Figura revelación
Milo J en el Palau Sant Jordi: aquí hay artista
El cantante argentino, de 18 años, mostró por qué se ha convertido en un ídolo juvenil en tiempo récord, en un concierto en el que fundió su lenguaje urbano con la instrumentación rock y el sustrato de folclore

BARCELONA. 18.01.2025 Concierto de Milo J. en el Palau Sant Jordi. FOTO FERRAN SENDRA / FERRAN SENDRA


Jordi Bianciotto
Jordi BianciottoPeriodista
El de Milo J es uno de esos casos de éxito supersónico que se escapa del radar de los mayores de… ¿21? Apasionada muchachada, la que se citó este sábado en el Palau Sant Jordi (dos tercios de entrada), atraída por este bonaerense de 18 años, flequillo cortado a cuchillo, de aire chulito pero sentimental, que en su país ya llena estadios y colecciona distinciones como las otorgadas por los Premios Gardel.
De lejos, es fácil tratarlo de producto de quita y pon, pero a Camilo Joaquín Villarruel se le observó un talante de artista con su voz de tonos graves (aun sin estar al 100%: “estoy retomado de la garganta”) y esa amplia paleta de sonidos e influjos, más allá de los contornos del trap. Sorteando los formatos coreográficos, actuó arropado por toda una banda, con guitarra, bajo, teclados, batería y percusión. Como buen argentino, venera los códigos rockeros (y a su majestad Spinetta), lo cual se apreció en temas como el explícito ‘Vida de rock’, que grabó con Duki. Y demostró que absorbe a placer el folclore: las guitarras tradicionales de ‘Tus vueltas’, el dueto (pregrabado) con Yami Safdie en ‘El bolero’ y el guiño al regional mexicano de ‘Una bala’ (que en el estudio compartió con Peso Pluma).
Mezcla con relieves a la que Milo J imprimió carácter con un repertorio muy amplio, una treintena larga de canciones (la criatura tiene dos álbumes, dos epés y sencillos y duetos desperdigados), incluyendo sacudidas urbanas, de serpenteante narrativa autobiográfica, como la larga ‘Paraíso’, esa ‘Valores del west’ compartida con Foco o ‘3 pecados después’, pieza que transmite orgullo por sus logros en clave familiar (“brindo por vos, por mí, mamá, papá y dos, tres chacales”). De éxitos no va cojo, y ahí estuvo ‘La tola y el velero’ (su cita con Morad), así como ‘Rara vez’, ‘Milagrosa’ y ‘Bzrp music sessions, vol. 57’.
Y entre sus invectivas romanticonas, Milo J dejó un rastro de rareza y misterio en las canciones más introspectivas, donde aludió a sus “días feos” (‘Morning’) y dijo sentirse reconfortado en la soledad con versos listos para el diván: “El insomnio pregunta / ¿Cuándo puedo seguir?” (‘Rincón’). Muchas sombras, y pulsos internos, se insinúan en la joven cabeza de Milo J.
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