Crítica de libros

'El corazón del daño', de María Negroni: una poética de la ausencia

El nuevo libro de la poeta, narradora y ensayista argentina escapa a cualquier categorización y desafía al duelo, a la muerte y al lenguaje

La autora argentina María Negroni.

La autora argentina María Negroni. / MARIA NEGRONI

Anna Maria Iglesia

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"Lo que debiera oírse /no se oye", escribía en 'Oratorio' María Negroni y estos versos resuenan en las páginas de 'El corazón del daño', porque hay algo, perceptible solo por momentos, que une estas dos obras. No importan los géneros, no importa que 'Oratorio' sea un poemario y que 'El corazón del daño' escape de cualquier tipo de categorización. Lo que las hermana y lo que las hace dialogar con el resto de la obra de la poeta, narradora y ensayista argentina es el pulso de una escritura que intenta nombrar lo que no hay, que se enfrenta al vacío, a lo que no se oye, a lo que no está. 

Poema narrativo, confesión, relato del duelo, rapsodia fúnebre, ensayo sobre la escritura, epístola, 'El corazón del daño' tiene elementos de todos estos géneros, pero no agota ninguno. El punto de partida es la muerte de una madre ausente a la que, de niña, la narradora esperaba al otro lado del pasillo: "Esperaba en vano que ella me cantara un arrorró, que dejara el pasillo para venir a sentarse a mi lado". Nunca pasó, pero esa ausencia materializada por un pasillo vacío, esa "sustracción del amor" terminó por bendecirla: "Tuve que rendirme a lo inaudito, lo que llega porque sí, callado y sabio, como alimento cuyas propiedades se ignoran", y eso inaudito tiene que ver estrechamente con el lenguaje y la escritura que "es saber y no saber". 

La experiencia del duelo

"¿Es posible escribir lo que se vive?", se pregunta Negroni y a partir de aquí convierte la experiencia del duelo en el punto de partida para reflexionar sobre el silencio que envuelve el lenguaje que, por un lado, no consigue nombrarlo todo y, por el otro lado, significa más de lo que nombra. "Tu cuerpo, Madre, apenas llegado, decía: Estoy ausente. A esto lo he llamado escribir" y, efectivamente, el carácter ausente de la madre es el correlato de la escritura. Hay casi una relación metonímica entre la madre y la escritura, pues ambas están en vueltas de silencio y, si se quiere, se insuficiencia. El asma de la madre que la vuelve egoísta, encerrada en sí misma, siempre insuficiente tiene su reflejo en el lenguaje, también asmático, también insuficiente, pero que adquiere sentido paradójicamente en su afasia. "La poesía (...) no tiene interés en temas ni en personajes. No inventa mundos. En el ruido de hoy, da a escuchar un silencio", que, sin embargo, abre nuevos sentidos. Porque escribir, comenta páginas después Negroni, es ir en contra de la obviedad del mundo. 

Invocar la ausencia

'El corazón del daño' es una deconstrucción de todo lo que podríamos pensar como obvio dentro de la llamada literatura del duelo, porque, ante todo, en esta escritura que nace y se rodea de vacío, no hay yo ni tú. Son -ya lo dijo el crítico Paul de Man- rostros sin nombre, sin referente concreto. Pronombres que la escritura rellena al tratar de nombrarlos y no lo hace a través de la experiencia personal, sino a través de la palabra de la que se escribe y de la que se lee. Por eso, 'El corazón del daño' se construye a partir de citas y referencias, porque la literatura nace y se nutre de la literatura. Negroni se nutre de los autores que cita y de los que evoca: ahí está el fraseo de Lispector o el fragmento de Carson, entre otros. Y ahí está una obra que nace del pulso poético de una escritura para quien escribir es un desafío con las palabras, es invocar la ausencia para convertirla en presencia; para la cual el silencio es una forma de decir, una forma de decir nueva, radical, alejada de toda obviedad. 'El corazón del daño' es un completo desafío a la muerte, al duelo, al lenguaje y, como no, a los lectores. 


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