Lady Gaga, canciones eternas (y ajenas) para el Joker a golpe de swing

No es un álbum de Lady Gaga en un sentido canónico, ni tampoco la banda sonora de la segunda entrega de ‘Joker’, que da lugar a otro disco, ‘Joker: Folie à deux (Music from the motion picture)’, con músicas de la islandesa Hildur Guðnadottir. Pero ‘Harlequin’, presentado como un trabajo que “acompaña” a la película de Todd Phillips, incide en uno de los perfiles de la cantante neoyorquina, la entusiasta intérprete de estándares americanos, ahora a cuenta de su doble papel en la gran pantalla, el de Harleen ‘Lee’ Quinzel / Harley Quinn.

La ecuación que conecta a Lady Gaga con el ‘American songbook’ no es nueva, porque ahí están sus dos álbumes con el ya finado Tony Bennett (‘Cheek to cheek’, 2014, y ‘Love for sale’, 2021), así como esa larguísima residencia en Las Vegas, ‘Jazz & Piano’, que la ha mantenido en cartelera desde diciembre de 2019 hasta el pasado julio. Ahora, ‘Harlequin’ estira esa relación en 11 de las 13 canciones del álbum, casi todas ellas muy conocidas en mil y una versiones registradas a lo largo de las décadas.

Guiños a Judy Garland

Abre el melón la sonriente ‘Good morning’, pieza portadora de una vivacidad que roza lo siniestro y rendición a Judy Garland, que en 1939 la popularizó en su dueto con Mickey Rooney. La estela de la que fue protagonista de ‘El mago de Oz’ se aprecia en otras secuencias del álbum, como ese ‘Get happy’, en el que percibimos a una Lady Gaga a sus anchas, cabalgando a todo swing sobre una ‘big band’ revolucionada sin descarrilar.

Ella, Stefani Joanne Angelina Germanotta, canta apreciablemente bien, aunque es cierto que se trata de un repertorio muy trillado. Tal vez haya quien descubra aquí piezas como la tradicional ‘When the saints go marchin’ in’ (enriquecida, por decir algo, con un excéntrico solo de guitarra metalero), ‘Smile’ (Charles Chaplin) o el himno ‘That’s life’, que hizo suyo Frank Sinatra. Si es así, hay que celebrarlo. En los ‘tempos’ más pausados hay material disfrutable, como ‘World on a string’ (más Sinatra) o ‘Close to you’, que no es un estándar, sino un hito de Bacharach & David, llevado a un territorio homologable, con arreglos minuciosos y lucimiento vocal.

Las novedades más estrictas son dos. El apreciable tema titular, ‘Folie à deux’, compuesto por Germanotta, resulta ser un florido vals con coro final, bello y un poco extravagante. Y el otro inédito, ‘Happy mistake’, con firma de ella y de su cómplice habitual Michael Tucker (más conocido como BloodPop), se desmarca del guion sonoro general, pero es una sentida balada a guitarra acústica en la que Lady Gaga se vuelca como intérprete y desliza pistas autobiográficas. “Traté de esconderme detrás del maquillaje, pero el espectáculo debe continuar”, canta, mezclando su personaje real y el cinematográfico, y entregando el punto más álgido del álbum. Jordi Bianciotto

Otros discos de la semana

Con su primer elepé, el grupo de Torelló se erige en nuevo adalid del pop de guitarras cantado en catalán. La producción de los Cala Vento aporta robustez al sonido de una banda que se maneja con solvencia en el rock and roll anfetamínico de escuela Libertines (‘Com es mou’) pero que no esconde la vocación melódica de su enorme corazón pop (‘Tot allò que vaig sentir’ es puro jangle y los arreglos vocales de ‘Quin panorama’ remiten a Dr. Dog). ¿Els Pets de su generación? Rafael Tapounet

El primer álbum del caballero inglés en 11 años es en realidad el compendio de un material que ha ido repartiendo en ‘singles’ y epés, con tres piezas nuevas, todo ello reflejo de su entente con Los Straitjackets, cuarteto instrumental de Nashville con (enmascarada) simpatía mexicana. Un Lowe enamorado de la música que sacudió su adolescencia, sencillo y refinado, de relucientes guitarras ‘twang’, en adorables temas propios y guiños a Ricky Nelson y Garnet Mimms. J. B.

‘La voz de dios’, como le bautizaron en Brasil, es ahora casi un susurro. Un susurro maravilloso, cargado de historia y que aún emociona, pero que se apaga. La portentosa cantante y compositora Esperanza Spalding le arropa en un disco que es como las conversaciones que tienes con tus mayores, cuando sabes que quizá ya no habrá muchos encuentros más. Las piezas más sencillas -versiones de ‘Saudade dos aviões da Panair’, de ‘Outobro’- son conmovedoras, el encuentro con Paul Simon es una delicia y aunque hay ratos en que el papel de Nascimento es testimonial, ‘Milton + esperanza’ irradia a amor. Roger Roca