Entrevista

Hernán Díaz, autor de 'Fortuna': "Lo que define al poder es su habilidad de presentar su relato como el único posible"

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Crítica de 'Fortuna'

El autor, nacido en Argentina, publica la novela que ha ganado el Pulitzer y es un complejo retrato del mundo de la finanzas que se tambaleó con el Crack del 29

BARCELONA 20/03/2023 Icult. Entrevsita con el escritor norteamericano de origen argentino Hernán Díaz, que presenta su novela 'Fortuna'. En la sede de Anagrama. FOTO de RICARD CUGAT

BARCELONA 20/03/2023 Icult. Entrevsita con el escritor norteamericano de origen argentino Hernán Díaz, que presenta su novela 'Fortuna'. En la sede de Anagrama. FOTO de RICARD CUGAT / Ricard Cugat

Elena Hevia

Elena Hevia

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¿Cómo llega a convertirse uno en un escritor norteamericano? No existe un plan, más allá de escribir en inglés y de haberse dejado impregnar de las obras maestras del canon literario estadounidense. Pese a su nombre, a Hernán Díaz (Buenos Aires, 1973) se le ha acabado percibiendo allí como uno de los suyos. No importa que naciera en Argentina, que su castellano sea del todo porteño y que el exilio de sus padres le hiciera crecer en Suecia. Este profesor de literatura en Columbia se dio a conocer con la extraordinaria ‘A lo lejos’, un ‘western’ metafísico, y ha redoblado la apuesta con ‘Fortuna’ (Anagrama / Periscopi) que optó al Booker y ha ganado el Pulitzer. La novela se construye como una especie de cubo de Rubik literario que reúne cuatro versiones distintas, y en ocasiones opuestas, de una misma historia, el retrato de un poderoso magnate de las finanzas que supo capear y lucrarse con el Crack del 29. Un ‘Ciudadano Kane’ que a ojos de los lectores acaba convertido en una especie de Mago de Oz.

Esta es una novela que se apuntala narrativamente en el tema del dinero. ¿Por qué le interesó?

El acicate fue tratar de lidiar con este tema, omnipresente en toda la tradición del realismo del siglo XIX, capaz de llegar hasta el presente. Me interesó porque siempre aparece de un modo sublimado. La mayoría de las veces vemos más las consecuencias, los efectos del dinero, que la producción del mismo y eso es porque se ha convertido en un gran tabú social.

¿Se trataba de hacer visible algo de lo que no se ha hablado, no?

Estudiar sobre el tema me permitió ahondar en cuestiones que para mí acabaron siendo esenciales. Básicamente, qué tipo de narrativa genera el dinero, qué tipo de voces están excluidas de ese discurso y cómo esas narrativas afectan a nuestra vida diaria.

Una de las cosas que revela esta novela es que el poder tiene su propia manera de narrar los acontecimientos.

Yo aún diría más. Lo que define al poder es su habilidad de presentar uno de varios relatos como el único posible. En general pensamos que la literatura tiene una función servil respecto del poder político que puede controlarla a base de patronazgos o mecenazgos. Pero también hay que pensar que el poder político necesita relatos para poder mantenerse en pie. Es esta ida y vuelta la que me interesa.

Los historiadores nos enseñan que hechos que parecían ser indisputables resultan, tras un trabajo crítico, meros efectos discursivos

¿Contar un mismo acontecimiento a través de cuatro tipos de relatos con narradores muy distintos supone desconfiar de la verdad?

La verdad siempre es una construcción y es mutable. Los historiadores nos enseñan esto todo el tiempo, hechos que parecían ser absolutamente verdaderos e indisputables resultan, tras un trabajo crítico, meros efectos discursivos. Hasta no hace demasiadas décadas todos creíamos que había una verdad objetiva en nuestro pasado y ahora descubrimos que tal vez eso tiene que ser reexaminado. En líneas generales, desconfío de quienes dicen que la verdad no existe, pero también de quienes creen estar en posesión de la misma. Diría que la verdad radica en cierta incomodidad entre estos dos lugares.

Esa incomodidad es un camino para narraciones no oficiales y que en el caso de esta novela tiene que ver con la historia de las mujeres.

Para mí fue muy importante destacar que las mujeres han sido excluidas de un modo absoluto, por lo menos en los Estados Unidos que es la parte que más conozco, de estos proceso de acumulación de capital. El mundo de las finanzas es un mundo muy masculino. Los archivos de las esposas de los grandes magnates  están totalmente relegados  en las Bibliotecas. Están sin abrir. Nadie los consulta. Hasta el presente siguen silenciadas. Eso fue así porque históricamente a las mujeres solo se les asignó el papel de esposa o el de víctima. Hasta que aparecieron las secretarias.

Las secretarias son las que guardan los secretos… de los hombres. Una de ellas, Ida Partenza, es la narradora de una de estas historias.

El de las secretarias es un fenómeno nuevo que nace en los años 20 del pasado siglo cuando las mujeres pueden sumarse a la fuerza de trabajo. Son empleadas que pueden aspirar a una vida de clase media  por cuenta propia sin tener que casarse. Es un fenómeno importante.

Necesitaba que el patriarcado se encarnara en un hombre de izquierdas para ver cómo esa política profundamente misógina atraviesa todo el espectro ideológico y de clase

Ida se siente excluida como mujer tanto del discurso del poder como del discurso de su padre, un hombre vinculado al anarquismo y al marxismo.

Esta es una novela sobre el patriarcado y por lo tanto para mí era clave que el patriarca se encarnara también en un hombre de izquierdas para ver cómo esa política profundamente misógina atraviesa todo el espectro ideológico y de clase. Existe un machismo de izquierdas con un perfume particular que conozco muy bien.

Supongo que habrá disfrutado mucho escribiendo esta novela que funciona como un juego de construcción y cuya verdadera figura no se ve hasta el final.

Fue divertido, me interesan las novelas que se interrogan sobre su propia forma. Uno de mis momentos favoritos de la literatura mundial es cuando Don Qujote, en la segunda parte del libro tiene en su mano la primera parte del ‘Quijote’. Eso es algo que en mi adolescencia me voló la cabeza y mi novela está llena de este tipo de detalles. También pude sentir el placer de hacer una novela à la Henry James o Edith Wharton en la primera parte, algo que sería imposible hacer sin inventarme un marco que lo justificara.

Esta novela acabará siendo una serie en cuyo proyecto se ha implicado Kate Winslet. La adaptación no será fácil.

No lo será, pero una serie sí se ajusta en cierta forma al formato del libro, con todas estas partes diferentes que permitirán traducir los distintos tonos y texturas a diferentes géneros cinematográficos. Así la primera parte podría ser una película de King Vidor y la segunda, algo parecido a un documental.

Veo que se ha implicado en el proyecto.

No lo voy a escribir pero sí he sido parte del proceso de selección de quién va a ser el guionista y podré trabajar muy cerca del director, Kate y los productores. Todo el mundo usa deliberadamente la palabra ‘genial’ cuando habla de este proyecto, así que sí, espero mucho.

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