Leyenda musical
Muere John Mayall, el gigante que avivó la llama del viejo blues y sedujo al mundo del rock
El influyente músico británico, cuya banda de apoyo, The Bluesbreakers, acogió en los 60 a Eric Clapton, Peter Green y Mick Taylor, fallece a los 90 años en su casa de California, dejando una estela de álbumes influyentes en la expansión global de la música afroamericana
Jordi Bianciotto
Jordi BianciottoPeriodista
A finales de 2021 nos advirtió de que lo suyo comenzaba a apagarse cuando anunció que abandonaba las giras y que se centraría en las grabaciones y, a lo sumo, los bolos informales cerca de su casa. Poco sabíamos de él en estos últimos tiempos cuando, este miércoles, un mensaje en su perfil de Instagram nos anunciaba -“con el corazón encogido”, dice la nota- que John Mayall “falleció en paz en su casa de California el 22 de julio de 2024, rodeado de su querida familia", sin precisar las causas del deceso.
Tenía 90 años (nació en Macclesfield, Reino Unido, el 29 de noviembre de 1933) y deja un reguero de recuerdos asociados a sus intensos y pulcros conciertos y a su aura de pionero en la divulgación del blues en Europa más allá de su extracción afroamericana, colocando este género, en los años 60, en la intersección de la emergente cultura rock. Cantante, guitarrista, teclista y armonicista, líder nato, es igualmente capital el papel de su histórica banda, armada en 1963, John Mayall & The Bluesbreakers, como escuela de alto rendimiento de talentos, como un veinteañero Eric Clapton (procedente de The Yardbirds), así como Peter Green y John McVie (futuros guitarrista y bajista de Fleetwood Mac) y Mick Taylor, antes de suplir a Brian Jones en los Rolling Stones.
Con texturas rockeras
Mayall había hecho incursiones, ya a partir de los años 50, en un territorio fronterizo entre el jazz y el blues (los grupos Powerhouse Four y The Blues Syndicate), y le alumbraba el camino el algo mayor (cinco años) Alexis Korner. Si este dio forma al muy influyente grupo Blues Incorporated, él creó sus Bluesbreakers, que en su versión embrionaria telonearon al ‘bluesman’ John Lee Hooker en una gira británica y arroparon al líder en un disco en vivo, ‘John Mayall plays John Mayall’, de 1965. Ahí, en el blues alumbrado al otro lado del Atlántico, en el delta y en su versión electrizante de Chicago, estaba su motor inspirador. Quedó claro en el primer álbum de estudio de la banda, ‘Blues Breakers with Eric Clapton’ (1966), clásico de clásicos, con la guitarra distorsionada del futuro ‘Dios’ inyectando texturas rockeras, combinando piezas propias con temas de maestros como Otis Rush (el fogoso asalto a ‘All your love’), Freddie King, Mose Allison o Robert Johnson.
El inquieto Clapton duró poco (ese año creó Cream), pero la caravana siguió adelante sin perder empuje con Peter Green (‘A hard road’) y Mick Taylor (‘Crusade’). Aunque la marca de The Bluesbreakers reaparecía en el futuro (ya a partir de los años 80), Mayall la estacionó en 1968 cuando comenzó a frecuentar California, donde se instalaría al año siguiente, al tiempo que grababa como solista (en Londres) otro álbum importante, ‘Blues from Laurel Canyon’ (1968), influido por la comunidad bohemia y el ambiente hippie de las colinas de Los Ángeles. Es igualmente referencial el registro en vivo ‘The turning point’ (1969), donde desplegó un blues más suave, sin héroes de la guitarra, con acentos acústicos y un rol destacado para los saxos de Johnny Almond (y que inmortalizó la primera toma del clásico ‘Room to move’).
Bautismo en los 70
Ahí quedaron sus cumbres discográficas, no igualadas en las décadas sucesivas, si bien Mayall mantuvo viva su reputación de fiable artista de directo, como se pudo comprobar en España desde principios de los años 70, con una primera visita a Barcelona (Palau de la Música, 1972) a la que siguieron las del Palau d’Esports (1974 y 1979) y otras muchas salas. Aun en edades ya provectas mantuvo Mayall el brío y el crédito, como reflejó el doble álbum ‘70th birthday concert’ (2003), donde se reencontró con Clapton y Taylor. También en el que resultó ser su último concierto en Barcelona, en la sala Barts, en septiembre de 2019.
Todavía tuvo energía e ideas para entregar un álbum más, a los 88, el bien acogido ‘The sun is shining down’ (2022), donde contó con cómplices como el ‘heartbreaker’ Mike Campbell y la violinista (un día descubierta por Dylan) Scarlet Rivera para rendir honores a una última y edificante ofrenda al viejo blues.
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