La caja de resonancia

¿A qué quieres que Barcelona te gane?

Madrid se nos pone megalómana y la capital catalana debe pensar cómo compaginar su vocación de sede de grandes eventos musicales con la apuesta por la innovación y el talento como marcas distintivas

Lluvia y gran ambiente durante el Festival Primavera Sound en el Parc del Fòrum

Lluvia y gran ambiente durante el Festival Primavera Sound en el Parc del Fòrum / Manu Mitru

Jordi Bianciotto

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Va cobrando forma un discurso épico acerca de Madrid como única metrópoli ibérica o más aún, del sur de Europa, con un potencial global, que sueña con alcanzar los 10 millones de habitantes en 2050, como contaba hace unos días Juan Fernández en este diario. Una pretensión que presenta derivadas relativas a la música en directo y a la capacidad de atracción de las grandes giras.

Bien, ya podemos advertir lo que representa esa larga apuesta por un AVE radial que convierte en un chiste toda fabulación al respecto de una bicapitalidad Madrid-Barcelona, y que deja la metrópoli catalana en la esfera de unas periferias mal comunicadas entre ellas. Tenemos las lágrimas de cocodrilo por esa España-cada-vez-más-vaciada y una aspiradora en el kilómetro cero también beneficiada de su ‘hub’ aéreo (los latinoamericanos en Madrid ya son un millón) y del efecto capitalidad. Y encima, flotan mentalidades diferentes: a los madrileños les encanta imaginarse en una urbe de diez millones, mientras que, a los barceloneses, pensar eso les horroriza.

¿Y la música? Ojo con las campañas de marketing (hace solo un año parecía que el Bernabéu iba a arrasar, y es incluso gracioso que esté en jaque por una cuestión medioambiental en la que Barcelona es más sensible que Madrid), pero es cierto que la población y las comunicaciones son cruciales a la hora de atraer a las grandes figuras. Y aunque Barcelona también crece (esos 5,5 millones de la región metropolitana), urge identificar sus puntos fuertes y ver en qué campos es posible conservar un liderazgo sin estar pendientes de la carrera megalómana madrileña.

A gran escala, los festivales son la aportación barcelonesa más distintiva: modelos únicos inventados en esta ciudad, asociados a creatividad y a vanguardia, y no solo a la caza de la vedete pop de la temporada, y que atraen a un público muy conocedor. No hay nada parecido ni en España ni en gran parte de Europa. En paralelo, cuatro escuelas superiores de música, de la que han surgido talentos como Rosalía, la artista española más global, que construirá su estudio en el muy activo Distrito Cultural de L’Hospitalet. Productoras de teatro musical que estrenan en Madrid y que son barcelonesas. El título de este artículo es una broma provocadora, pero la música es, con la alta gastronomía, uno de los activos punteros de la capital catalana, y echo de menos un poco más de atención al respecto en esta ciudad en la que, desde hace unos años, el debate ha sido escaso y desdibujado, y donde presumir de algo parece de mal gusto.

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