La caja de resonancia
Bruce Springsteen y esa inseguridad tan catalana
El documental ‘Road diary’ reafirma de nuevo que Barcelona es una ciudad especial para el cantante, música celestial que recuerda nuestra necesidad constante de validación exterior

Último concierto de Bruce Springsteen con la E Street Band en el Estadi Olímpic / FERRAN SENDRA


Jordi Bianciotto
Jordi BianciottoPeriodista
Hay que ver ‘Road diary’ incluso aunque no seas un seguidor de Bruce Springsteen, porque lo que cuenta va más allá del álbum de cromos de un cantante famoso. Habla de cómo envejece una estrella del rock’n’roll, él y el núcleo duro de su banda, tipos en la setentena, unidos por sólidos afectos y lealtades. Sitúa las canciones y los lazos con el público en un relato que tiene que ver con la celebración de la vida allí donde la muerte merodea.
Visto desde Barcelona, el filme de Thom Zimmy (estrenado en In-Edit y disponible en Disney+) tiene recompensa: ese momento en que el Estadi Olímpic irrumpe con un esplendor no dispensado a ninguna otra plaza. Nos prepara el joven percusionista Anthony Almonte, cuando revela que una mañana, al cruzarse con Springsteen y mostrarle su asombro por la euforia visible en los conciertos en Estados Unidos, este le respondió: “Todavía no has visto nada. Espera llegar a Barcelona”. A lo largo del mes siguiente, Bruce fue repitiendo lo mismo: “Barcelona, Anthony”, le recordaba levantando el índice.
Y es él mismo quien toma luego la palabra, ya en el mismo Estadi. “En Barcelona, los catalanes se toman la música muy en serio”, declara. “Aquí tenemos un público que no para. Muy cariñoso, cálido, entusiasta, todo lo que se le puede pedir a una audiencia”. Así que ‘Road diary’ debería cerrar de una vez por todas un viejo debate. No estamos ante una exageración de los periodistas catalanes ni de una fantasía del ‘fandom’. Algo hay ahí, y no pasa nada: Barcelona no levita por ello y el planeta Tierra sigue girando con su rutina habitual.
Esas escenas están siendo acogidos como música celestial por los seguidores catalanes de Springsteen, refrescando la mezcla de sensaciones que siempre nos ha producido la evocación del famoso vínculo singular. Una gratificación cruzada con cierta incredulidad y con una inseguridad muy catalana. Esa necesidad de una validación exterior. “El món ens mira”. Pero que nadie piense que nos creemos superiores. Incluso ante un hecho de una trascendencia tan relativa como es la relación con una estrella de la música.
Pero vale la pena ver ‘Road diary’ también por otras razones. ¿Dije ‘inseguridades’ en el primer párrafo? Y todo lo contrario: vemos a Bruce, en otros tiempos “obsesivo” en sus largos ensayos, diciéndole a su mánager, Jon Landau, que se larga a casa tras un par de horas de sesión, porque aquello ya funciona como un reloj. Y aguanten hasta después de los créditos finales: aguarda un emocionante último baile familiar.
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