Cine

Crítica de 'El caftán azul': las costuras invisibles del amor

El segundo largometraje de la directora Maryam Touzani derrocha ternura y melancolía, y una sensualidad exquisita

Escena de 'El caftán azul'

Escena de 'El caftán azul'

Nando Salvà

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Para reflexionar sobre las complejidades de la sexualidad y la mortalidad, el segundo largometraje de la marroquí Maryam Touzani derrocha ternura y melancolía, y una sensualidad exquisita. Retrato del triángulo amoroso protagonizado por un sastre que vive su homosexualidad en secreto, su esposa y el aprendiz que llega a la tienda de vestidos tradicionales que regentan, es una película que en buena medida se expresa a través de intercambios de miradas y gestos, que avanza a ritmo hipnótico y envuelta de una atmósfera cargada, y vehiculada por una cámara incisiva que -cuando no se recrea en extraer la máxima expresividad de las escenas de trabajo artesanal- nos adentra en la interioridad de unos personajes que se someten a un permanente escrutinio mutuo.

Apoyándose sobre la cambiante perspectiva de la esposa enferma, pero atenta al conflicto que sufre su marido, Touzani expone con precisión los matices y contradicciones de una relación marital resistente a los dictados del deseo y la presión social, y que personifica una reivindicación en pos de la tolerancia y contra el oscurantismo. Puntualmente, Touzani deja que los personajes digan más de lo necesario -aunque proceder de un país islámico le otorga argumentos para no andarse con sutilezas-, pero esquiva con decisión el discursismo y evita que, en los momentos más dramáticamente intensos, la emotividad de se desborde. Y el uso que acaba encontrando para la prenda del título es cautivador.