Cine

Festival de Cannes: Wenders se pasea por los baños públicos de Tokio

El director alemán Wim Wenders en el Festival de Cannes, este 25 de mayo

El director alemán Wim Wenders en el Festival de Cannes, este 25 de mayo / Valery Hache / AFP

Nando Salvà

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En su documental ‘Tokyo-Ga’ (1985), el alemán Wim Wenders recurría la capital japonesa en busca de las localizaciones de las películas de Yasujiro Ozu; en la ficción con la que este año aspira a ganar la Palma de Oro, cuatro décadas después de llevarse el premio gracias a ‘París, Texas’ (1984), redescubre la ciudad a través de sus lavabos públicos, que tienen diseños ultramodernos y -para sorpresa de nadie- están más limpios que una patena.

Precisamente, el protagonista de ‘Perfect Days’ se gana la vida encargándose concienzudamente de la higiene de esos sanitarios. Es un hombre de vida simple, que parece deleitarse en su soledad y sus rutinas -levantarse y recoger la habitación, regar sus plantas, pasar el día recorriendo la ciudad en furgoneta mientras escucha rock setentero, comer siempre en el mismo restaurante, leer antes de acostarse, dormir, soñar-; da la sensación de ser feliz, al menos hasta que un encuentro inesperado nos da a entender que esa vida metódica y espartana le sirve para refugiarse de un recuerdo familiar traumático.

Mientras contempla su día a día, Wenders usa esos hábitos para esbozar un elogio de lo analógico frente a lo digital -las cintas de casete frente a Spotify, los libros de segunda mano frente al ‘kindle’, los carretes fotográficos frente a los píxels- y una reflexión sobre la importancia de cerrar heridas antes de que sea demasiado tarde, pero ‘Perfect Days’ sobre todo trata de defender la importancia de combatir la adversidad con optimismo, hacer de tripas corazón y disfrutar de pequeños placeres como el que Wenders probablemente aspira a proporcionar al espectador con ella. Es una película tan nimia que probablemente hasta un objetivo tan discreto le quede grande. Pero eso, considerando que en los últimos años Wenders ha dirigido títulos tan desastrosos como ‘Palermo Shooting’ (2008), ‘Todo saldrá bien’ (2015) e ‘Inmersión’ (2017), no le impide ser la mejor ficción firmada por el alemán en dos décadas. 

Breillat y el deseo

‘Remake’ de la cinta danesa ‘Reina de corazones’ (2019), la nueva película de Catherine Breillat explora el que sin duda ha sido el asunto de cabecera de la francesa a lo largo de su filmografía: el deseo sexual femenino. La protagoniza una abogada de éxito que parece perder por completo el sentido común cuando el problemático hijo adolescente de su rico marido se instala en la mansión familiar; aunque lo intenta -vagamente-, es incapaz de resistirse a la belleza y la apabullante energía sexual del chaval -atributos de los que su esposo carece-, y la pasión entre ambos se desata.

Inevitablemente, o tal vez no, llegado el momento la mujer deberá decidir entre hacer caso al bajovientre o mantener los privilegios que tan cómoda le hacen la vida. Mientras contempla el proceso, la película resulta igual de satisfactoria como intriga doméstica, retrato tanto del daño que el ser humano está dispuesto a causar como de las humillaciones que acepta soportar por dinero y reivindicación de la libertad de las mujeres -y de los personajes femeninos- para pensar con la genitalia tanto como lo hace el sexo opuesto.

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