Teatro

Crítica de 'L'aranya': Ay, si Guimerà levantara la cabeza

Jordi Prat i Coll rescata y reelabora para el TNC una de las piezas menos conocidas del insigne autor de 'Terra Baixa'

Santi Rodríguez: "La risa es un arma de construcción masiva"

Escena de "L'aranya" en el TNC.

Escena de "L'aranya" en el TNC. / David Ruano

Manuel Pérez i Muñoz

Manuel Pérez i Muñoz

Barcelona
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Salvador Dalí lo acusó de “gran pederasta”, Josep Pla de “sombrío patriota” y Xavier Fàbregas lo definió como un “respetable trasto disecado”. Son extractos de 'Guimerà. Home Símbol' (Edicions 62), de Xavier Albertí y Albert Arribas, libro que saca a pasear la homosexualidad velada de uno de los autores más respetados de la lengua catalana. Jordi Prat i Coll también reivindica este aspecto privado como clave esencial para interpretar la obra de Àngel Guimerà, sobre todo el texto 'L'aranya' (1908), una pieza casi olvidada que el TNC rescata como clausura del centenario de la muerte del escritor, efeméride algo deslucida si atendemos al poco caso que le han hecho los grandes escenarios del país.

Y nos lamentamos porque precisamente Prat i Coll demuestra (como ya hizo con Rusiñol) que las obras de Guimerà están repletas de posibilidades más allá del Manelic omnipresente en la escena amateur. La versión de 'L'aranya' escandalizará a los puristas, incluso al conservadurismo del propio autor si aún estuviera vivo, pero ya se trata de eso, volver el estilo como un calcetín para probar su resistencia como clásico (que se lo digan a Shakespeare ). Sin ningún pudor, la obra salta de “una calle de obreros” de la Barcelona de principios de siglo XX a la Girona de 1968, un drama naturalista al uso que se transforma por arte de irreverencia en una especie de 'sitcom' kitsch, en algunos momentos sainete, género cómico que Guimerà trató de esquivar, hasta hoy. 

Brillante elenco de comedia

La universalidad del conflicto aguanta el cambio, porque el trauma de la infertilidad de una pareja joven también podría ambientarse en nuestros días. No hay que matar al lobo como en 'Terra baixa', pero sí huir de la araña –villano malísimo–, metáfora y estructuras muy similares. Los años sesenta son la excusa para explotar un universo colorista pop que canta en francés, 'Cuéntame' a la catalana con nuevo final tipo 'woke', porque ya puestos a alterar el texto que la protagonista se empodere, y que lo haga con la emotividad y precisión que dibuja la actriz Mima Riera

Su 'partenaire' Albert Ausellé no se queda atrás y transmite como un cuchillo el deseo de ser padre que hiere a su personaje, anhelo y frustración que posiblemente también impregnaba a Guimerà y que anticipa 26 años el tema de la 'Yerma' de Lorca. Bien colocadas las bromas sobre el “masoquismo” de los personajes guimeranianos, o sobre la convivencia del legado del autor con la moral franquista. Un brillante elenco de comedia, con arquetipos expresionistas eficaces ('chapeau' Berta Giraut, Jordi Vidal y Meritxell Yanes), redondea un montaje de calado donde el acento y léxico de Girona suponen una auténtica delicia. Lástima que la sonorización del primer día no permitiera apreciarlo con claridad, ya lo sabemos, la acústica no es un punto a favor de Sala Gran del TNC.