La salud de un sector librero
El libro antiguo se renueva: "Hay que acabar con clientelismos y el clasismo del gremio"
Erik Prats, nuevo presidente del Gremi de Llibreters de Vell: "Hay que recordar a la gente joven que el libro antiguo existe y que no es inaccesible ni elitista"
De un tratado de posesiones demoniacas a los 5.000 euros del 'Romancero gitano' de Lorca, en la Fira del Llibre d’Ocasió Antic i Modern
Anna Abella
Anna AbellaPeriodista cultural
En esta casa desde 1990. Periodista cultural. Buceando en el mundo de los libros desde 2005.
Renovación y savia nueva es lo que empieza a emanar el mundo del libro antiguo y de ocasión. Tanto en el perfil del librero, como en el del comprador y en la idea de que el libro antiguo ya no es solo cosa de bibliómanos y coleccionistas en busca de un incunable o una codiciada primera edición, con presupuesto para gastar, sino también de cualquiera con inquietudes para descubrir joyas y rarezas a precios asequibles. Lo puede experimentar el visitante de la 73ª Fira del Llibre d’Ocasió Antic i Modern que hasta el próximo 6 de octubre invita en Barcelona a curiosear y hallar tesoros librescos, amén de carteles, postales o vinilos, en el paseo de Gràcia, entre Consell de Cent y Gran Via, pero también el que se acerque cualquier domingo al Mercat de Sant Antoni o les busque en las redes sociales e internet.
La renovación la encarna en especial un entusiasta Erik Prats, que con solo 28 años se ha estrenado como presidente del Gremi de Llibreters de Vell de Catalunya, que organiza la feria, la más antigua de Europa en su categoría, desde 1952. Prats, que junto a su pareja, Sara Reyes, levantaron en plena pandemia Antigularia, una librería que se caracteriza por libros raros y curiosidades, básicamente ‘online’, con presencia en plataformas como Todocolección.
"El mundo del libro antiguo ha sido siempre muy cerrado y no hay ninguna escuela que te enseñe a ser librero de este sector. Debes ponerle ganas. La mayoría de libreros del gremio tienen entre 60 y 70 años. Yo soy el más joven y estoy intentando captar a gente de nuevas generaciones para que se interesen en ser libreros de libro antiguo y sustituyan a los que se van jubilando y cerrando. Falta relevo y renovación generacional", constata, algo en lo que coinciden el filólogo Marçal Font, de la librería Fènix y expresidente al que ha tomado el relevo Prats, y Pablo Fernández, de la Fictícia y tesorero tanto del gremio como de la junta del Mercat, ambos con estand en el Mercat Dominical de Sant Antoni y en la Fira.
En la feria del paseo de Gràcia este año hay 27 casetas (cinco menos que en 2023), cuando en 2013, por ejemplo, eran 42. También han disminuido las librerías agremiadas, en 2014 eran 45, ahora 36. En el Mercat, son 74 paradistas (antes de las reformas del edificio llegaron a 120, pero en 2018 se redujo el número), 40 de libros y 15 especializadas en cómic; el resto suma coleccionismo, carteles, música, postales, cromos, videojuegos o ‘merchandising’. "Tenemos mucha cultura popular, que enriquece y atrae a gente joven. Desde hace año y medio tenemos una ‘community manager’ para conectar con los jóvenes y con público nuevo a través de las redes y parece que funciona porque se han superado los visitantes que teníamos antes de la pandemia y viene un público más familiar y gente que está descubriendo el Mercat por primera vez", asegura Fernández, que se estrenó como librero en 2020, cuando el covid, y que en la Fictícia tiene un perfil de usuario "más letraherido y especializado en poesía y narrativa".
Prats se ha puesto como "misión" recordar "que el libro antiguo existe y que no es tan inaccesible ni es algo elitista, que no todos valen 4.000 euros". "Queremos romper el tópico que asocia el libro antiguo a coleccionista hombre, mayor y con dinero", añade Fernández, que lamenta "la desconexión de la gente joven por el mundo del libro antiguo, a la que hay que mostrar que puede adquirirlos sin gastar demasiado".
