Entrevista

Jordi Savall: "La música es una plegaria en la que se unen espiritualidad y belleza"

El maestro, violagambista y musicólogo sigue en activo y no piensa en la jubilación a sus 83 años; este jueves presenta en L'Auditori una versión inédita de la 'Misa en do menor' de Mozart que el genio de Salzburgo dejó inacabada. Al día siguiente la interpretará en Valencia en un concierto solidario por los afectados de la dana

Jordi Savall: "La paridad en las orquestas es prioritaria"

Jordi Savall dirigiendo Le Concert des Nations.

Jordi Savall dirigiendo Le Concert des Nations. / May Zircus

Marta Cervera

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Barcelona
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¿Qué tiene de especial esta misa?

Es una obra maravillosa, una de las grandes misas de Mozart. En la época en que la compuso su intención era crear una gran Misa Solemne con las mejores arias y las mejores cantantes. Pero en esos momentos no tenía dinero y le embargaban los muebles. Lo pasaba mal y pedía dinero a sus amigos masones. Tenía que ocuparse de componer cosas que no quería para poder dedicarse a lo que sí quería hacer. Pero, al igual que no pudo acabar el 'Réquiem', tampoco terminó esta misa.

Compuso solo unas partes ¿Cómo se ha reconstruido el resto?

A partir de otras obras de Mozart: cantatas, oratorios y salmos, como arias de 'Davide Penitenti'. Para el 'Agnus Dei' se utiliza parte del 'Kirie' y en el 'Dona nobis pacem', Luca Guglielmi [asistente de dirección y responsable de esta nueva lectura de la obra] ha compuesto los 20 compases que faltaban utilizando el arte de la fuga que Mozart conocía bien. Es una revisión y ampliación del manuscrito original hecha desde un profundo respeto y conocimiento de la obra mozartiana que integra el respeto a la tradición pero mira al futuro.

¿Sorprenderá?

El público descubrirá una misa muy mozartiana pero también muy diferente donde intentamos captar y trasladar toda la belleza y espiritualidad de su música a partir del sonido de la época de Mozart. Por eso se canta de otra manera más depurada porque es anterior al bel canto y al vibrato. En nuestra versión, el vibrato es puntual, solo se usa para realzar un momento de expresión. Con la orquesta pasa igual. Cuando las formaciones pasaron a utilizar cuerdas de metal, que son frías, empezaron a hacerlas vibrar siempre. Pero cuando tienes una orquesta con cuerdas de tripa como las que había en la época de Mozart y como las que utilizamos nosotros, el sonido es tan bonito que llega con una energía y una transparencia que no necesita de ese vibrato más que cuando llega el momento culminante de la frase.

Es un nuevo reto. ¿No se cansa?

Tengo la misma energía que hace 20 años. Ha sido maravilloso llevar adelante este nuevo proyecto con La Capella Reial integrando un coro de jóvenes voces y un grupo de solistas fantástico donde tenemos a las sopranos Giulia Bolcato y Leonor Martínez, a la mezzosoprano Marianne Beate Kielland, al tenor David Fischer y al bajo Matthias Winckhler. Leonor empezó cantando en La Capella Reial y la hemos visto progresar y madurar. Por otro lado, la orquesta Le Concert des Nations está en plena forma. Venimos de hacer Bruckner y Schumann y hemos tenido mucho éxito con la 'Misa en do menor' en Salzburgo, Hamburgo y Budapest.

"La conexión entre personas de diferentes generaciones con una misma pasión genera algo diferente"

¿Cómo va la grabación de esta obra en La Seu d'Urgell? 

Muy bien. Trabajamos en el mismo lugar donde empecé a grabar algunos de mis discos de música antigua hace 50 años, la iglesia de Sant Domènec. Está muy bien acondicionada y no hay una resonancia excesiva.

Se le nota muy contento.

Es lo que tiene trabajar con formaciones donde un 50% de los intérpretes son jóvenes músicos y el resto son músicos con una dilatada experiencia. Es una fórmula que funciona. Con ellos la música es pura energía. Esa conexión entre personas de diferentes generaciones con una misma pasión genera algo diferente. La música suena distinta con este conjunto donde juventud y experiencia suman. Me siento muy feliz porque estamos haciendo música de gran calidad a la vez que contribuimos a pasar el testigo a jóvenes intérpretes transmitiéndoles nuestro amor por la expresión y la articulación de la música.

Jordi Savall en un concierto en el Auditori con Le Concert des Nations. May Zircus

Jordi Savall en un concierto en el Auditori con Le Concert des Nations. May Zircus / May Zircus

¿Qué diferencia sus conjuntos de otros?

Más allá de la calidad de los intérpretes, el tiempo que dedicamos a los ensayos, mucho más de lo habitual. Yo no trabajo solo, cuento con un fiel y maravilloso equipo a mi alrededor como Luca Guglielmi, el violinista Manfredo Kraemer, concertino de Le Concert des Nations, y Lluís Vilamajó que se encarga de las voces de La Capella Nacional de Catalunya. Formamos un equipo sólido que es como una familia donde predomina la buena armonía.

Su idea de trabajar con músicos jóvenes contó con el apoyo de la Comunidad Europea desde el principio.

Y acaban de renovar la ayuda a la Academia profesional YOCPA [Youth Orchestra and Choir Professional Academies] hasta el 2028. ¡Es una gran alegría! La formación, compuesta por 30 miembros de La Capella Nacional de Catalunya y 30 de Le Concert des Nations, incluye un 50% de jóvenes músicos y cantantes profesionales menores de 39 años. Pero la subvención es solo del 40%, unos 600.000 euros. El resto debemos aportarlo nosotros como podemos con mecenas que nos ayudan a alcanzar los 900.000 euros que faltan. Por ahora tenemos una ayuda del Banco Sabadell y estamos esperando de la Generalitat, que generalmente nos apoya, así como el Ayuntamiento y la Diputación. También estamos en conversaciones con el Ministerio de Cultura.

Jordi Savall es un gran embajador musical.

Nuestros proyectos viajan a las mejores salas y escenarios. Este año, por ejemplo, iremos a Viena a hacer la integral de sinfonías de Beethoven, repartidas en dos épocas del año. Siempre nos piden que volvamos. Hay lugares como la Philharmonie de París donde actuamos tres veces el mismo año.

Aquí en el Auditori también le vemos a menudo.

Cierto, y en el Liceu también. Pero en otros sitios como el Palau de la Música o el Grec, no tanto.

"He visto llorar de emoción en los conciertos. ¿Qué más puedo pedir?"

Siempre le quedará su festival de verano en Poblet, Santes Creus y Montblanc que crece año a año. ¿Qué puede avanzar?

La próxima edición estará dedicada a la diversidad e invitaremos a muchos grupos jóvenes. Hay que ayudar a las nuevas generaciones de músicos.

¿A usted también le ayudaron cuando empezaba?

Para estudiar, no, pero cuando acabé mi carrera musical en Barcelona, la Banca March me dio una beca que me permitió ir a Suiza en 1968. En ese país también me ofrecieron un crédito que me permitió poder vivir modestamente y que devolví al cabo de 20 años.

Su compromiso va más allá de la música; también es embajador por la paz y el diálogo intercultural. ¿Qué puede hacer ante las guerras?

Rezar. La música es una plegaria en la que se unen espiritualidad y belleza. Y nuestra versión de la 'Misa en do menor' de Mozart toca el alma. He visto llorar de emoción en los conciertos. ¿Qué más puedo pedir?

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