Aniversario

Razzmatazz celebra 25 años con conciertos y debates para reafirmarse como “referente cultural de Barcelona”

El complejo de salas heredero de Zeleste, por el que pasaron casi un millón de personas en 2024, festejará el aniversario con un programa de actuaciones a lo largo de todo el año, que arranca este viernes con Love of Lesbian, así como una serie de mesas redondas con artistas y agentes del sector para analizar la evolución y el momento actual de la noche y la música en directo

Daniel Faidella, dueño de Razzmatazz, que cumple 25 años.

Daniel Faidella, dueño de Razzmatazz, que cumple 25 años. / Zowy Voeten

Jordi Bianciotto

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace casi 25 años, el 14 de diciembre de 2000, la nave industrial que hasta entonces había acogido la sala Zeleste abría una nueva era con la vista puesta en la cultura de club y en el circuito de conciertos. Muchas cosas han cambiado: la música en directo (multiplicada y ‘festivalizada’), la noche (hoy sujeta a muchas más pautas) y el propio barrio de Poble Nou (que ha sustituido descampados por oficinas y viviendas). Pero ahí está Razzmatazz, afrontando este aniversario en un momento álgido y celebrando, apunta su propietario, Daniel Faidella, que “desde hace 25 años, la sala es un referente cultural y de la música en vivo en Barcelona”.

En aquel año 2000, Zeleste languidecía acosada por las deudas, dando carpetazo a un historial cuyos orígenes se situaban en el templo ‘layetano’ original de la calle Argenteria (1973-87). Un tándem joven, Daniel Faidella y José Cadahía, que ya estaba vinculado al club, donde había creado las sesiones de A Saco (con Dj Amable), compró el complejo y le dio de inmediato una impronta renovada. No por nada la sala se llamó en atención a una canción de Pulp, y se inauguró con un concierto de The Flaming Lips. “El ‘indie’ pisaba muy fuerte y había un auge de la electrónica, y Razzmatazz fue el exponente de todo ese tipo de música”, recuerda Faidella. “Fuimos los primeros en incluir conciertos en las sesiones de club, con actuaciones a las tres de la madrugada”. 

Daniel Faidella, dueño de Razzmatazz, que cumple 25 años.

Daniel Faidella, dueño de Razzmatazz, que cumple 25 años. / Zowy Voeten

De Kraftwerk a Slayer

Más allá de aquel marchamo filo-‘indie’, la sala iría acogiendo actuaciones de todos los perfiles. En estos 25 años han actuado en Razzmatazz artistas tan variados como Kraftwerk, Kanye West, Ray Davies, Oasis, Coldplay, Yes, Florence + The Machine, Arcade Fire, Status Quo, Public Enemy, Morrissey, M.I.A., Slayer, Soft Cell, St. Vincent, Andrés Calamaro, Jane’s Addiction, LCD Soundsystem o Charli XCX, por solo mencionar unos cuantos de la esfera internacional. 

Cinco salas en funcionamiento y unas cifras de público que, tras el parón pandémico, han remontado con un impulso inédito: en 2024 pasaron por allí 992.000 personas y se celebraron 385 conciertos. “Estuvimos 21 meses cerrados, es decir, 21 meses pagando, y al abrir tuvimos un ‘sold out’ detrás de otro. Ahora notamos una pequeña tendencia a la baja porque la sobreoferta es brutal”, señala Daniel Faidella. Este año, la sala pondrá en marcha el RazzStudio, un “’hub’ creativo” concebido como “punto de encuentro de artistas, ‘djs’ y creadores culturales para crear contenidos de calidad en diferentes formatos audiovisuales”.

Daniel Faidella, dueño de Razzmatazz, que cumple 25 años.

Daniel Faidella, dueño de Razzmatazz, que cumple 25 años. / Zowy Voeten

Agradecimiento a las promotoras

Razzmatazz celebrará este 25º aniversario con un ciclo de conciertos específico, un bolo al mes, cada uno de ellos de la mano de una promotora distinta, en “agradecimiento” a su colaboración en todos estos años. Un ciclo que arranca este viernes con Love of Lesbian, presentando su nueva gira, ‘La hermandad tour’ (repetirá el sábado), y que seguirá con Franz Ferdinand (18 de febrero), Soziedad Alkohólika (1 de marzo), Suu (28 de marzo, fecha en que la cantante cumplirá precisamente 25 años), Lia Kali (22 y 23 de mayo) y otros artistas por precisar. En paralelo, la sala organizará mesas redondas con profesionales del sector, empezando el 2 de febrero, cuando cuatro artistas locales debatirán sobre el uso de las redes sociales en un diálogo moderado por Frankie Pizá. Seguirán convocatorias alrededor de temas como el ‘clubbing’, la prensa musical y el papel de las administraciones. 

Los clubs son esos lugares donde “el público puede tocar al artista”, en contraste con los macrofestivales al aire libre, apunta Daniel Faidella, que, contradiciendo cierto discurso recurrente, no cree que estos representen una amenaza. “Las salas estamos trabajando más que nunca gracias a los festivales, que han hecho que mucha gente descubra la música en directo”, razona, aunque advierte: “las exclusividades con algunos artistas nos complican un poco la vida”.

Una noche distinta

El modo de asistir a un concierto e incluso de vivir la noche ha sufrido cambios en estos 25 años, y hoy los clubs hablan de inclusión, zonas seguras y puntos lila. “Es un tema que en Razzmatazz nos tomamos muy en serio”, subraya Faidella, cuya sala está adherida a los protocolos ‘No callem’ y ‘No en passem ni una’, y tiene un convenio con el Observatori contra l’LGTBIfòbia. Todas las noches hay dos ‘orientadores de igualdad’, distinguibles por su brazalete. 

Las diferencias con el año 2000 se manifiestan también en el modo en que el público se relaciona con los espectáculos. “Hace 25 años nadie grababa nada y ahora es la tendencia. Pero tenemos un club, Torax, un domingo al mes, donde ponemos un gomet a todos los móviles y la gente lo entiende perfectamente”, apunta Faidella. Y están en boga las protestas por las molestias, sónicas o ambientales. “Poble Nou ha crecido, pero tenemos una mesa con los vecinos, el Ayuntamiento y la guardia urbana, y estoy contento con la figura de la alcaldesa de noche,”, señala el propietario de Razzmatazz. “No es un problema de Poble Nou, sino de Barcelona. Pero todos hemos salido de noche y hemos ido a conciertos. La palabra clave es tolerancia”.

Suscríbete para seguir leyendo