El mundo del libro antiguo debe adaptarse a las nuevas necesidades de las nuevas generaciones
"Hay una generación que ya no está o que se está yendo que compraba una serie de libros que eran más de autores que hoy no se conocen porque no se estudian. Han cambiado las necesidades y las generaciones actuales que se han separado un poco del libro y sobre todo del libro antiguo, tienen unos intereses distintos y a menudo vinculados a su mundo laboral -opina Prats-. Los clásicos nunca mueren, pero a Serafí Pitarra, por ejemplo, ya no le conocen, o al propio Salvat-Papasseit, que es capital y tenemos que mantener vivo, y por eso le dedicamos la exposición de este año en la Fira [con motivo del centenario de su muerte], pero que no interesa a las nuevas generaciones. El mundo actual del libro antiguo no va ni mejor ni peor que antes, pero las necesidades han cambiado y es trabajo del sector adaptarse a ellas".
Sin embargo, añade, "hay muchos libreros que no se han adaptado a estos nuevos gustos ni a la manera de comunicar". En Antigularia trabajan mucho las redes sociales, especialmente Instagram. "El boca-oreja en la librería de toda la vida es hoy algo distante con el público no habitual. A la gente le da miedo o reparo entrar en estas tiendas. Como comerciantes y libreros debemos no solo mantener viva la memoria de los autores y los libros sino también renovarnos, porque no deja de ser un negocio y un problema de los últimos años es la dificultad para renovarse", insiste, para añadir que "la tienda física no sale a cuenta a nivel económico. Quien tiene una librería ‘online’ tiene mil físicas, solo tienes que saber cómo comunicarlo, y de comunicación, las nuevas generaciones sí sabemos, porque estamos en las redes y al tanto de las modas y de lo que busca el público más joven".
Trabajo hecho
El poeta Marçal Font, de la Fènix, que asumió también con ánimo renovador en 2020 la presidencia del gremio tras los mandatos de Patricia Camiño, de la Litoral, y Albert Obradors, de la Casals, enumera lo conseguido por su junta en los últimos cuatro años. "Obtuvimos la ayuda de un patrocinador, Todocolección, con quien tenemos sinergias entre el mundo digital y las ferias; firmamos convenios de colaboración con asociaciones de bibliófilos y las fundaciones Tàpies y Joan Brossa; nos sentamos con el ICUB y logramos ser coorganizadores de Sant Jordi junto con los gremios de libreros, editores y floristas", señala. En esa línea de avances, también lograron que el pleno del Ayuntamiento de Barcelona "declarase en junio de 2021 el gremio y el Mercat Dominical de Sant Antoni agentes culturales de primer nivel y la participación en actividades del ICUB como la Semana de Poesía, BCNegra o el Festival 42 de géneros fantásticos". "Antes estábamos invisibilizados y ahora se nos tiene en cuenta desde las instituciones. Es necesario acabar con antiguas inercias, clientelismos, lastres y con el clasismo del gremio", defiende Font.
La competencia de Re-Read
En cuanto al libro de ocasión notan el impacto de las tiendas Re-Read, que han proliferado en la última década con precios ‘low cost’. Para Prats, "son una competencia desleal hacia las librerías de segunda mano, pero no para el libro antiguo, que requiere más formación para venderlo y mostrar su valor". "Yo me quito el sombrero ante esa iniciativa -opina Fernández-. Le han dado la vuelta al estereotipo de librería ‘de vell’ oscura y a la que daba miedo entrar. Puede afectarnos un poco pero creo que cuanta más oferta y variedad hay, mejor, porque comprar libros a precios económicos fomenta la lectura. Quien va a un Re-Read puede venir luego al Mercat y viceversa".
Goteras sobre los libros del Mercat de Sant Antoni
En 2018, cuando reabrió el remozado Mercat de Sant Antoni, los libreros volvieron a su cita dominical bajo unas pérgolas metálicas tras lograr mantenerse en el perímetro del mercado modernista pese a los intentos del Ayuntamiento de reubicarlos. Sin embargo, desde las primeras lluvias de entonces vieron cómo las goteras se colaban por la nueva estructura dañando los libros, como han denunciado en repetidos vídeos en redes sociales. A día de hoy, los paradistas siguen indignados, pues el problema sigue sin solución. "En agosto de 2023 una tormenta afectó tanto a varios libreros que reclamaron, pero no les escucharon y la respuesta que les dieron desde el servicio técnico del Institut Municipal de Mercats de Barcelona fue que aunque se hubieran mojado un poco los libros aún se podían vender aunque fuera a menor precio. Les han obligado a llevarlo por la vía judicial", lamenta Pablo Fernández, tesorero de la junta. Mientras, esperan que en breve empiecen las obras para montar placas solares sobre las marquesinas, que se aprovecharían para impermeabilizar las cubiertas.
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