Arqueología

Relevante hallazgo prehistórico: flautas y silbatos de hace 12.000 años

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Aerófonos fabricados con hueso procedentes del yacimiento arqueológico de Eynan (Mallaha), en el valle del Jordán (Israel).

Aerófonos fabricados con hueso procedentes del yacimiento arqueológico de Eynan (Mallaha), en el valle del Jordán (Israel). / UB

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Hace 12.000 años, los habitantes del Paleolítico empezaron a convertir huesos de pequeñas aves en instrumentos que imitaban el canto de algunos pájaros. Con estos predecesores de los actuales silbatos y flautas aquellas comunidades prehistóricas pudieron atraer las presas durante las cacerías, comunicarse entre sí e incluso hacer música. Lo señalan los autores de una investigación, publicada en ‘Scientific Reports’, a raíz del importante hallazgo que han realizado, en el valle del Jordán, al norte de Israel, de siete de estos utensilios sonoros. La relevancia del descubrimiento radica en que son muy escasos los instrumentos de este tipo que han llegado hasta nuestros días y estos son además los primeros documentados en Oriente Próximo.  

El lugar del hallazgo ha sido el yacimiento de Eynan (Mallaha), un poblado de finales del Paleolítico, formado por pequeñas viviendas con zócalo de piedra, en la orilla del lago Hula, que hace algo más de 12.000 años acogía el asentamiento de uno de los últimos grupos de cazadores-recolectores de la zona. 

La misión la ha formado un equipo internacional de arqueólogos y etnomusicólogos liderado por José Miguel Tejero, investigador del Seminari d’Estudis i Recerques Prehistòriques (SERP) de la Universitat de Barcelona (UB) y del laboratorio de paleogenética de la Universidad de Viena, además de por Laurent Davin, del Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS), de Francia.

Huesos de aves acuáticas

Los siete instrumentos o aerófonos se han hallado en el suelo de algunas estructuras de habitación y de su entorno. Están fabricados con huesos de las alas de dos especies de aves acuáticas, la cerceta común (Anas crecca) y la focha común (Fulica atra) y los diversos análisis han evidenciado que se crearon para imitar el canto o el sonido de dos especies de aves de presa, el cernícalo común (Falco tinnunculus) y el gavilán común (Accipiter nisus). De estas se conoce que las cazaban específicamente para utilizar sus garras con finalidades simbólicas, probablemente para adornos.   

Los siete instrumentos pertenecen al periodo natufiano final (13.000-9.700 aC.) y aportan nuevos datos sobre esa cultura, que empieza a domesticar plantas y animales y que desembocará en las nuevas formas de producción del Neolítico. 

El equipo de investigadores intentará identificar ahora con mayor precisión sus funciones además de la percepción y el efecto de los sonidos producidos por humanos y otros animales, impulsando así la investigación arqueoacústica.