. Luego un productor de Londres se interesó por la obra y quiso montarla con Jodie Comer.

Del West End saltó a Broadway y a otros países, como España, donde la ha estrenado Victoria Luengo.

Que llegara a tantos países me sorprendió. En Alemania llegó a haber 26 producciones en paralelo. Por el tema que toca, muchas mujeres estaban interesadas. Provocaba mucho debate sobre todo entre el público latino, como pude comprobar en Londres y Nueva York. No puedo sentirme más orgullosa porque escribir esta obra requirió mucho coraje.

Con 'Prima facie' ha logrado hasta cambiar los juicios por violación en algunos aspectos, ¿verdad?

Ha ocurrido en Londres y en Australia. Nunca lo hubiera esperado, pero tal vez porque soy abogada y conozco los tribunales. Me han llamado jueces del Tribunal Supremo en Londres y del Tribunal Central Penal. Una jueza me pidió permiso para utilizar las mismas palabras del monólogo final para dar las instrucciones finales al jurado antes de encerrarse a deliberar. Es decir, ahora se les recuerda que si una víctima no recuerda un detalle concreto, ello no invalida su testimonio. Es brutal que una obra de teatro lo haya conseguido. Y sé de lo que hablo, porque durante muchos años fui abogada de Derechos Humanos. Los europeos saben que el arte puede cambiar las cosas pero eso no es tan común en el mundo anglosajón. Es increíble lo que ha ocurrido con 'Prima facie'.

¿En qué sentido?

He podido hablar con el fiscal general del Estado, con el Ministro de Justicia de Australia, he dado charlas ante jueces y fiscales... Ha sido surrealista. Los tribunales y el teatro tienen algo en común: son foros donde la gente se reúne para contar historias, ya sea vividas en primera persona ante un juez, o con personajes inventados en una obra. Las cosas en la ficción a veces te llegan más.

¿Ha costado transformar la pieza teatral en novela?

En realidad ha sido fácil porque cuando escribí el primer borrador de la obra teatral era larguísimo y lo tuve que recortar. Pero me guardé todo aquello que ayuda a definir el personaje de Tessa, toda una serie de experiencias, sus amistades con otras mujeres, su pasado como chica joven. Tuve que reescribirlo para convertirlo en literatura. Pero fue fácil, la novela prácticamente se escribió sola.

El final es distinto.

Es que quería que la novela hablara a la comunidad, que se entendiera que esto no acaba con ella, que nos atañe a todos porque estas historias siguen pasando y ella, la protagonista, convivirá con esto el resto de su vida, lo llevará siempre dentro. Tú puedes ser muy valiente, pero es el activismo y el periodismo los que son capaces de generar un movimiento. Ya se vio con el #MeToo en Estados Unidos. Como abogada sé que es necesario contar con un equipo y que cuantas más mujeres ocupen posiciones de poder, más diálogo habrá.

¿Se ha planteado seguir adelante con el personaje de Tessa?

Mucha gente me lo ha pedido. Primero ha de salir la película. Me gustaría recuperar a Tessa, pero debo encontrar un motivo para volver a escribir sobre ella.

¿Cómo será el filme?

Ya está terminado el guión. La protagonista será Cynthia Erivo, la actriz de 'Wicked'. En la película entramos más en el tema de la raza. Contamos con actores y actrices negros para añadir otra capa más. Se filma este año en Londres y se estrenará el año que viene.

¿Pensó en adaptar el texto a otro país?

Quise mantenerla en Londres por dos motivos. Por un lado está el tema de la clase, que pesa mucho en Inglaterra. Por el acento puedes saber de dónde procede una persona. Por otro, por el sistema legal. Allí existe la 'norma del taxi' de la que se habla en la obra, que obliga a defender a quien llega primero cuando estás de guardia. En UK y Australia te dicen que su sistema legal es el mejor y ese es el que yo aprendí. Pero es muy patriarcal y es más confuso que el sistema europeo, basado en el principio contradictorio o acusatorio. A nosotros nos obceca esa idea de que la ley tiene cierta pureza y objetividad y en realidad, no siempre es así. La ley no es una ciencia exacta. Pueden pretenderlo pero al final hay la humanidad en el tribunal por más que la ley intente separar las emociones. Eso es algo que no ayuda a la mujer, por ejemplo.

Hay matices muy difíciles de transmitir ante un jurado. Los hombres y las mujeres también ven de diferente manera las relaciones. A ellos les cuesta entender que una mujer pueda cambiar de opinión. Pasar de querer relaciones a no.

Cuando estudiaba Derecho me di cuenta que la ley la crearon los hombres blancos de clase alta con su prisma y luego, más adelante, intentaron encajar a la mujer en ella sin cambiar ese prisma. La agresión sexual es un ejemplo profundísimo. En realidad la pregunta es fácil: ¿Es un sí o es un no?. Pero ellos no lo ven así: "Cuando estás excitando no vas a parar a preguntar", dicen ellos. ¿Por qué no? No cuesta tanto preguntar '¿va todo bien?' en un momento íntimo cuando estás tocando el cuerpo de otra persona. En inglés son solo cuatro sílabas: 'Is it O.K?'. Es un segundo. Pero los hombres tienden a reaccionar mal ante esto porque durante mucho tiempo han hecho lo que les ha dado la gana y creen que tienen un derecho adquirido para hacer lo que quieran.