Crónica

Rufus Wainwright, aclamado por su 'Dream Requiem' en el Palau

El compositor actuó como narrador de una obra ambiciosa y ecléctica, un grito desesperado en favor del medioambiente

Rufus Wainwright en el Palau de la Música con su 'Dream Requiem'

Rufus Wainwright en el Palau de la Música con su 'Dream Requiem'

Pablo Meléndez-Haddad

Pablo Meléndez-Haddad

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Este ‘Dream Requiem’ para narrador, soprano, coro de niños, coro mixto y orquesta está dedicado por su compositor, Rufus Wainwright, a Giuseppe Verdi y a Puccini, su mascota que murió trágicamente; tras estrenar dos óperas, el polifacético cantautor ahora pone música al poema ‘Oscuridad’ (‘Darkness’, 1816) de Lord Byron y a secciones de la misa de réquiem católica en latín e inglés. Estrenado en junio en París, es un encargo, entre otras entidades, del Palau de la Música Catalana y de la Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC), que lo estrenó en España en el auditorio modernista junto al Orfeó Català, al Cor Infantil del Orfeó y a la soprano Anna Prohaska bajo la batuta de Ludovic Morlot, junto al compositor como narrador (en reemplazo de la anunciada Sharon Stone).

Además de la pandemia, ha sido la crisis climática lo que impulsó a Wainwright a crear su ‘Dream Requiem’. Aunque no se define como "muy religioso", quizás por eso el resultado es una obra ecléctica y algo inconexa en sus partes, acentuando el tema medioambiental, ya que el poema de Byron imagina un colapso planetario total; cita, además, “el amor puro y sin adulterar de los perros hacia sus amos”, en palabras del compositor, elevando a estas mascotas a símbolo de amor incondicional.

El ‘Dream Requiem’ suena a teatro, a ballet, a oratorio, a banda sonora. Valiéndose de un melodismo a toda prueba, Wainwright utiliza los textos de manera diferenciada, con el poema a cargo del narrador, mientras pone música a la misa de manera brillante y efectista; incorpora un “Agnus Dei” escrito hace 20 años, adaptado aquí a coro y soprano sin acompañamiento orquestal. En el “Offertorium” impone un curioso solo de viola sobre la orquesta sin palabras, en una prueba más de esta curiosa investigación tímbrica.

A pesar de todo, de esa muerte que se arrastra por la obra, Wainwright al final brinda cierta esperanza a través de un tranquilizador ‘In Paradisum’ a cargo del coro infantil que, con ritmo obstinado, poco a poco camina hasta desvanecerse en el vacío. Al final, autor e intérpretes fueron aclamados por un público encantado.

Suscríbete para seguir leyendo