Opinión | Política y moda

Patrycia Centeno

Patrycia Centeno

Experta en comunicación no verbal.

El Día de la Mujer de Pedro Sánchez y Felipe VI

El presidente cambió el acto institucional del Ministerio de Igualdad por un encuentro en Moncloa con mujeres directivas de empresas

Pedro Sánchez y Begoña Gómez, en un encuentro con mujeres directivas con motivo del 8M

Pedro Sánchez y Begoña Gómez, en un encuentro con mujeres directivas con motivo del 8M / Borja Puig de la Bellacasa

La bancada azul del ejecutivo en el Congreso vacía y solo Ione Belarra apoyando a Irene Montero durante el debate de la reforma propuesta por el PSOE a la polémica ley del 'solo sí es sí'. Así se escenificó la víspera del 8M la peor crisis del Gobierno de coalición. Y pese a las comprensibles discrepancias, la estampa no pudo ser más destructiva. Esa imagen no solo afectaba a la figura de la ministra de Igualdad o a Unidas Podemos. A pocas horas de conmemorarse el Día Internacional de la Mujer y reclamar igualdad, libertad, respeto y, también, sororidad, la solidaridad de Pedro Sánchez con una compañera de su equipo brillaba por su ausencia.

Ya el martes al mediodía Montero no fue seleccionada para comparecer tras el consejo de ministros. Isabel Rodríguez (con traje morado y camiseta con el dibujo de Clara Campoamor) estuvo acompañada por la ministra de Ciencia Diana Morant y por la vicepresidenta Nadia Calviño (con blusa malva), quien presentó la ley de paridad que afecta a las políticas de Igualdad. Fue la portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial la que el miércoles también publicaba un tuit con una instantánea de Pedro Sánchez con diez de sus ministros socialistas y ningun@ de Podemos.

El presidente del gobierno tampoco asistió al acto institucional organizado por el ministerio de Igualdad como sí lo había hecho los años anteriores. No es que Pedro Sánchez, por fin, hubiera entendido que en el día de la mujer debía dejar que las protagonistas fueran ellas, no. No se trataba de un acto de generosidad por parte del mandatario para que las féminas brillaran en su día. Tampoco pretendía evitar esas estampas insultantes que cada 8M nos tragamos con líderes varones de partidos varios hablando en nombre de las mujeres y rodeados o con ellas detrás, de atrezo, calladas (por favor, recuperen las puestas en escena de Pablo Casado o Albert Rivera...). Tristemente, nada de todo eso pasó por la cabeza del jefe del Ejecutivo ni la de sus asesores.

"Begoña y yo..."

El líder socialista programó un encuentro en Moncloa con una representación de mujeres directivas. Y aunque el entorno del presidente se apresuró en aclarar que la decisión de no asistir al acto de Montero se había tomado con anterioridad y nada tenía que ver con lo ocurrido entre los rojos y morados, resultaba francamente difícil creérselo. Es cierto que Sánchez (con corbata, lazo y pulsera morada) tuvo el detalle de no publicar las imágenes de su encuentro hasta primera hora de la tarde, cuando el acto de Igualdad y los informativos del mediodía ya habían terminado, pero en la forma de publicitar su compromiso feminista no anduvo muy acertado. "Begoña y yo hemos compartido un café con cuatro mujeres que han roto el techo de cristal. Que lo que todavía es una excepción se convierta en un derecho. Gracias a la #ParidadPorLey, garantizamos la igualdad real", escribía en su cuenta de Twitter. Acompañando el texto, un vídeo donde podíamos ver al presidente en su despacho sirviendo a sus invitadas ("tenemos también agua o té", se escucha ofrecerles) y conversando con ellas sobre las dificultades de la mujer en el ámbito laboral y la importancia de las leyes. Y allí sentada también su esposa, Begoña Gómez. Porque para poder protagonizar él un acto propio el 8M, y sacar pecho por una ley de paridad no consensuada con su socio de gobierno ni con la ministra de Igualdad, qué mejor manera que tirar de la figura (anacrónica) de una primera dama... "Begoña y yo”.

Pero estas formas de presentarse por parte de tantos políticos varones, aunque se crean y defiendan en buena medida el feminismo, pasan demasiado desapercibidas y entonces no se corrigen. La mirada está viciada y aún percibimos normal que un presidente hombre recurra a su esposa para hacerse ver también en el Día de la Mujer. Más en un país donde no hay primera dama, no por moderno, sino porque ese espacio lo ocupa una reina que pertenece a una institución de orden seminal.

No quiero dudar de las buenas intenciones del presidente con las políticas de igualdad, pero cualquier aliado debe entender que para que la mujer se empodere pacíficamente (ocupe su lugar), los hombres deben desempoderarse (dejar de ocupar el espacio de más para que podamos caber tod@s). Así que coincidiendo con el 8M, y pese a la dificultad que entraña pretender modernizar una institución feudal como la monarquía, Buckingham Palace decidió que era un buen día para que la princesa de Gales, Kate Middleton, se estrenara como coronel de la guardia irlandesa y posara convenientemente uniformada con ropa de camuflaje. Mientras, en la Zarzuela le organizaron a Felipe VI una audiencia en el Palacio Real con coroneles y capitanes. En la foto de familia resultante, la que Casa Real colgó en redes, vemos a un grupo de solo hombres uniformados con el retrato pictórico de la reina Maria Cristina de fondo (detrás y calladita) y degollada por el recorte del encuadre (estoy convencida de que la comunicación de palacio la lleva un infiltrado republicano).

Para cambiar la estructura de poder, fundamental cambiar las formas y las miradas.

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