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Juan Manuel Freire

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En la pasada edición del Primavera, cuando todavía meterse en una muchedumbre imponía más que serio respeto, muchos no tuvimos ningún problema en apiñarnos en un escenario mediano para vibrar con el repertorio de Fred again..., antiguo productor y compositor por encargo que un día decidió asentarse como autor de melancólicos 'bangers' de baile en nombre propio

La fórmula de sus discos 'Actual life', diarios personales que se pueden bailar, es ganadora: Fred Gibson rebusca entre las redes sociales o su teléfono para encontrar algún fragmento vocal de un artista conocido, o todavía por conocer, o incluso una persona corriente, que usar como nutriente sentimental para producciones techno, UK garage o nu-disco de parejas sensibilidad y contundencia. A veces él mismo se suma como capa vocal en modo baladista. 

Trasladado este año a uno de los dos escenarios mayores del festival, este geniecillo siempre risueño, a pesar de su estilo melancólico, supo arrebatar tanto a sus fans más fieles y puntuales como a quienes, atraídos por las melodías hirientes y/o los beats de impacto, acabaron sumándose a esta fiesta reparadora. 

¿Momentos clave? Básicamente, todos. Con los vídeos de los que Gibson ha tomado las voces hábilmente sincronizados como visuales, aquello fue un constante estímulo a todos los niveles. De la depresión convertida en emoción bailable en 'Sabrina (I am a party)' al encuentro con 070 Shake en 'Danielle (Smile on my face)', pasando por el doble nocaut de 'Angie (I've been lost)' y 'Marea (We've lost dancing)'. Sin olvidarnos del gran ejercicio de suspense, de gratificación retrasada, que se marcó con 'Baby again..', su colaboración con sus buenos amigos Four Tet y Skrillex, también presentes por su cuenta en el programa del viernes.

De hecho, fue el segundo quien tuvo la misión de mantener bien alto el hedonismo en el antiguo Mordor tras el despliegue de Fred. No habría dudas de que sabría hacerlo y, además, con armas algo más sutiles y diversas que cuando era emblema del dubstep maximalista. En los últimos años hemos visto a Skrillex virar con estilo hacia una EDM más pop, grandes imbricaciones con el trap o astutos himnos emo-rap; eficacia y clase parecían asegurados. 

Pero su set no fue imparable en principio: se detuvo poco después del 'Skanka (VIP)' de Hamdi para prevenir desgracias. Un golpe pirotécnico hizo prender la tela que cubría unos focos y empezó una pequeña crisis. "¿Eso es fuego?", preguntó Sonny Smith en un momento que ahora, quedado el susto en nada, se puede recordar casi, casi con humor. Cuando, tras media hora de parón, Skrillex volvió a las andadas, se vio rápidamente que la única pirotecnia del resto de la noche iba a consistir en ritmos explosivos o 'drops' de leyenda

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