Discos de la semana

Morad comparte el peso de su historia en 'Reinsertado'

El rapero de L'Hospitalet presenta su primer disco, un relato sincero de su vida desde el tormento hasta la esperanza

Los nuevos elepés de Alison Goldfrapp, Alfie Firmin y Júlia Colom, también reseñados

Morad, en una imagen promocional de 'Reinsertado'

Morad, en una imagen promocional de 'Reinsertado'

Rafael Tapounet
Jordi Bianciotto
Ignasi Fortuny
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¿Puede un artista tener estatus de estrella sin haber publicado un disco? Rotundamente, sí (y cada vez más frecuente). Es el caso de Morad, el rapero de L'Hospitalet de Llobregat que se ha convertido en un emblema cultivado en la marginalidad y en una figura gigante a través de la que suenan muchísimas historias silenciadas y ocultas. El artista, de 24 años, es un intruso en un sistema que ha agrietado sin un álbum en la calle, aunque sí con multitud de 'singles' desde que empezase hace un lustro.

El título escogido para el debut en formato largo (larguísimo para él, 19 canciones) no tiene desperdicio: 'Reinsertado'. Un mensaje con peso ya de primeras, como señalando el final de un camino y el inicio de otro, con, seguramente, parte de tono burlón y desafiante, pues si alguna cosa es Morad es ingobernable. Todo esto lo refuerza la portada del álbum. La luz -representada por la figura de su madre y la inocencia infantil de unos niños jugando a fútbol- predomina sobre la oscuridad -agentes y un coche de policía- en la caratula de 'Reinsertado'.

Morad comparte el peso de su historia en la hora y nueve minutos que suma el disco. El del barrio de La Florida tiene algo que no se puede lograr ni trabajar y es, precisamente, la autenticidad de su testimonio. Transparente y sincero, sin grandes sobresaltos y salidas de tono, Morad pasea por su vida, con constantes fases de oscuridad, mostrándola desacomplejadamente atormentada y, a la vez, como ejemplo de esperanza para los que se ven reflejados en él.

En 'Cristales', por ejemplo, se desgarra con el pensamiento de una vida vacía, perdida, en un recuerdo del tiempo que pasó en un centro de justicia juvenil, y en 'Soledad' presenta a esta como el mejor refugio de uno mismo. En esta línea, 'Reinsertado' es un disco sólido, cuidado, profundo (en 'No estuviste en lo malo' comparte sus sentimientos tras un revés amoroso) y compacto, y de eso tiene gran responsabilidad la producción del mismo.

Más allá de su mano derecha en el estudio, SHB, Morad trabaja con algunos productores que llevan su voz y sus historias al contexto sonoro ideal como es, por ejemplo, el francés Voluptyk. 'Mi barrio' es un ejemplo de esto, celebración y reivindicación de las raíces y los orígenes. Así, Morad tiene la fórmula para triunfar en el inmenso mercado del rap en Francia en el que se fija y por eso las colaboraciones (habituales) con Jul ('Se grita') y, por primera vez en este disco, con Ninho ('María'). El álbum deja también una colaboración sorprendente por extraordinaria, 'Paz', con la argentina Nicky Nicole.

'Reinsertado', como toda su música, está salpicado constantemente de sus turbias crónicas de juventud ('Estopa', por ejemplo) y en 'Problemas' clama por dejar esa vida atrás a su manera: "Mente que se me despeja; otro policía se queja; otro coche a toca teja; me tiene entre ceja y ceja".

'Reinsertado' es un primer disco de peso que además tiene el valor de mostrar que no todo está perdido, aunque uno se haya acostumbrado a la derrota. Ignasi Fortuny

Otros discos de la semana

El último disco del dúo Goldfrapp (‘Silver eye’, 2017) deslizaba pulsiones electroclash y ahora su cantante vuelve a lanzarse a la pista de baile (sin Will Gregory) disfrutando de envolventes tramas sintetizadas y creando un clima de fantasía bajo la bola de espejos. Ecos de Giorgio Moroder con ganchos melódicos y recovecos minimalistas en una secuencia de música ensoñadora y sensual donde Alison Goldfrapp no abdica de su vocación de crear realidades paralelas. Jordi Bianciotto

El tercer disco en solitario de Alfie Firmin (cuarto si se cuenta el que grabó con los Vestiges en 2018) es una luminosa colección de viñetas de pop clásico y reconfortante adornadas con pinceladas de folk, country y soft-rock que sitúa a su joven autor en la liga en la que juegan apóstoles de la belleza tranquila como Ron Sexsmith, Josh Rouse o Joe Pernice. Canciones tan cálidas y acogedoras que dan ganas de quedarse a vivir en ellas. Rafael Tapounet

Su abuelo le enseñó las canciones tradicionales mallorquinas, y ella lleva ese imaginario al futuro casando la ‘tonada de segar’ con el minimalismo galáctico, y la percusión con las cuerdas y el sintetizador. Se vale de una voz clara y natural, sin trinos ni afectaciones, para dar vida propia a un repertorio dotado de un punto de crudeza telúrica, con vestigios de melancolía (ese canto a la “olivera, més antiga que aquest món”) e instinto aventurero. Poderoso debut. J. B.

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