Entrevista

Sean Baker, Palma de Oro en Cannes por 'Anora': "El sexo es tan esencial en el cine como en la vida, y da miedo que se quiera eliminar de ambos ámbitos"

El director Sean Baker, ganador de la Palma de Oro por 'Anora', en el Festival de Cannes el pasado 25 de mayo.

El director Sean Baker, ganador de la Palma de Oro por 'Anora', en el Festival de Cannes el pasado 25 de mayo. / Mickael Chavet/ DPA / Europa Press

Nando Salvà

Nando Salvà

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Sean Baker se ha convertido en un cineasta fundamental contando historias de trabajadoras y trabajadores sexuales. En ‘Starlet’ (2012) observó la relación entre una joven actriz porno y una anciana viuda; en ‘Tangerine’ (2015), rodada exclusivamente con tres teléfonos móviles, contempló a un par de prostitutas trans que deciden vengarse de un novio infiel; en ‘The Florida Project’ (2017) habló de una madre soltera que recurre al trabajo sexual para mantener a su hija; y en ‘Red Rocket’ (2021) retrató a un despreciable actor de cine para adultos que intenta convencer a su novia adolescente para que siga sus pasos. Su nuevo largometraje, ‘Anora’, es su quinta aproximación al asunto. En él narra las desventuras de una joven ‘stripper‘ que, tras conocer al joven hijo de un oligarca ruso y quedar cegada por la inmensa fortuna que parece manejar, cree -erróneamente, claro- haber encontrado en él a su príncipe azul. Gracias a su impecable mezcla de comedia desternillante y honestidad emocional, la película le proporcionó la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes, y ahora se ha erigido en una de las mejor situadas para recorrer el camino que lleva a la próxima gala de los Oscar.

¿Cómo sienta ganar la Palma de Oro?

De maravilla, la verdad. Para mí es un sueño cumplido, y la garantía de que voy a poder seguir haciendo las películas que quiero y de la manera que me gusta. Por supuesto, ganar un premio así provoca cierto vértigo. Poco después de que me lo dieran, cuando aterrizó el avión que me llevaba de regreso a casa, aparecieron en mi teléfono un montón de mensajes de felicitación que incluían frases como "esto es solo el principio” o “prepárate para los Oscar”, y me agobié un poco. Agradezco todos los reconocimientos que ‘Anora’ obtenga, pero no la he hecho con el objetivo de que se me abra ninguna puerta. Nunca he querido hacer películas de superhéroes, y eso no va a cambiar.

‘Anora’ es su quinta película consecutiva que habla de la industria del trabajo sexual. ¿Por qué?

No lo sé, es un hecho que no responde a un plan premeditado. Simplemente, una película llevó a la siguiente. Cada una de ellas aborda una variante distinta del trabajo sexual. Las he hecho con la esperanza de que ayuden a algunas personas a pensar en el trabajo sexual de otra forma, a dejar de tratarlo como un tabú y estigmatizarlo. Es una actividad que debería descriminalizarse e incluso dejar de regularse; lo que cada persona haga con su propio cuerpo es un asunto únicamente suyo. 

Aunque parece haber cambios en ese sentido, también Hollywood trata el sexo como un tabú... 

Sí, el sexo ha llegado a estar a punto de desaparecer por completo del cine, y eso sorprende y asusta. Hay quien dice que se debe a una nueva ola de puritanismo que azota Estados Unidos; otros aseguran que la culpa la tienen las nuevas generaciones, que a causa de su sobreexposición ilimitada al porno en internet han dejado de tener interés en los asuntos sexuales en general. Me da igual. El sexo es tan esencial en el cine como en la vida, y da miedo que se quiera eliminar de ambos ámbitos.

Otra constante de su cine son los entornos marginales. ¿Qué le atrae de ellos?

Me siento cercano a ellos. Por supuesto, no pretendo sugerir que mi experiencia es comparable a la de las trabajadoras sexuales, los desahuciados y los traficantes que aparecen en mis películas, pero llevo tres décadas haciendo películas y hasta hace poco he vivido haciendo malabarismos para llegar a fin de mes. Además, en el pasado tuve problemas serios de adicciones que me mantuvieron en contacto con la marginalidad. 

¿Puede decirse que su cine trata de desmitificar la idea del sueño americano?

Cuando yo era un niño, el sueño americano era tener una hermosa casa con jardín y un Cadillac aparcado en la entrada, y poder mandar a los niños a la universidad. Pero en algún momento el concepto se convirtió en mero sinónimo de riqueza y poder, del estilo de vida de las Kardashian, del materialismo en su versión más burda. Pero sí, mis películas retratan a gente que creció creyendo que Estados Unidos es la tierra de las oportunidades. Obviamente, los engañaron

¿Qué pasará si Trump vuelve a presidir su país?

Soy muy pesimista a ese respecto porque, gane quien gane las elecciones en mi país, la gente pierde. Ni siquiera hay opción de elegir el menos nocivo de los dos males. Ambos partidos, republicanos y demócratas, son opciones terribles. Prefiero no pensar en ello.

¿Cuándo decidió que quería dedicarse al cine?

De muy niño. Mi madre solía llevarme a la biblioteca del barrio y allí veíamos viejas películas en VHS. Gracias a eso, un día conocí a Drácula y a Frankenstein, y a la mañana siguiente le dije a mamá que de mayor quería hacer cine. No tendría más de 5 años. Más tarde se estrenó ‘Star Wars’ y me afectó profundamente. Me convertí en uno de tantos chavales que rodaban películas caseras en formato Super-8, y de ahí a la escuela de cine. Lo típico.

Ha dicho que quiere seguir haciendo películas a su manera. Pero seguro que ha recibido ofertas para disponer de presupuestos más elevados, y gracias a ‘Anora’ estará recibiendo muchas más. 

Es cierto, si hubiera accedido a trabajar para alguna plataforma de ‘streaming’ ahora sería rico, pero seguramente no podría dormir tranquilo por las noches. Para mí es importante hacer películas que van a ser proyectadas en pantallas grandes, porque mi objetivo con ellas es transmitir amor por el cine, y creo que es francamente difícil que alguien se enamore del cine si lo consume exclusivamente desde el sofá de casa, tan cerca del teléfono y de la nevera. La gente está olvidando qué poderoso es el cine cuando se experimenta adecuadamente, y es una pena.

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS