Análisis

“Dicen que ya nadie lee, que la gente se ha vuelto tonta. Y yo me pregunto: ¿quién es ‘la gente’?"

La dramaturga Victoria Spunzberg, la escritora Irene Vallejo y la filósofa Remedios Zafra reflexionan sobre el actual 'boom' cultural

El feliz año de los récords en teatro, música y libros: claves para entender el 'boom' cultural

La dramaturga Victoria Spunzberg, la escritora Irene Vallejo y la filósofa Remedios Zafra.

La dramaturga Victoria Spunzberg, la escritora Irene Vallejo y la filósofa Remedios Zafra. / EPC

Leticia Blanco
David Morán
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La Universidad de Oxford eligió como término del año 2024 'Brain Rot', algo así como 'podredumbre mental', en alusión al deterioro intelecual provocado por el consumo excesivo de contenido de internet de baja calidad. Todos sabemos lo que es quedar atrapados en el 'scroll' infinito y despertar del trance con el cerebro un poco más frito de lo normal. Pese a ello, las estadísticas indican que cada vez leemos más. Y que también vamos al teatro y a conciertos como nunca antes. Y todo este 'boom' cultural coincide con cierta sensación más o menos compartida de apocalipsis inminente (Trump, la IA, el calentamiento global… elijan su propia aventura final). ¿A que se debe ese repunte de consumo cultural? ¿Se acaba el mundo y vamos a celebrarlo con Sabrina Carpenter? 

Sabrina Carpenter, uno de los reclamos del Primavera Sound, que no agotaba entradas tan rápido desde 2016.

Sabrina Carpenter, uno de los reclamos del Primavera Sound, que no agotaba entradas tan rápido desde 2016. / EPC

“Es como si el cuerpo sentado, como si los ojos secos no soportaran más y reaccionaran”, reflexiona la filósofa Remedios Zafra, para quien el exceso de virtualidad hace que valoremos más el ‘aquí’ y el ‘ahora’, “devolviendo al tiempo y al espacio un valor vapuleado por la virtualidad”. “Tiene que ver con una necesidad de desconexión y de abrazo”, apunta. 

Para la ensayista, la falta de perspectivas de futuro de los jóvenes es precisamente la que opera como “un refuerzo del presente, al que se proyecta una mayor energía”. La cultura no solo aporta intensidad, estímulo intelectual y experiencial, sino que permite olvidarse un poco de las estrecheces porque, tal y como recuerda Zafra, es de las pocas cosas que mayor igualación permite entre personas, “con independencia de su linaje y cuenta bancaria”. El disfrute de la lectura, de la música o del teatro sigue siendo asequible para la mayoría. Para la autora de ‘El entusiasmo’ (Anagrama), “si el ahorro para el futuro se ve desalentado, el dinero disponible se invierte en el presente. Ahí confluyen derivas más o menos intensas, a veces hedonistas, a veces perturbadoras, como si en la cultura se invocara un cambio, un grito, una denuncia... y sobre todo un contraste ante la deshumanización del sujeto solo ante su pantalla”. 

'L'imperatiu categòric' de Victoria Szpunberg, en el Teatre Lliure.

'L'imperatiu categòric' de Victoria Szpunberg, en el Teatre Lliure. / Sílvia Poch / Teatre Lliure / ACN

No hay que perder la confianza en el público

Victoria Spunzberg es la autora de una de las obras de teatro más aplaudidas de la temporada pasada, ‘L’imperatiu categòric’. A priori, la obra no entraría en la categoría de lo muy popular (título de inspiración kantiana, protagonizada por una mujer de mediana edad que se siente sola y tiene problemas para llegar a final de mes), pero tuvo uno de los ‘sold outs’ más comentados de 2024 y las entradas para su reposición, el próximo junio, volvieron a evaporarse en un pestañeo cuando salieron a la venta. Spunzberg lo atribuye al “boca a boca” y no encuentra una explicación que justifique su doble ‘sold out’, pero sí comparte un par de reflexiones al respecto.

