Entrevista

Elena Martín: “El deseo sexual siempre encuentra formas de manifestarse”

Su segundo e intrépido largometraje, ‘Creatura’, recién estrenado en Cannes se hace preguntas incómodas sobre nuestros problemas como sociedad a la hora de asumir los impulsos sexuales especialmente los infantiles y los femeninos

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CREATURE

CREATURE / EPC

Nando Salvà

Nando Salvà

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Su segundo largometraje, ‘Creatura’ se inicia con la imagen de una niña que se observa la genitalia y varias escenas después la niña confiesa: “Me palpita la vulva”; ya adulta, contrae una extraña enfermedad cutánea probablemente relacionada con esa parte de su anatomía. Y, mientras contempla al personaje a esas dos edades y también durante la adolescencia, esta intrepidísima película se hace preguntas incómodas sobre nuestros problemas como sociedad a la hora de asumir los impulsos sexuales, especialmente los infantiles y los femeninos. Acaba de presentarla en el Festival de Cannes.

El deseo sexual está muy presente en muchas películas, pero es difícil acordarse de una que, como ‘Creatura’, hable de esa pulsión durante la infancia.

Cuando somos niñas y niños se nos inculca que el deseo es algo incómodo, incluso castigable, y que por tanto debe ser reprimido. Se recurre a la cohibición como si fuera una forma de protección. Y eso genera sensaciones internas muy extrañas, porque el deseo sexual es un impulso vital, y siempre encuentra formas de manifestarse. 

¿Qué retos se encontró a la hora de poner ese impulso en imágenes?

Resultó ser algo a la vez fácil y difícil. El principal desafío, porque es un tema muy delicado, fue abordarlo desde un enfoque que no se percibiera como morboso o gratuitamente provocador, pero también desde la naturalidad y la ternura. Por otra parte, la falta de referentes cinematográficos nos dio libertad, porque no había reglas que respetar. 

¿Qué proceso de preparación al respecto llevó a cabo?

Estuvimos haciendo entrevistas a gente de todo tipo, les preguntamos acerca de sus despertares sexuales, su relación con la masturbación, sus deseos ocultos... Y nos dimos cuenta no solo de que todo el mundo tiene una relación muy compleja con el sexo y el deseo, sino de que la mayoría de nuestros anhelos y miedos son muy similares. Que todos sentimos cosas parecidas, a todos nos pasa lo mismo, pero aun así somos incapaces de hablar de ello sin sentirnos incómodos.

Y, como la película demuestra, es una incomodidad que trasciende ideologías...

No quise plantear una situación de represión en el seno de una familia católica, porque no era el tema que me interesaba. El tabú afecta incluso a los padres que intentan ser comprensivos, estar presentes y ser progresistas. Es difícil relacionarse cuando los hijos crecen, en parte por el miedo a que las situaciones se malinterpreten. Es cierto que las cosas están cambiando, que las personas de mi generación que son padre y madres están empezando a plantearse preguntas y cambiar el enfoque. Pero el tabú sigue.

Elena martin

Elena Martín. / EPC

¿Qué reacciones espera que ‘Creatura’ provoque? 

Habrá gente que se sentirá incomodada, lo sé, pero en todo caso confío en que la película sea vista no como una provocación agresiva sino como un estímulo, que ayude a abrir muchos ojos. Si no siguiéramos estando en un lugar desde el que hablar de estas cosas nos cuesta probablemente esta película no tendría sentido. Tengo muchas ganas de que se estrene en los cines, de participar en coloquios sobre ella y tener conversaciones con la gente.

Como ya hizo en su primera película, ‘Júlia Ist’ (2017), es la protagonista de la película además de su directora. ¿Cómo combatió el pudor a la hora de ponerse delante de la cámara?

Debo confesar que soy muy poco púdica. La decisión de actuar en la película responde sobre todo a mi deseo de encarnar un personaje que me gusta mucho; está mal que lo diga yo, que soy quien lo escribió, pero es así. Quizá mi presencia a ambos lados de la cámara pueda sugerir conexiones con mi propia vida, pero no es una película autobiográfica. Usar mi propio cuerpo me pareció muy bonito.

La irrupción de las directoras en el cine español ha servido para solventar una anomalía y, a la vez, para abrir la puerta a historias que antes no se contaban. ¿Cómo se sitúa usted en ese proceso? 

Para mí es importante relativizarlo y no ponerse medallas. Obviamente es una tendencia positiva, porque supone una renovación y un enriquecimiento artísticos e industriales. Pero, personalmente, siento la necesidad de ir mucho más lejos, de arriesgar más y comprometerme más. Esto es sólo el principio. 

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