ARTE
Valle-Inclán toma el Reina Sofía con un 'Esperpento' que se ríe de la política, la religión o la guerra
El concepto acuñado por el escritor gallego y sus ramificaciones con la historia y la cultura española desembarca en las salas del Museo Reina Sofía a través de la obra de numerosos artistas

El Reina Sofía inaugura este miércoles la exposición 'Esperpento. Arte popular y revolución estética' / Borja Sánchez-Trillo - EFE
Eduardo Bravo
Eduardo BravoPeriodista
España, octubre de 2024. Mientras que la ciudadanía sigue atenta las informaciones sobre las aventuras amorosas de la vedete Bárbara Rey con el anterior jefe del Estado, en las que no faltan fotografías de la pareja besándose y cintas de audio en las que trufan de expresiones melosas como "mi amor", "cariño" o "mi vida" sus comentarios ofensivos hacia la mujer objeto del engaño, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (también es casualidad) inaugura una muestra dedicada al Esperpento.
Calificado por sus responsables como "ensayo expositivo", Esperpento. Arte popular y revolución estética sigue la línea iniciada por otras exposiciones realizadas por el centro de arte, como Locus Solus —dedicada a Raymond Roussell— o Todo arte es una forma de literatura —sobre el universo del escritor Fernando Pessoa— y explora el concepto creado por Ramón del Valle-Inclán trascendiendo el campo de la dramaturgia y la literatura. Para ello, se adentra en otras muchas disciplinas y relaciona el Esperpento con otras manifestaciones del arte europeo con las que compartió momento histórico e intereses estéticos para concluir que, a diferencia de esos movimientos foráneos, como el grotesco, el esperpento sería un fenómeno puramente español que deforma la realidad del país reflejándola en uno de esos espejos cóncavos del Callejón del Gato a los que hacía referencia Valle Inclán en Luces de Bohemia.
"La forma en la que Valle Inclán desarrolla el Esperpento es a través de la analogía histórica. Aunque trate en su obra acontecimientos anteriores a su momento histórico como, por ejemplo, el reinado de Isabel II o los hechos de 1868 que provocarán la Primera república, también adelanta lo que dará lugar a la Segunda república. De hecho, la muestra es una exposición histórica que alude a situaciones pasadas que tienen también mucha relación con nuestro presente", explicaba esta martes en rueda de prensa Teresa Velázquez, una de las comisarias de la muestra junto a Pablo Allepuz, Rafael GarcíaGermán LabradorBeatriz Martínez-Hijazo y José A. Sánchez.
A pesar de esa polifonía de voces en su curaduría, Esperpento. Arte popular y revolución estética es una sólida y muy coherente muestra que presenta la riqueza y complejidad del concepto creado por Valle Inclán que, si bien puede compararse con otros movimientos clásicos de vanguardia, como podría ser el futurismo o el expresionismo, adolece de ciertas carencias que dificultan su análisis, al tiempo que lo enriquecen. Por ejemplo, su falta de corporalidad y la indefinición de sus objetivos y límites.
"En los años 20 del siglo pasado no se estrenaron esperpentos de Valle-Inclán. Bien porque la censura no lo permitió, bien porque los actores de la época eran muy estáticos y les faltaba esa plasticidad física y corporal que requerían sus obras. Por eso, en esa época, el esperpento, está pero no está", explicaba José A. Sánchez antes de que Pablo Allepuz diera inicio a la visita guiada apuntando la dificultad que supone que el esperpento carezca de un manifiesto teórico, lo que obliga a que "muchos de sus planteamientos tengan que deducirse de las frases de los personajes de las obras de Valle-Inclán".
Del pasado al presente
Articulada en ocho secciones, cada una de las cuales hace referencia a una obra del escritor gallego, la muestra se remonta a los referentes artísticos y culturales que dieron lugar a ese concepto, incorporando al discurso expositivo obras de Eugenio Lucas Velázquez, teatrillos de cartón, máquinas de cine activadas con monedas y ejemplares de revistas como Gedeón. Expresiones todas ellas en las que el arte académico convive con muestras de arte popular y folclore que, a pesar de sus diferencias, comparten motivos comunes como la sátira, la crueldad y la crítica política.
