Fiesta en el Castillo de Windsor

Sustitutos y bagatelas en el ‘concierto de la coronación’

El espectáculo en honor de Carlos III y Camila no sacó partido del glorioso historial pop británico y se debatió entre estrellas importadas y números bonitos, pero poco trascendentes

Fin de fiesta en el Reino Unido con un concierto en el Castillo de Windsor

Fin de fiesta en el Reino Unido con un concierto en el Castillo de Windsor. En la foto, la cantante Katy Perry, una de las que actuaron en el evento. / Chris Jackson / Pool / REUTERS / VÍDEO: ATLAS

Jordi Bianciotto

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Si el perfil de los artistas que tomaron parte este domingo en el Coronation Concert, en el castillo de Windsor, es indicador de la salud de la monarquía británica, los ‘fans’ de Carlos III y Camila tienen motivos para inquietarse. Mira que hablamos del Reino Unido, alta cuna de la cultura pop, pero, a la hora de la verdad, ¿qué tuvimos? ¿Quizá a Paul McCartney? ¿Pink Floyd? ¿The Who? ¿A Depeche Mode, Oasis, Massive Attack…?

Muchos de los partícipes ni siquiera eran súbditos británicos, y consta que diversos convocados alegaron causas más o menos razonables para cursar baja: Sir Elton John está de gira en Alemania; Ed Sheeran, en Texas; Adele, ocupadísima en Los Ángeles, etcétera. Quizá la organización quiso apelar a una idea de universalidad de la monarquía, pero se hizo raro que las mayores estrellas de un concierto en honor a los monarcas británicos fueran Lionel Richie y Katy Perry. Aunque ahí, ambos dieron ‘entertainment’ a su reluciente manera: el exCommodores, proclamando su naturaleza sencilla en la balada ‘Easy’, sentado al piano, y logrando que los homenajeados se levantaran de sus asientos con ‘All night long’. Y Perry, atacando ‘Roar’ y ‘Firework’ con poderío vocal (llevada en volandas por un poderoso coro) y luciendo una gigantesca falda dorada abombada con aires de princesa de filme de Tim Burton.

El escenario del concierto por la coronación de Carlos III

El escenario del concierto por la coronación de Carlos III / REUTERS

El ambiente de fantasía dominó la puesta en escena, con números como el de ‘Somewhere’, de ‘West side story’, a cargo de una ‘joint venture’ del Royal Lucy Ballet con la Royal Shakespeare Company y otras agrupaciones con el adjetivo ‘royal’. Duetos de cuento de hadas por parte del virtuoso chino del piano Lang Lang con la voz de Nicole Scherzinger, y potencia operística a cargo de Andrea Bocelli y Sir Bryn Terfel. Y la tierna y muy sentida Lucy, ganadora del concurso ‘The piano’, del Channel 4.

¿Y el pabellón pop británico? Que los ex-’teenagers’, ahora ya cincuentañeros, de Take That (desde hace tiempo reducidos a trío) fuera la mayor atracción ya lo dice todo, aunque ese ‘Never forget’ con redoblados coros góspel propició suspiros en Windsor. Por suerte, ahí estuvo Steve Winwood, colándose discretamente en la primera parte del ‘show’, aunque no tuvo a bien repescar un mísero ‘hit’ de Traffic o el Spencer Davis Group, sino que abordó un éxito ochentero, ‘Higher love’, entre banderas de los países de la Commonwealth. Ah, ese sentido de la jerarquía.