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Kathy Bates, reina de las audiencias a sus 76 años con 'Matlock'
Movistar Plus+ estrena el domingo, día 26, la serie de abogados que ha convertido a la veterana actriz en estrella del 'prime time' en Estados Unidos
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Kathy Bates (Madeline 'Matty' Matlock) en una imagen promocional de 'Matlock' / Movistar Plus+


Juan Manuel Freire
Juan Manuel FreirePeriodista
Periodista y crítico cultural.
'Matlock' (Movistar Plus+, desde el domingo, día 26) parece, pero no es, un 'reboot' de la serie de los ochenta y noventa con Andy Griffith como el simpático abogado defensor Ben Matlock. Solo se parece a aquella en el sentido en que, semana a semana, casos legales se resuelven de formas curiosas, y en que su ahora heroína se apellida Matlock. Por lo demás, su premisa no puede ser más diferente: aquí lo importante es dinamitar los prejuicios del edadismo, sobre todo el aplicado a las mujeres.
El proyecto de Jennie Snyder Urman ('Jane The Virgin') motivó a la gran Kathy Bates lo suficiente como para abandonar la idea de retirarse, con la que jugaba desde hace tiempo. Su último papel será, en principio, el de Matty Matlock, abogada septuagenaria, viuda, que se las ingenia para salir de un largo letargo laboral y convertirse en socia del gran bufete Jacobson Moore, en el que día a día desmontará su imagen de anciana inofensiva a base de inteligencia, capacidad de recursos y asertividad.
Sus jóvenes compañeros de oficina (Leah Lewis, David Del Rio), su supervisora (Skye P. Marshall) o el dueño del bufete (el gran Beau Bridges) empiezan a admirarla tanto como a temerla. Y eso que ni siquiera saben toda la verdad sobre ella, una que no revelaremos aquí para no arruinar la experiencia. Madeleine 'Matty' Matlock tiene un plan maestro y su estrategia a largo plazo tiene base en la persistencia de la sociedad en devaluar a las mujeres mayores. O no tan mayores: diversos casos abordados en la serie tienen un ángulo feminista, como el de la joven abogada que presenta una demanda de acoso sexual contra un picapleitos jerárquicamente por encima de ella.
Para sorpresa de CBS, que la renovó después de solo dos episodios, la nueva 'Matlock' ha sido una de las sensaciones de la temporada en Estados Unidos y convertido a Kathy Bates, a sus 76 años, en reina de las audiencias: alrededor de diez millones de espectadores han seguido cada episodio y, algo cada vez más raro hoy en día, han tenido algo de lo que hablar con sus compañeros de oficina en la máquina del agua.
Un mito llamado 'Misery'
El fenómeno 'Matlock' ha añadido un inesperado último acto, uno estelar, a una carrera extensa y fértil, iniciada en 1971 del brazo del mismísimo Milos Forman en 'Juventud sin esperanza'. Los papeles importantes de cine, en principio, se le resistieron, según le dijo más de un agente de casting por su falta de atractivo físico. Durante los ochenta, tuvo pequeñas apariciones en películas de grandes como Ulu Grosbard ('Libertad condicional'), Robert Altman ('Vuelve a la tienda de baratijas, Jimmy Dean') o Claudia Weill ('Un amargo despertar'), pero se hizo nombre sobre todo en el Off Broadway.
Algo, o mejor dicho, mucho cambió en 1990, cuando a sus ya 41 años consiguió el papel de la fan fatal de 'Misery', aquella que secuestraba al novelista encarnado por James Caan y le exigía el retorno a la vida del personaje que no debió enterrar. Esta adaptación de Rob Reiner de una novela de Stephen King (a cuyo terreno volvería, igualmente brillante, en 'Eclipse total') le valió el Oscar a la mejor actriz. Llegaron otras películas populares, como 'Tomates verdes fritos' y 'Titanic', pero según dijo recientemente Bates a Alexis Soloski de 'The New York Times', Hollywood no supo muy bien qué hacer con ella. Aunque seguramente hubiera pocas actrices a la vista con su nivel de talento y entrega.
Con el cambio de siglo, la tele se convirtió en su hábitat de preferencia. Tuvo un largo arco argumental en 'A dos metros bajo tierra', serie legendaria de la que, además, dirigió cinco episodios, incluyendo el de la estrella porno que se electrocuta en su bañera. Al lado de su Oscar ha podido colocar un par de premios Emmy, uno por la decapitada Madame LaLaurie de 'American horror story' (franquicia de la que se convirtió en presencia habitual) y otro por el fantasma de Charlie Harper en 'Dos hombres y medio'.
Los viejos molan
La aceptación de 'Matlock' es consecuencia de esta carrera, de un afecto ganado durante más de cinco décadas de trabajo, como quizá también una muestra de que los espectadores (no solo de una cierta edad) están dispuestos e incluso encantados de tener a gente mayor como protagonistas de sus series. Como explicaba el crítico Alan Sepinwall en un artículo sobre esta cuestión para 'Rolling Stone', en los últimos años la televisión "ha aprendido de nuevo a abrazar e incluso a celebrar a la gente mayor y las historias que tienen que contar". Lily Tomlin y Jane Fonda fueron pioneras de este resurgir de la vejez con 'Grace y Frankie', éxito sorpresa de Netflix hace una década. Y esta misma plataforma acaba de renovar la comedia 'Un hombre infiltrado', con Ted Danson (76 años en el momento del estreno) como agente encubierto en un entorno, a priori, poco comercial: un complejo habitacional para jubilados.
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