“No hay que perder la confianza en el público. El público son personas, como tú y yo, con una necesidad de recuperar aspectos básicos humanísticos, afectivos y personales. ¿Qué es el teatro? Un lugar en el que no tienes distracciones, en el que no estás interrumpido por un móvil, en el que te encuentras con gente de carne y hueso que se te pone delante y te representa algo de la sociedad. A lo mejor es que en este tiempo tan veloz, tan virtual y atomizado, tan salvajemente capitalista, necesitamos eso. No todo el mundo se ha convertido en un robot frío”. 

Juliana Canet y Marina Porras graban en directo el nuevo programa 'Club Tàndem' de 3Cat, un club de lectura transmedia.

Juliana Canet y Marina Porras graban en directo el nuevo programa 'Club Tàndem' de 3Cat, un club de lectura transmedia. / MANU MITRU

Spunzberg es madre de una adolescente muy lectora; ella también lo es (no sale de casa sin un libro) y le horroriza ese mantra que se escucha con frecuencia: “Dicen que ya nadie lee, que la gente se ha vuelto tonta. Y yo me pregunto: ¿quién es ‘la gente’? La gente soy yo, eres tú. No creo en esos mensajes apocalípticos exagerados. Claro que no soy naíf y tengo una dosis de pesimismo obvio; si no, sería ciega. Pero sigo confiando en que la gente necesita de estas experiencias”, explica. 

“Es evidente que vivimos un momento de cambio a nivel geopolítico y de valores. Es un momento muy delicado de la historia, pero a veces, en momentos de incertidumbre, la gente necesita reunirse en espacios culturales para encontrarse con las preguntas y, sobre todo, para encontrarse con ellos mismos. Con los miedos, con las inquietudes. Ahora es más necesario que nunca. Aunque tampoco creo que la cultura salve. Ojalá”, desliza. 

Leer juntos, el fenómeno imparable

Hablamos del boom de la música y el teatro como un retorno a lo colectivo. Pero, ¿qué pasa con los libros? Para Irene Vallejo, que lleva cinco años viajando por todo el mundo a lomos de las 45 traducciones que lleva ‘El infinito en un junco’, incluso la lectura, a priori una práctica reservada a la esfera más íntima, está viviendo una explosión comunitaria. “Nos dicen que cada vez se lee menos, pero cada vez hay más clubes de lectura espontáneos en todas partes. Es un fenómeno completamente internacional”, explica Vallejo, que destaca que este surge “de abajo a arriba” y no está “institucionalizado”. “Lo que me llama la atención como historiadora de la lectura es que es algo espontáneo. No son las escuelas, no son las universidades, sino realmente es la gente la que decide reunirse alrededor de los libros. No solo para leerlos, sino para de alguna manera devolverlos a la oralidad, para hablar sobre ellos. Y se está convirtiendo realmente en una alternativa de sociabilidad”, añade. 

Irene Vallejo y Dua Lipa en el Hay Festival.

Irene Vallejo y Dua Lipa en el Hay Festival. / EPC_EXTERNAS

El fenómeno ha llegado a Estados Unidos a un nivel en el que las grandes estrellas y celebridades organizan clubes de lectura, recomiendan libros e incluso tienen asesores que seleccionan los títulos que puedan ser más interesantes, explica Vallejo, a la que le parece “curioso” el hecho de que ahora “las celebridades quieran prestigiarse a través de los libros”. “Dua Lipa hace poco recomendó el libro de Alana Portero. Y es interesante cómo también esos clubes de lectura se acaban convirtiendo en reuniones donde la gente, a través de los libros, explora y verbaliza casi de una manera terapéutica cuáles son sus propias emociones y conflictos”, reflexiona la escritora. Vallejo lo tiene claro: “La lectura no está desapareciendo. Soy muy optimista a este respecto porque llevo toda la vida oyendo que esto se acaba y comprobando que las ferias, los clubes y los festivales son cada año más multitudinarios”.  “Puede que el auge cultural que vivimos anuncie la esperanza que nos debemos", concluye Zafra.

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