Literatura catalana

La historia de amor y desamor de Rodoreda y Obiols gana el Premi Proa de novela

La escritora, periodista y filóloga Eva Comas-Arnal se alza con el galardón con ‘Mercè i Joan’, una bioficción sobre la controvertida relación entre dos grandes de las letras catalanas  

Un nuevo volumen de cartas de Rodoreda sitúa en la 'zona gris' colaboracionista a su pareja en el exilio, Armand Obiols

Mercè Rodoreda, de "Cenicienta del exilio" a nueva reina del horror

Eva Comas-Arnal, este martes en la Biblioteca Agustí Centelles de Barcelona

Eva Comas-Arnal, este martes en la Biblioteca Agustí Centelles de Barcelona / Anna Abella

Anna Abella

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Barcelona
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En abril de 1939, al inicio del exilio en Francia tras la derrota republicana, dos grandes de la literatura catalana, Mercè Rodoreda y Joan Prat, más conocido por el seudónimo de Armand Obiols, iniciaron una controvertida historia de amor y desamor marcada por la zona gris por la que transitó el intelectual, bajo las sombras del colaboracionismo con los nazis, y por el triángulo amoroso que implicaba a su esposa, Montserrat Trabal, que se había quedado en Sabadell con su hija. La experta en la autora de ‘La plaça del Diamant’ Eva Comas-Arnal (Gavà, 1975) ha tejido la novela biográfica ‘Mercè i Joan’, que este martes ha ganado el Premi Proa, dotado con 40.000 euros, centrándose en esta relación "con muchos altibajos emocionales, suspicacias y celos, pero también llena de entusiasmo, vital y ligada al amor por la literatura, con el trasfondo de la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial", ha explicado. 

Armand Obiols y Mercè Rodoreda, en Villa Rosset, en octubre de 1939.

Armand Obiols y Mercè Rodoreda, en Villa Rosset, en octubre de 1939. / EPC

Comas-Arnal, autora de dos trabajos sobre Rodoreda, ‘El somni blau’ (IEC, 2020) y ‘Afinar l’estil’ (IEC, 2022), además de ‘La Maraldina’, el primer y único pódcast dedicado a la novelista catalana, ha escrito una "novela brillante, noble y audaz" y "se ha documentado como una historiadora e investigado como una filóloga", ha señalado el miembro del jurado Xavier Pla, especialmente en la biografía 'Armand Obiols, d'una fredor que crema' (Empúries), de Quim Torra, y las cartas de Rodoreda a Carles Riba ‘Ells no saben res' (Club Editor).

Tenía la autora de ‘Aloma’ 30 años en 1939. "Es una mujer moderna, separada de su marido (que era su tío), que ha tenido que dejar a su hijo con su madre en Barcelona. Es vital, traviesa, espabilada, un poco extravagante, muy intrépida y arriesgada. Lo que le pasará en aquellos años, hasta 1948, la hará más valiente y audaz", apunta la escritora, traductora, periodista y profesora de la UAB. 

La novela, que llegará a librerías el 13 de noviembre, reconstruye "el mundo privado y la faceta íntima" de la pareja, que entre ellos se llamaban “Mercè y Joan, pero también ninons, ‘escopinya’, ‘bolet de truita’ o ‘bernat pescaire’", recuerda Comas-Arnal, que habla de Obiols como "un poeta destinado a ser una gran voz de la literatura catalana, republicano, redactor jefe de ‘La revista de Catalunya’, siempre con muchos proyectos en la cabeza, aunque ejecutó muy pocos de ellos. Alguien muy mordaz, que criticaba a todo el mundo y ayudó a otros intelectuales en el exilio, como Josep Carner, y se autodefinía como antisentimental, aunque en la novela se le verá llorando a menudo". 

‘Mercè i Joan’ "aporta pistas" y "no rehuye" la polémica del colaboracionismo con el régimen nazi de Obiols, "de la que queda mucho aún por explicar", opina Comas-Arnal, que recuerda también sus "contactos con la resistencia". Desgrana la historia. La atracción entre Rodoreda y Obiols se inicia, como la novela, en un ‘château’ de Roissy al que llegaron 20 escritores y artistas catalanes, entre ellos Francesc Trabal, Pere Calders y Anna Murià, huyendo de Franco. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, la pareja malvivió en Limoges, donde entraron en contacto con judíos. Ella cosía y él trabajaba en una cantera hasta que en 1941 es enviado a un campo de concentración en la Francia ocupada para trabajar entre 12 y 15 horas diarias en una base de submarinos nazi en Burdeos, descargando sacos de cemento y maderas. Rodoreda envía cartas intentando que mejore su situación en el campo hasta que él intenta escapar sin éxito. Al final Obiols logra ser jefe de la administración nazi del campo de Lindemann.