La gran cita del Fòrum

La fiesta de Tokischa en el Primavera Sound: lo único que está prohibido es llevarse las manos a la cabeza

Tokischa, entre dos bailarinas durante su concierto en el Primavera Sound 2023

Tokischa, entre dos bailarinas durante su concierto en el Primavera Sound 2023 / Èric Pàmies

Ignasi Fortuny

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Traviesa y transgresora de formalismos, Tokischa, fuerza viva de la naturaleza provinente de la República Dominicana, arrasa con todo sin un ápice de duda, pues lo suyo es tremendamente pasional y, a la vez, premeditado. La artista de 27 años se presenta en el escenario como una política candidata a gobernar (su tour se llama 'Popola Presidente') con el amor y la libertad, a ser y amar como a cada uno le plazca, como consignas primordiales. La noche del sábado, ataviada con traje y corbata, salió a convencer a una multitud ya de por sí convencida con su discurso sustentado en el 'dembow'. El público se extendía mucho más allá de la explanada frente a su escenario.

Es una figura especial y trascendente que traspasa géneros y a la que todo el mundo demanda. Anoche sonaron canciones que tiene con Anuel AA y Ñengo Flow ('Delincuente'), Ozuna ('Somos iguales'), J Balvin ('Perra') o Rosalía ('Linda' y 'Combi Versace'), sin duda el enlace más evidente entre la dominicana y el público barcelonés. Pronto se vio que el corsé del traje y la corbata de la dominicana no duraría mucho rato, pues aquello se convirtió rápidamente en una fiesta explícita y en la que lo único que está prohibido es llevarse las manos a la cabeza. "Yo soy una perra en calor; 'toy buscando un perro pa' quedarno' pega'o", dice Tokischa en 'Perra', un buen ejemplo de presentación de la cantante, también icono 'queer'.

Ya sin los formalismos burlones de la presentación y en sostén, el perreo se convirtió en el lenguaje común, expresado a través del incesante meneo de culo. Solo se detuvo momentos en los que Tokischa intervenía para echar más leña al fuego, como cuando invitó a un par de jóvenes del público a subir al escenario a bailar, y aceptaron con gusto y con el torso desnudo. Y siguieron las consignas cantadas con el retumbar del bombo-caja para caldear una fiesta ardiente que acabó como un buen revolcón.