Regreso de un clásico

Nadine Sierra encabeza 'La Traviata' en el Liceu: "Hay mucha más correlación entre la ópera y la vida de lo que pensamos"

La soprano estadounidense lidera el primer reparto del drama verdiano en esta aclamada producción de época de David McVicar junto al tenor Javier Camarena y el barítono Artur Ruciński

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Un momento de 'La traviata' en el Liceu.

Un momento de 'La traviata' en el Liceu. / Sergio Panizo

Marta Cervera

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La soprano Nadine Sierra y el tenor Javier Camarena -que no estuvo presente en la rueda de prensa por problemas de tos que se espera no afecten el ensayo general ni a las funciones- protagonizan 'La Traviata', de Verdi, en la aclamada versión del escocés David McVicar, que regresa al Gran Teatre del Liceu tras haberse representado por última vez en diciembre de 2020 (con unas restricciones de público por la pandemia tan grandes que había más gente en el escenario y entre bambalinas que en la sala). Se trata de una producción "fascinante", como ha subrayado el director artístico del coliseo, Víctor García de Gomar. Prácticamente ya se han agotado todas las localidades: hay un 96% de ocupación para las 12 funciones previstas del 17 de enero al 2 de febrero.

A diferencia de otros montajes, este no acerca la acción a nuestros días, pero sí la cambia de época y ambiente, trasladándola a los bajos fondos del París de finales del siglo XIX. La puesta en escena resalta el drama interior de Violetta Valéry, la cortesana protagonista de esta gran ópera de Verdi que esta vez cuenta en el foso con el maestro Giacomo Sagripanti al frente de la orquesta y coros del Liceu.

Dolor y soledad

El montaje destaca "el dolor y la soledad" de la protagonista, así como una "crítica a la hipocresía de la clase social dominante". Es una versión muy fiel al espítitu de la ópera. El drama interior de Violetta Valéry es el eje vertebrador de un viaje que se nutre también de detalles extraídos de la novela 'La dama de las Camelias', que inspiró la ópera.

En el primero de los dos extraordinarios repartos, Nadine Sierra encarna a la la cortesana Violetta, mientras que el mexicano Javier Camarena es Alfredo Germont, el joven que cae perdidamente enamorado de ella. El barítono Artur Ruciński completa el trio protagonista como Giorgio Germont, el padre de Alfredo, que no puede consentir el amor entre su hijo y Violetta.

"Cuando canto, no pienso en la técnica, sino en el personaje, en la música y en mi vida"

Leo Castaldi, encargado de la reposición, considera que Violetta es "uno de los grandes mitos modernos de nuestra cultura", que esta versión retrata "de la forma más profunda y rotunda posible". Por su parte, Sierra ha destacado: "Violetta y esta producción tienen una parte muy humana". Sierra se identifica con la "vulnerabilidad" del personaje. Considera que más que lamentar la pérdida de Alfredo, acaba dándose cuenta de que ha dejado pasar la posibilidad de vivir fiel a sí misma. En este sentido, su tragedia, señaló la soprano, conecta con la de los jóvenes de hoy, "siempre centrados en los otros, en quién quisieran ser y en sus retocadas imágenes en las redes sociales".

Honestidad

Ella, como Violetta, tampoco tiene hijos. "Tengo 36 años y a veces, cuando la interpreto, pienso en el impacto que eso puede tener en mi vida y la del personaje. Hay mucha más correlación entre la ópera y la vida de lo que pensamos, pero, para verlo, has de ser honesto contigo mismo", comenta la soprano. "Cuando canto no pienso en la técnica y la voz, sino en el personaje, en la música y en mi vida: en todas las malas relaciones que he tenido, en el hecho de no estar casada, de no tener hijos y de estar envejeciendo y quizá necesitar bótox para parecer más joven", se ha sincerado la cantante que, por cierto, luce espectaclar y no necesita nada de eso.

El secreto de la ópera es transmitir emociones reales y Sierra está convencida de que la confianza depositada en sus colegas, con los que ha trabajado de manera regular en los últimos años, permitirá crear una química única en escena que irá a favor del montaje. "Cuando confías en la gente con la que trabajas y en tu técnica, en escena te centras en expresar emociones". Es algo que sale sin pensar, dice, que fluye cuando uno disfruta de su trabajo.