Entrevista

Núria Pradas, escritora: "He encontrado muchas cosas en la biografía de Agatha Christie con las que me identifico"

La autora presenta en Figueres su última novela, 'Benvolguda senyora Christie'

“Dicen que ya nadie lee, que la gente se ha vuelto tonta. Y yo me pregunto: ¿quién es ‘la gente’?"

Núria Pradas con su libro, en la biblioteca de Figueres.

Núria Pradas con su libro, en la biblioteca de Figueres. / Jordi Blanco

Cristina Vilà Bartis

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"Es un juego osado, el mío, convertir a Agatha Christie en protagonista de una novela y de género negro", aseguraba ante algunos lectores la escritora Núria Pradas en una de las primeras presentaciones que ha hecho de 'Benvolguda senyora Christie' (Columna), su última novela, la primera que hace enmarcada dentro del 'cozy crime', un género que redefine la novela de misterio haciendo hincapié en los personajes y los ambientes. En este acto la acompañó la también escritora M. Mercè Cuartiella y con ella fue desgranando algunos de los secretos que esconde este nuevo libro que llega después de éxitos como 'Sota el mateix cel', premio Carlemany 2012; 'La noia de la biblioteca' (2014); 'Somnis a mida' (2015), traducida a más de ocho lenguas y con más de 20.000 ejemplares vendidos en Alemania; 'L'aroma del temps' (2017); 'Tota una vida per recordar', premio Ramon Llull 2020, y 'La vida secreta de la Sylvia Nolan' (2022). En 'Benvolguda senyora Christie', Emma Marbury, la protagonista, recibe en herencia una pequeña librería llena de misterio y, en poco tiempo, se ve inmersa en un crimen. Para resolverlo se carteará con la maestra de los misterios.

Mucha gente empezó a leer novela negra con Agatha Christie.

Y a diferentes edades y generaciones, porque dentro del género ella era el referente. Además, son unas novelas que empiezas a leer en la adolescencia; no son como los autores actuales, que me encantan, pero son muy truculentos. En cambio, a Agatha Christie la recordamos de haberla leído, ella ha introducido a muchos lectores en el género negro. Me apetecía mucho hacer este libro.

¿Cuándo decide convertirla en un personaje de su nuevo libro?

Fue poco a poco. Como escritora me produce bastante angustia encasillarme en un género, estilo o un tipo de novela. No quiero ser la autora que siempre escribe la misma novela. A pesar de que me encuentro cómoda con la novela histórica, las protagonistas femeninas y el siglo XX. En juvenil había escrito algo de novela negra y había ido muy bien, pero cuando me propusieron hacerlo para adultos, me daba respeto. Al final, me decidí, pero convencida de que no escribiría una novela truculenta porque no me gustaría y no sabría. Y me dijeron que hiciera el llamado 'cozy crime', el crimen amable. Estuve mucho tiempo releyendo todo lo que tenía por casa de Christie y, además, ahora se ha reeditado mucho en catalán. Después leí su autobiografía, una obra en que la ves mucho a ella, y, ya dándole vueltas a qué sería la novela, abril-mayo del 2023, me fui a Devon para ver dónde había nacido, cómo era la casa de veraneo, Greenway, que está tal como la dejó, incluso con ropa suya al armario. Pero no es un museo, como sí lo es Torquay (Devon). Ves cómo Agatha Christie vivía allí, sobre todo el paisaje, cómo llegaba. Cogimos un transbordador, un tren de vapor, caminamos por el bosque... Era hacer aquel viaje como se hacía entonces. Después de todo eso, no tenía bastante con escribir una novela como ella, yo quería escribirla a ella. Quiero que sea no solo un homenaje, sino revivir el ambiente, el lugar. Tuve claro que la tenía que incluir en la novela.

Cuando una se adentra en la lectura del libro, te acabas encontrando dentro de una novela de Agatha Christie.

Es que, en el fondo, es como un juego de muñecas rusas. He cogido una novela poco conocida suya, 'La señora McGinty ha muerto' (1952), que es la que escribirá una vez haya vivido esta aventura. Evidentemente, mi libro está muy lejos de su novela en todos los aspectos, pero sí que parte de cosas que me interesaban mucho, como la presunción de inocencia, la reflexión sobre el bien y el mal, el paisaje. También el personaje de Emma Marbury, que no es policía, que no sabe investigar un caso, pero allí está. Y, bueno, te acercas a una novela que sabes que ella escribirá más tarde, después te olvidas y te va saliendo otra cosa que te recuerda mucho a aquello. Supongo que ha pasado esto porque, una vez empiezas, te vas separando del inicio, pero ha sido muy divertido, me lo he pasado muy bien.

No quiero ser la autora que siempre escribe la misma novela

Solo empezar a leer, el lector ya ve que hay dos historias -la primera, un crimen antiguo- y dos líneas temporales que acabarán confluyendo.

Este crimen antiguo, el del doctor Crippen, que lo busqué mucho y elegí el que quería, daba mucho de juego. Encontré fotografías, los personajes son reales. Lo quería acercar al lector.

En diferentes momentos, algunos de los personajes hablan del juego entre realidad y ficción.

