La Ricarda
El Ministerio de Cultura compra la casa Gomis por 7,2 millones para convertirla en un centro de cultura y medio ambiente
La casa, diseñada por el arquitecto Antonio Bonet Castellana, es una de las joyas del racionalismo catalán
Casa Gomis, la arquitectura singular de La Ricarda
David Morán
David MoránPeriodista
Periodista de la sección de cultura.
La casa Gomis, obra maestra de Antonio Bonet Castellana y una de las joyas del racionalismo catalán, “pasa a ser de la ciudadanía”. Sobrevolaban los aviones, uno casi a cada minuto, y despeinaban las turbinas los pinos de La Ricarda cuando el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha anunciado que el Estado ha adquirido la singular finca situada en El Prat de Llobregat, el gran tesoro del ingeniero Ricardo Gomis y su esposa Inés Bertrand, para convertirla en un centro público de cultura y medio ambiente.
"Para su conservación, su visita y su investigación", ha subrayado Urstasun rodeado del mobiliario original, todo guiños a Le Corbusier con el sello de calidad del Club 49, de esta "obra de referencia" de la arquitectura catalana. El coste de la operación, que incluye tanto la casa y su contenido como el extenso jardín que la rodea, asciende a 7,2 millones de euros y, pese a que la factura la ha abonado íntegramente el ministerio, en el proyecto participan también la conselleria de Cultura y el Ayuntamiento de El Prat de Llobregat.
“Será un espacio imprescindible para el estudio y la interpretación de la relación entre cultura y medio ambiente”, ha abundado el titular de Cultura, quien no se ha querido mojar demasiado a la hora de valorar si esta adquisición podría afectar a una futura ampliación del aeropuerto de Barcelona. "Lo que quiero remarcar es que estamos ante una gran operación de protección patrimonial", ha esquivado Urtasun.
Sin proyecto de ampliación
Una hipotética ampliación del aeropuerto alargando la tercera pista sobre el paraje natural de La Ricarda supondría la práctica incomunicación de la casa Gomis y, denuncian grupos ecologistas, sería un crimen por la altísima biodiversidad protegida que concentra: 43 especies animales entre peces, reptiles y aves como gaviotas o flamencos en ruta desde África y un vergel de hasta 23 tipos distintos de orquídeas. Con todo, Urtasun sí que ha querido recordar que "ahora mismo" no hay ningún proyecto de ampliación en este sentido "encima de la mesa".
"Esta casa siempre ha estado abierta a todo el mundo, así que es muy importante que siga así. Es un lugar para recibir, discutir, crecer e incrementar la cultura", ha valorado al lado de las autoridades Inés Gomis, una de las seis hijas del entusiasta mecenas que empezó a soñar la casa en 1949. Una vivienda de cierres y pasillos acristalados, celosías de cerámica y techos abovedados que Bonet Castellana, discípulo de Le Corbusier, diseñó y proyectó desde el exilio.
Una joya escondida que, como ha recordado el alcalde de El Prat, Lluís Mijoler, nació como “refugio intelectual” por que el que pasaron artistas de la talla de John Cage, Merce Cunningham, Antoni Tàpies, Joan Miró y Joan Brossa, Carles Santos ol Robert Gerhard. "Ahora podremos dar a conocer esta joya a la que no teníamos acceso", ha añadido Mijoler. En la actualidad, la casa se podía visitar con cita previa o aprovechando ocasiones especiales como la bienal de arte Manifesta del pasado otoño.
"Extremadamente bien preservada"
"Teníamos un sueño y, gracias al Ministerio, se ha hecho realidad. Nos lo han puesto muy fácil. Sabían de su importancia y que se tenía que preservar", ha agradecido la portavoz de los Gomis Bertrand. Ministerio y Conselleria, por su parte, han coincidido en destacar el trabajo de la familia a la hora de conservar la propiedad durante las últimas seis décadas. “Es un espacio que está extremadamente bien preservado, así que partimos de una muy buena base”, ha valorado Urtasun. Sin plazos ni calendario a corto plazo, ese punto de partida, ha añadido, sin duda ayudará a acelerar los trámites y convertir la casa “en un gran espacio de referencia”.
La casa Gomis, construida entre 1957 y 1963, se convirtió en el hogar de verano soñado por Ricardo Gomis y su mujer Inés Bertrand. A sólo 15 minutos en coche de Barcelona pero escondida en un imponente pinar, la casa, con sus bóvedas catalanas y sus impresionantes ventanales, fue refugio vanguardista durante la dictadura y polo de creación en el que lo mismo se sintonizaba la BBC que sonaban discos de John Coltrane y Thelonious Monk.
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