Artículo de Patrycia Centeno

La confirmación (de que no se soportan)

La confirmación de la Infanta Sofía, en imágenes

La confirmación de la Infanta Sofía, en imágenes

Patrycia Centeno

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La infanta Sofía ha confirmado su fe al catolicismo (eso y que no tiene contacto alguno con su abuela materna). Lo ha hecho acompañada por sus padres, hermana y tres de sus cuatro abuel@s (dejando evidente constancia de que -por lo que sea- faltaba uno). Todos iban perfectamente conjuntados en la gama de los rosas y lilas para dar una imagen de unidad. Y aunque el padre de Letizia era el único que parecía desentonar, le ha hecho un guiño a su yerno al lucir una corbata VERDE (acrónimo que responde a Viva el Rey de España).

Para posar ante los medios, Felipe VI y Letizia se han colocado entre sus hijas (cosa rara porque en la confirmación de Leonor las crías estaban en medio). Acabado el retrato estrictamente familiar se han sumado también los abuelos. Letizia ha llamado a su "mami" que estaba hablando con su papi y Leonor ha ido a buscar a la reina emérita que se había asilado por el fondo. Cogidas de las manos, la abuela le ha pegado un ligero tirón a la heredera para que la acompañara a colocarse a su lado (como normalmente se hace en todos los -pocos- posados en los que la emérita aparece junto a su hijo, nuera y nietas como en los Premios Princesa de Asturias).

Letizia, quien hubiera hecho carrera como jefa de protocolo de Isabel Díaz Ayuso, no tenía previsto ese orden y ha contestado a su suegra con otro tirón a Leonor (pobre chiquilla, ¡la van a partir en dos!). Aunque con duda y cierto desagrado, la emérita ha acatado la orden de Letizia. A la derecha de Felipe VI, en vez de la heredera, estaba la infanta Sofía (la protagonista del día) y, junto a ella, su abuela paterna. Ya ante el disparo de las cámaras, eso sí, todos han sonreído convenientemente.

Pero así como Leonor, al lado de a su madre, rodeaba a su abuela materna con el brazo; no se ha visto contacto alguno entre la infanta Sofía y la emérita. Es más, al acabar, ha sido Leonor la que (actuando quizá como heredera y no tanto como nieta) ha ido a buscar y abrazar a la emérita y su abuela Rocasolano también se ha unido a tan idílica estampa...

Aunque menor, el rifirrafe entre la emérita y la reina actual ha recordado al vivido hace cinco años en Palma cuando Letizia impidió que Doña Sofía se hiciera una foto con sus nietas. Advertida o no, al salir de la confirmación, Letizia ha tomado esta vez sí por el brazo a la emérita. La escena de supuesto cariño se ha antojado, una vez más, sobreactuada y ha confirmado lo que es un secreto a voces: no se soportan.

Hace solo unos días, la reina Sofía no fue invitada a la graduación de Leonor en el colegio de Gales. En cambio, se rumorea que sí acudió la madre de Letizia (la abuela con la que las niñas tienen trato). Pero para no ofender ni humillar más a la emérita (quien se conoce que se ha quejado en más de una ocasión de que no le dejan ver a sus nietas); Paloma Rocasolano no apareció en las fotos de la graduación. Tampoco en el tan comentado (por novedoso) selfie con el que Letizia inmortalizó la felicidad de su familia en la graduación de Leonor y que Casa Real compartió en redes sociales. Ni siquiera en la fotografía que se tomó del selfie que se estaba haciendo la familia se alcanzó a ver a Rocasolano (aunque algunos aseguran que seguramente fuera ella la que captó el instante). Y eso que en ese retrato que Zarzuela (como es habitual) no filtró se divisaban hasta los cubos de basura de fondo…

En 1957, el ensayo de un periodista llamado John Grigg sobre la monarquía británica puso en alerta a todo Buckingham Palace. Grigg se quejaba de lo aburrida y poco natural que se mostraba Isabel II y exigió más espontaneidad: "La monarquía no sobrevivirá, y mucho menos prosperará, a menos que sus principales figuras rindan el mayor esfuerzo posible y demuestren toda la imaginación que ellas y sus consejeros puedan desplegar". Tachar a la reina de "colegiala aplicada" le hizo ganarse numerosos enemigos y hasta un bofetón por parte de un fiel vasallo. Pero aquel mismo año, el palacio acabó aceptando los consejos de Grigg y la monarca debutó en su primer mensaje navideño televisado. En el caso de Zarzuela, algún monárquico debería advertirles que tal vez no sea necesaria tanta formación militar y sí más clases de teatro.

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