Calidad y emoción

'Only in my dreams', de Rambalaya: el disco mejor hecho de 2023

Crítica del segundo elepé de Rambalaya

El septeto barcelonés deslumbra con el rhythm and blues a corazón abierto de su segundo elepé, 'Only in my dreams'

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230518EPC_Manu Mitru_175109765.jpg / Manu Mitru

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

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Ojalá salga en 2023 otro disco español tan bien hecho como ‘Only in my dreams’, de Rambalaya, pero es difícil. Ya, la calidad (de las composiciones, de los arreglos, de las interpretaciones, de la producción, de la mezcla) no es un valor especialmente cotizado en la música popular moderna desde hace décadas, y seguramente es bueno que así sea: en su nombre se han hecho tostones pajilleros, mientras que hay maravillas indigentes. El segundo elepé de la formación barcelonesa pone alta artesanía musical al servicio de la emoción.

Jonathan Herrero (voz ante la que solo cabe la rendición), Héctor Martín (guitarra), Matías Míguez (bajo), Anton Jarl (batería), Gerard Nieto (teclista), Pol Prats (saxofón) y David Pastor (trompeta) forman Rambalaya. A ellos se unen en canciones de 'Only in mi dreams' el trío de cuerdas Barcelona Rock Strings, el cuarteto vocal The Gourmets, Álex López (trompeta) y Albert Sabater (percusión).

Autorrealización

Un miembro del grupo es profesor titular del Taller de Músics, otro es licenciado por el Centre Superior de Música Liceu... sólidos profesionales de su instrumento del primero al último. "Hay una cosa importante -dice Herrero-, y es que, a pesar de la edad, que ya empieza a ser provecta en algunos de nosotros, todos seguimos estudiando nuestro instrumento. Por un lado porque es una forma de asegurar que cuenten contigo para hacer música. Y por otro lado porque ser músico tiene un componente de autorrealización, de mejorar para dar lo mejor de ti cuando se encienda la luz roja en el estudio o salgas al escenario".

Toma el relevo Jarl, autor de casi todas las canciones de 'Only in my dreams': "Me identifico bastante con los músicos de la Wrecking Crew, como se conocía a los instrumentistas de sesión que tocaban en casi todos los discos pop que se grababan en Los Ángeles en los 60". Caramba, ahí es nada, ¡eran superclases! "No me comparo con ellos, solo me identifico con ese tipo de artista que tiene una formación de su instrumento y que toca más o menos todos los estilos. Y creo que la manera de trabajar en Los Ángeles en los 60 también está relacionada con este disco, con los arreglos, con las capas, con cómo tocamos... Somos músicos que saben tocar muchas notas, pero que en este disco tocan pocas. Hay espacio".

De izquierda a derecha, Anton Jarl (batería), Pol Prats (saxofón), Gerard Nieto (teclados), Jonathan Herrero (voz), Matías Míguez (bajo) y Héctor Martín (guitarra), o sea, Rambalaya menos David Pastor (trompeta).

De izquierda a derecha, Anton Jarl (batería), Pol Prats (saxofón), Gerard Nieto (teclados), Jonathan Herrero (voz), Matías Míguez (bajo) y Héctor Martín (guitarra), o sea, Rambalaya menos David Pastor (trompeta). / Manu Mitru

Rambalaya es un septeto de forma irrenunciable. En disco (con los citados refuerzos) y en directo. Aunque sea una locura desde el punto de vista económico. "Tener una banda de más de tres hoy en día es un suicidio económico -informa Herrero-. Los cachés son los que son. Matizo: los cachés en nuestro circuito. Habría que preguntar a ayuntamientos y promotores lo que pagan por ciertas propuestas. La cuestión es que cuando uno monta una cosa así tiene que ir con todo. Si vuelves a casa después de un bolo con ochenta euros, pues vuelves a casa con ochenta euros. Aquí hay un romanticismo entendido como creer en lo que haces y llevarlo hasta las últimas consecuencias. Sería absurdo ir a cuarteto para presentar el disco. Nosotros somos un septeto. Y ojalá pudiéramos llevar las cuerdas y los coros de bolo".

La bombilla

Roy Orbison, el Elvis de 'From Elvis in Memphis', el Willy DeVille de 'Le chat bleu' y 'Coup de grâce' (aún grabados como Mink DeVille, de hecho) son referencias claras y reconocidas de 'Only in my dreams'.

Hay, no obstante, un disco que encendió la bombilla en el cerebro de Jarl, que ya había visto lo bien que funciona la voz de Herrero "en las grandes melodías y los grandes sentimientos", según sus palabras. Se trata de 'Reunion: the songs of Jimmy Webb', de Glen Campbell, cotizado guitarrista de estudio antes de convertirse en estrella por derecho propio, y el compositor del título. "Es increíble, ese disco -vindica Jarl-. Las composiciones y las ejecuciones son espectaculares, pero a la vez con algo muy naíf, muy sencillo, muy bonito. Nada listo. Me tocó un montón ese disco. Yo toco la batería, pero la batería es en lo último en que pienso con Rambalaya. Pienso en las melodías, en los arreglos, en las armonías..."

Nada tiene 'Only in my dreams' de disco conceptual, 'vade retro', pero sí tiene un concepto (o anticoncepto, bien mirado) nuclear: "La emocionalidad y la vulnerabilidad -señala Herrero-. Todo lo relacionado con sentir y hacer sentir".

Nada que envidiar

Rambalaya, A Contra Blues, Los Mambo Jambo, Koko Jean & The Tonics... Parece que hay una poderosa (y promiscua: de la multiplicación de bandas viven los músicos) escena barcelonesa de rhythm and blues y rock and roll, ¿no? "La hay -confirma Herrero-. Debido a una conjunción de cosas. Barcelona es una ciudad cosmopolita y músicos como Anton [Jarl, sueco] o Matías [Míguez, argentino] han recalado aquí y han eriquecido la mezcla. Y que haya tres escuelas superiores de música [ESMUC, Taller de Músics y Liceu] también ayuda. Las bandas británicas de soul, rhythm and blues y rock and roll suelen ser muy, muy buenas. Pero creo que las barcelonesas no tienen nada que envidiarles. El nivel de las propuestas de género es muy alto".

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