La dimensión metropolitana

Rosalía, Estopa, Morad… el talento musical catalán resignifica la periferia de Barcelona

Muchas de las figuras más significativas y triunfadoras de la escena catalana surgen de una región metropolitana a la que creadores como Alizzz (con su reivindicación del Baix Llobregat) están dando nuevos sentidos y contenidos, fomentando un rampante orgullo de pertenencia

Rosalía salió de Sant Esteve Sesrovires; Aitana, de Sant Climent de Llobregat y Morad, de L'Hospitalet.

Rosalía salió de Sant Esteve Sesrovires; Aitana, de Sant Climent de Llobregat y Morad, de L'Hospitalet. / EPC

Jordi Bianciotto

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Rosalía salió de Sant Esteve Sesrovires; Aitana, de Sant Climent de Llobregat y Estopa, de Cornellà. De L’Hospitalet vienen Morad y Antonio Orozco; de Castelldefels, Alizzz, y de Sant Vicenç dels Horts, Love of Lesbian. De Terrassa, Lildami y Miki Núñez, y de Sabadell, 31 FAM. Y de Badalona, Juan Magán, Miguel Poveda y Maria Arnal, y de Santa Coloma de Gramenet, Muchachito y Queralt Lahoz, y de Sant Adrià del Besòs, Las Ninyas del Corro. Así podríamos seguir un rato más, configurando un bonito mapa de los talentos musicales catalanes que han surtido en torno al polo urbano barcelonés, pero no en su perímetro administrativo estricto sino en esa realidad metropolitana que está estableciendo una nueva esfera de centralidades. 

Podríamos pensar que la palabra ‘periferia’ causa reticencias o que incluso hiere sensibilidades, pero hay artistas que la manejan sin apuros, dándole una refrescante resignificación. Caso de Cristian Quirante, Alizzz, que apela sin rodeos al “orgullo de pertenecer a la periferia”, una idea que, reconoce, “no está muy trabajada en general”, y que tiene que ver con “dar herramientas a la gente para sentirse de un lugar”. Alizzz habla de unos “valores”, de una “energía” asociables a esa órbita metropolitana. “Pero hay un sentimiento de segundones que me gustaría que nos sacáramos de encima, porque tenemos la capacidad de crear mucha cultura y arte, y de generar cambios desde esa periferia”, argumenta. “También de cierto espíritu combativo, una mala leche, un punto de vacilón”.

Cristian Quirante, Alizzz, que apela sin rodeos al “orgullo de pertenecer a la periferia”, una idea que, reconoce, “no está muy trabajada en general”, y que tiene que ver con “dar herramientas a la gente para sentirse de un lugar”. En la foto, con su línea de merchandising sobre el 'Baixllo''.

Cristian Quirante, Alizzz, que apela sin rodeos al “orgullo de pertenecer a la periferia”, una idea que, reconoce, “no está muy trabajada en general”, y que tiene que ver con “dar herramientas a la gente para sentirse de un lugar”. En la foto, con su línea de merchandising sobre el 'Baixllo''. / EPC

Una petaca, una alcachofa

Ahí estaba su canción ‘Que pasa nen?’, que armó cierto revuelo: “Soc un choni, un ignorant / Un xarnego de perifèria”, dice la letra, donde señalaba a los barceloneses como “avorrits i estirats” y recordaba que “Rosalía i Estopa són del Baix Llobregat”. Precisamente, sacando punta a esa denominación de origen, Alizzz ha creado, con el López Estudi, una línea de ‘merchandising’ inspirada en su álbum ‘Condicción temeraria’ que entroniza el concepto ‘Baixllo’. Camisetas, una bufanda, tazas, gorras, una petaca, un mechero… “Hemos cogido el concepto de Baix Llobregat y lo hemos transformado en una marca a partir de mi imaginario personal”, explica. Una estética que se alimenta de ingredientes del mundo del motor. “Mi padre es mecánico de camiones y yo tuve mi estudio en su taller. Siento una nostalgia de ese mundo. Por eso hemos transformado logos de Pirelli o Bultaco, la S de la Seat de Martorell, o la autopista C-32”. No todo es tan industrial: también hay una alcachofa, “un elemento representativo de El Prat, que convertimos en el logo de Shell, que es una concha”. 

De Badalona son los artistas Juan Magán, Miguel Poveda y Maria Arnal.

De Badalona son los artistas Juan Magán, Miguel Poveda y Maria Arnal. / EPC

El aumento de alquileres en la Barcelona nuclear y la expulsión de sus vecinos tiene que ver con ese desplazamiento de talento joven a esas periferias, un proceso que abre nuevas perspectivas desde el punto de vista de la creatividad, como hace notar Ikram Bouloum, comisaria del Sónar (festival que tiene un pie en el recinto de Gran Via L’Hospitalet) e integrante de la dirección artística del BAM a través de la cooperativa L’Afluent. “Me gusta más hablar de descentralización que de periferia”, apunta. “Barcelona ciudad siempre concentrará las grandes estructuras, pero cada vez se generan más espacios fuera de ahí, y una mayor permeabilidad entre los artistas. Es importante dejar de pensar en un centro y tener en cuenta los distintos núcleos conectados”.

Alcachofas del Prat y petacas, parte de la línea de merchandising del Baix Llobregat que propone Alizzz.

Alcachofas del Prat y petacas, parte de la línea de merchandising del Baix Llobregat que propone Alizzz. / EPC

Laboratorios de ideas

Ahí, pone el ejemplo del espacio multidisciplinar Foc, junto al paseo de la Zona Franca, en la frontera de Barcelona y L’Hospitalet, donde operan los colectivos como Jokkoo, Choro y la Galeria Cordova, así como la radio comunitaria de música electrónica Canino FM. “Un laboratorio de experimentación con políticas éticas y morales, inclusivo, antirracista, que está cambiando el paradigma del modo de generar arte y cómo presentarte”, señala. Lo constituyen asociaciones sin ánimo de lucro, al igual que El Pumarejo, la batalladora sala de L’Hospitalet, en pleno Distrito Cultural, donde florecen los estudios y talleres, y donde Rosalía construirá su búnker de grabación. 

Hay, después de todo, hilos invisibles que conectan esas sensibilidades metropolitanas, cierto espíritu de disidencia ajena a los carriles centrales. El rapero Morad, que hace giras europeas con aforos de 5.000 personas, conecta a través de su imaginario musical y social con audiencias de Amsterdam o Estocolmo sin que la lengua represente un obstáculo. Como dicen Estopa, los barrios de clase trabajadora y los bloques de unas ciudades y otras se parecen mucho.