Agatha Christie era una persona sumamente modesta, muy tímida, pero sabía mucho de crímenes. Y quise confrontarla con Emma, una muchachita que llega a Dartmouth y se siente perdida. Me interesaba también situar el momento. Agatha Christie, como tanta gente de su generación, vivió dos guerras mundiales.

Leyendo se percibe claramente el homenaje que le hace. La retrata en su día a día.

Agatha Christie era una mujer muy independiente e inteligente. Tenía una curiosidad enorme por todo. Su segundo marido, Max Mallowan, era arqueólogo y le decía que entendía más ella de cerámica mesopotámica que él. También se empezó a aficionar a la fotografía para documentar lo que sacaba. Era una mujer muy avanzada a su tiempo. Llevaba un coche, hacía surf. Cuando se divorció del primer marido, vivencia que le costó, se fue sola de viaje por el Oriente Medio. Y con su segundo marido se llevaban 15 años, siendo ella mayor. Agatha Christie rompe todos los esquemas y se lo toma todo con aquel humor inglés. Además, he encontrado muchas cosas en su biografía con las que yo me identifico. Yo, también, cuando empiezo a escribir una novela, estoy una semana que no me puedo sentar y, además, pienso que no sé escribir, que no escribiré nunca más nada.

El misterio, como era de esperar, se encuentra en toda la novela. Así también en la vida de la protagonista, Emma, esa joven que recibe el legado de una tía que la había cuidado y había desaparecido misteriosamente décadas atrás. El legado es una librería.

Hay muchas cosas en esta novela de las que yo tenía ganas de hablar y lo he ido descubriendo en el momento de ir escribiendo. Es el caso de las novelas de librerías como 'La librería' de Penelope Fitzgerald, que me la volví a releer, o 'La sociedad literaria y el pastel de cáscara de patata' de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows. Son novelas que me han acompañado tanto, me han gustado tanto, las he disfrutado tanto que también, de alguna manera, es un pequeño homenaje a ellas. Emma podía haber heredado una granja, una mercería, que es más fácil, pero una librería, acabada la Segunda Guerra Mundial, en un pueblo pequeño, como es Dartmouth. Era complicado, pero también el hecho de hablar de una librería en aquella época me hacía mucha ilusión.

El título también conecta con aquel mundo en que la gente se escribía cartas.

En un principio había pensado que hubiera más cartas, pero decidimos, con la editora, que no solo fuera una novela epistolar porque es difícil el género negro. Sí que mantuve que no se conocen, Emma y Agatha, hasta que ya ha pasado todo y se van comunicando por carta. Esto también es curioso y lo vi cuando estuve. Cuando coges el ferri y te deja en Greenway, tomas un caminito por el bosque y vas a parar a la casa. Cuando el ferri se para, hay una campana. Aquella imagen del ferri llevando la carta arriba y abajo, si no lo ves, es difícil imaginártelo. Es, además, una zona de Inglaterra preciosa. Torquay, donde nació Christie, es ahora como un balneario, un pueblo turístico a la inglesa. Hay todo un circuito Agatha Christie por toda la ciudad: medio museo local está dedicado a ella, el hotel donde iba a bailar con las amigas… Lo denominan 'las dos millas Agatha Christie'.

Es que la autora tiene todavía mucha vigencia.

Allá la quieren muchísimo. Es una personalidad. Y ahora está volviendo este 'cozy crime', más suave.

En su novela, Christie se convierte en detective. Esto nos recuerda a sus míticos personajes Poirot y Miss Marple.

Ella está investigando, cierto, pero ha sido divertido a pesar de que me daba miedo por lo que pudieran pensar los fans de Agatha Christie. Pero la gente lo acepta y lo lee como un juego.

A mí se me hace difícil pensar en escribir cuatro novelas al año porque te las encarguen. Eso mata el arte.

Hay muchos que quizá no lo han leído nunca.

O solo han leído las novelas más conocidas.

Pero ella escribió mucho. En su libro confiesa que de cada cinco novelas, solo una le apasionaba.

Ella empieza en una época en que le va muy bien el dinero que gana, acabó teniendo casas por toda Inglaterra y era muy inteligente, invertía. Escribe muchísimo, pero llega un momento en que reconoce que la gente no se da cuenta de qué hay detrás una novela, si el autor la ha disfrutado o la ha escrito porque tiene que hacer cuatro al año. Ella decía, sin embargo, que siempre había una que la disfrutaba. Hoy en día es diferente. A mí se me hace difícil pensar en escribir cuatro novelas el año porque te las encarguen. Esto mata el arte.

Ella encontró la fórmula del éxito.

Cierto, pero también le gustaba mucho escribir teatro, incluso hizo una novela romántica. De vez en cuando, huía de aquello que le daba el pan. Hoy en día ya empieza a ser muy imposible pensar en el 'best-seller' como lo conocíamos antes. Cuando yo voy a una librería y veo una novela mía de hace cinco o seis años y todavía está ahí, para mí, este es el éxito, ver que la novela todavía está viva. Cada libro es un misterio y supone un año de trabajo. La suerte es que llegue a los lectores.

Benvolguda senyora Christie

Autora: Núria Pradas

Editorial: Columna

Páginas: 352

Precio: 21,50 euros