Crítica de ‘Juego de ladrones: Pantera’: diamantes en la Costa Azul

En ‘Juego de ladrones. El atraco perfecto’, realizada en 2018, el expeditivo policía encarnado por Gerard Butler impedía que la banda de O’Shea Jackson Jr. realizara un espectacular atraco al banco de la Reserva Federal de Los Ángeles. En su continuación, ‘Juego de ladrones: Pantera’, dirigida por el mismo Christian Gudegast, los dos actores repiten sus personajes. Ahora se trata de robar diamantes en Niza. Jackson se alía con la llamada mafia Pantera, básicamente un grupo de exmercenarios balcánicos, y Butler trata una vez más de impedirlo. Hay, en todo caso, más empatía entre el héroe taciturno y su antagonista, pero la fórmula es la misma.

 El resultado es una cinta de acción y atracos bien resuelta en su dispositivo espectacular, que es de lo que se trata en estos productos, sin complicarse demasiado la vida: la secuencia inicial del asalto a mano armada en un hangar del aeropuerto de Amberes es ciertamente modélica. El relato sale de su zona de confort angelina, pues transcurre en Los Ángeles, Long Beach, Niza, Amberes, Cerdeña y otra localidad costera italiana. Expansión internacional, el único cambio digno de mención. El final abierto promete una tercera entrega. La saga, producida por el propio Butler –‘action hero’ parco, musculoso y espartano– debe de ser rentable.