Crítica
Savall estrena con éxito una nueva versión de la ‘Gran Misa’ de Mozart
Luca Guglielmi revisó y completó la inacabada partitura a partir de material del genio de Salzburgo, revisada y dirigida por Jordi Savall.

Jordi Savall en L'Auditori durante la interpretación de la 'Misa en Do menor' de Mozart. / May Zircus


Pablo Meléndez-Haddad
Pablo Meléndez-HaddadAuditori de Barcelona
6/2/25
La inacabada ‘Gran misa en Do menor, KV 427 (417a)’, concebida entre 1782 y 1783 por Wolfgang Amadeus Mozart, revivió en el Auditori en una versión renovada y completada por Luca Guglielmi a partir de material del genio de Salzburgo, revisada y dirigida por Jordi Savall. La propuesta, en el ciclo ‘El so original’, mantiene el ‘Kirie’ y el ‘Gloria’ originales, mientras el ‘Credo’, el ‘Sanctus’ y el ‘Agnus Dei’ han sido trabajados por Guglielmi dando nueva vida y profundidad a la obra, que mantiene la unidad gracias a una manipulación respetuosa y bien planteada.
La obra la estrenó la esposa de Mozart como una de las sopranos solistas y no se ha conservado gran parte de la orquestación del ‘Credo’, así como algunas de sus secciones, ni tampoco el ‘Agnus Dei’ en su integridad. Nunca se ha podido saber si el compositor terminó su ‘Misa’, pero lo que sí queda claro es que en el material conservado brilla un genio que admiraba a Bach y Händel, en quienes se inspira en el canto florido de los solistas y en el trabajo del coro a diferentes voces. A ello un Mozart digno de su genio une un sentido dramático y teatral propio de la ópera italiana, construyendo una pieza magnífica en la cual destacan, por ejemplo, esas arias impresionantes como son 'Laudamus te' y 'Et incarnatus est'.
Guglielmi, director de orquesta, musicólogo, compositor y solista de clave y órgano, ha realizado un trabajo impecable al revisar y ampliar el manuscrito autógrafo; según ha quedado claro, en su labor ha utilizado la máxima cantidad de material original de Mozart y ha limitado la reconstrucción incluyendo temas ya existentes con texto renovado, como un aria de la cantata ‘Davide penitente’, lo que ha minimizado la intervención. Solo el 'Dona nobis pacem' del final es una composición de Guglielmi, aunque realizada sobre los esbozos de Mozart.
Al mando de una brillante Capella Nacional de Catalunya integrada por una treintena de voces -que prepara con excelencia Lluís Vilamajó- y de la orquesta Le Concert des Nations, Savall fue ovacionado al término de la velada dando muestras de una gran afinidad con el repertorio, sacando un sonido redondo del coro y de los músicos; las voces se trabajaron sin ‘vibrato’ romántico, lo que contrastó con algunos efectos de dinámicas incluso exageradas. Además, el maestro contó con unos solistas fantásticos, entre los que destacó la siempre perfecta Elionor Martínez, una soprano sencillamente espectacular. Giulia Bolcato aportó una voz correcta, lo mismo que Marianne Beate Kielland, con evidente facilidad para la coloratura.
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