50 aniversario

Tony Wheeler, fundador de 'Lonely Planet': "Mi asignatura pendiente es el Camino de Santiago"

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Tony Wheeler , fundador de las guías Lonely Planet

Tony Wheeler , fundador de las guías Lonely Planet / Ferran Nadeu

Marta Cervera

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Tony Wheeler se ha pasado la vida viajando. Este ingeniero que hizo un Master en London Business School dio un vuelco a su vida cuando en 1972 lo dejó todo para marcharse con su pareja Maureen a un gran viaje que les llevó de Londres a Sidney (Australia). Todo empezó en un destartalado coche. Él tenía 25 años y ella 22. Este año celebran el 50 aniversario de las guías de viaje Lonely Planet que Wheeler creó tras ese primer viaje al Cono Sur.

En su teléfono lleva todas las apps para a consultar horarios, comparar tarifas y comprar billetes. "Es increíble cómo de fácil es viajar hoy". Pero coger un avión nunca será comparable a viajar su primera experiencia con aquel viejo coche por el que pagaron unos 150 euros con el que fueron de Londres a Kabul, en un trayecto que les permitió descubrir Estambul, el monte Ararat, Isfahan (Irán) y Afganistán donde vendieron el vehículo con un pequeño margen a su favor. Utilizando otros sistemas de transporte cruzaron India, Pakistán y llegaron a Katmandú. Luego pusieron rumbo a Bangkok. Cuando las reservas económicas se agotaban pasaron al autostop. Llegaron a Malasia y Singapur. De allí cogieron ferry para ir Yakarta y Bali. Y de aquella paradisíaca llegaron a Australia a bordo de un barco neozelandés que necesitaba ampliar su tripulación.

"Lo mejor de viajar es conocer a gente, compartir cosas"

Un año después de instalarse en Sidney, Wheeler publicó ‘All Asia on the cheap’, una guía práctica basada en su aventura con detalles prácticos fundamentales para viajar de manera independiente. Aquel libro de solo 96 páginas que se vendía únicamente en Australia y Nueva Zelanda sería la primera piedra de Lonely Planet, considerada "la biblia del viajero", un imperio editorial que vendió en 2013. Más de 150 millones de ejemplares avalan su éxito.

"He tenido una existencia magnífica. Sólo he trabajado tres años con un horario de 9 a 5. He viajado y sigo viajando mucho. Paso unos 150 días al año fuera de casa, el resto estoy en casa, en Londres o Melbourne", explica el veterano Wheeler, un incansable trotamundos que ha probado todo tipo de transportes. Los grandes cruceros no son los suyo. "En ellos me encontré con personas con muy poca curiosidad por descubrir restaurantes en los destinos donde atracaba el barco. Solo pensaban en lo que les servirían a bordo", resume.

Experimentar

Viaja porque le encanta descubrir nuevas experiencias, conocer otras personas y maneras de vivir. Y aunque le encanta caminar, curiosamente nunca ha hecho el Camino de Santiago. "Está en mi lista de cosas pendientes", admite. Hace 20 años empezaron a escribir guías para hacer rutas a pie. "Me gustan mucho porque te vas encontrando con gente en el camino. Lo mejor de viajar es conocer a gente, compartir cosas". También ha hecho 'trekking' en el Himalaya. "He estado cerca del Everest y el Annapurna". Pese a las informaciones sobre saturación en aquellos parajes naturales, defiende: "No está tan lleno. Llevo cinco años sin ir por allí pero hay muchos sitios donde no hay nadie. El problema es que la gente se empeña en hacer lo mismo que otros. Si sales de las rutas más concurridas, estás solo".

"En el Himalaya, si sales de las rutas más concurridas, estás solo"

No pondría la mano en el fuego a la hora de calificar a un país como el más feliz. "Dicen que Bután lo es. Pero yo me decantaría más por Indonesia. Me lo he pasado muy bien con ellos. Son buena gente. Una vez que me dejé el teléfono en un taxi ¡Y me lo vinieron a devolver! Además, su idioma no es complicado".

Entre sus mejores viajes, destaca uno realizado en 2017 muy especial: "Fuimos de Bangkok a Londres en coche. Tuve que comprar un antiguo MGB para poder hacerlo con un grupo que viajaba con otros siete vehículos iguales. Tardamos cuatro meses en llegar. Fue magnífico." En esa ruta su mujer declinó la invitación, pero su hija le se acompañó en dos tramos. "A mi esposa Maureen ahora le cuesta más salir de casa. Yo, en cambio, estoy siempre listo para volver a viajar", confiesa. "Ella, además, es una apasionada de la ópera y ahora solo me acompaña si al final hay alguna. Cuando ella se fue el año pasado un mes a Alemania para ver todas las óperas de Wagner, yo me escapé a África", recuerda divertido.

Pronto se reunirá con ella en Milán. Harán un viaje de cuatro días. Maureen tiene tickets para la Scala.