A continuación, la muestra va desgranando diferentes realidades de la sociedad española siempre relacionándolas con la obra del escritor, como el espiritismo, la teosofía, la magia y el empleo de estupefacientes para uso lúdico o exploración interior, recogidas en obras como La lámpara maravillosa. Ejercicios espirituales (1916) o La pipa de kif (1916), obra que también hace referencia al poder colonial español, a la guerra de Marruecos, representada en la exposición a través de una colección de tarjetas postales en las que se pueden ver cadáveres troceados de los enemigos marroquíes y que podían ser enviadas a través del servicio postal sin ninguna restricción.
Ese patriotismo mal entendido, ese sadismo y ese supuesto honor mancillado que debe ser defendido a toda costa también fue abordado por Valle-Inclán en obras como Los cuernos de don Friolera, cuyo reflejo en la muestra llega de la mano de Gutiérrez Solana y su lienzo El cartel del crimen (El ciego de los romances), de pinturas de autores anónimos que narran crímenes populares o de un fragmento de Domingo de carnaval, película de Edgar Neville en la que aparecen máscaras y enmascarados que participan de esa fiesta pagana, irreverente pero estrechamente vinculada al catolicismo, fenómeno social que no podía faltar en la muestra. En este caso, la religión aparece en forma de imágenes procedentes no de los talleres de artistas profesionales, sino de artesanos populares, en las que la representación colorista e irreflexiva llega a desafiar el dogma. Tanto es así, que sus piezas parecen más propias de los retablos de marionetas, como el del Teatro dei Piccoli recreado también en la muestra, que de los altares de las iglesias.
Cabe destacar la que tal vez sea una de las partes más interesantes de Esperpento. Arte popular y revolución estética. Se trata de aquella que aborda la faceta política de Valle-Inclán, primero con Luces de Bohemia —obra a la que tras sus viajes a Uruguay, Argentina y México introdujo ciertas modificaciones como la charla que Max Estrella mantiene con el preso anarquista inspirado en Mateo Morral que, instantes después, será asesinado tras aplicarle la ley de fugas— y, posteriormente, con Tirano Banderas. Si la primera obra se ilustra con, por ejemplo, el sobrecogedor lienzo Después de la refriega de Antonio Fillol, la segunda se abre a piezas procedentes de Latinoamérica como El tirano, lienzo de José Clemente Orozco, y documentos gráficos relacionados con el exilio de Cipriano Rivas Cheriff, hombre de teatro que tuvo que abandonar España rumbo a México tras la Guerra Civil y que se convirtió en uno de los máximos exponentes del bulubú, propuesta escénica en la que un solo actor representa la totalidad de la obra encarnando a todos los personajes.
De hecho, es el bulubú lo que inspira No tengo que seguir soñando con los cadáveres que he visto, de la compañía mexicana Lagartijas tiradas al sol, una de las dos obras que han sido creadas expresamente para la muestra y que, junto a Cartel de ferias de Maricel Álvarez y Marcelo Martínez, reinterpretan sendas novelas de Valle-Inclán: Tirano Banderas y Ruedo Ibérico, respectivamente.
- Pilar Eyre: 'Me perdí el último suspiro de mi marido porque estaba embebida leyendo a su lado
- Un profesor del Conservatori del Liceu, acusado de tocamientos a una alumna: 'Es muy baboso y muy tocón
- Otras tres ex alumnas denuncian al profesor del Conservatori del Liceu: 'Lo confronté y se puso agresivo, empezó a agarrarme del brazo, intentando besarme
- El patronato del MNAC alegará 'incapacidad técnica' para trasladar las pinturas de Sijena
- El Reggaeton Beach Festival cambia de sede: de Montmeló a Fira Barcelona
- El nuevo cofre de Springsteen, al descubierto: rock’n’roll, mariachi, orquestaciones y otras delicias en la caja ‘Tracks II’
- La reinvención de Pamela Anderson: 'Me convertí en un personaje caricaturesco y sentí que no tenía salida
- Sílvia Pérez Cruz y Salvador Sobral sacan punta a su sintonía total en el Palau